El trompetista Juan de Diego es una figura imprescindible en el jazz contemporáneo español. Creador incansable, ejerce como compositor (también para cine y danza) y como intérprete en varias formaciones: a trío como Juan de Diego Trío o Freaky Trío, De Diego Brothers (con su hermano Víctor de Diego) o este Grebalariak, cuarteto con el que ya publicó un discazo en 2021. Siguiendo la misma línea, escuchamos diez composiciones originales de Juan de Diego. La única diferencia en esta formación es la presencia de Toni Saigi al piano (sustituyendo a Toni Vaquer). Le acompañan también Pere Loewe, contrabajo; y Ramón Prats, batería. Cuatro musicazos que ejercen de creadores con serenidad e inspiración.
El álbum, grabado en octubre de 2024, comienza con una intro de trompeta sin acompañamiento anunciando ya un disco cargado de nostalgia, sensación que hace justicia a la melancólica fotografía de portada. Fiel a su estilo, las composiciones de Juan de Diego se mueven en tiempos lentos y medios, no exentos de grooves sugestivos y que enganchan, pero huyendo de lo trillado, buscando siempre nuevos caminos a la expresividad, mucho drama ("Azken Uda"), ritmos que permiten la emoción en los solos sin recurrir a fuegos artificiales. En su estilo también, Juan de Diego nos va regalando notas impresionistas, a veces tacañas ("Bagoaz") pero efectivas, en la trompeta y el fliscorno, reafirmando esa voz tan personal que lo caracteriza, llena de color y belleza, y con cierta intención bebop.
Los solos de Saigi, moderno y siempre trasgresor, van del impresionismo al swing sin cortarse (muy inteligente en "Marinela, hipnótico en "Ali Kinsasan"), jugando con las progresiones de acordes, buscando siempre esa ruptura, ese factor inesperado que le hemos escuchado en sus discos como líder (recordemos qué buenas sensaciones nos dio La Prinsire de la Salen 2018). Es el acompañante perfecto para Juan de Diego. Ambos, como solistas, saben jugar muy bien con el espacio, sacando todo el partido a una base rítmica que se adapta a la perfección a las necesidades de la partitura y de los solistas.
Un disco recomendable que consagra un poco más la larga sombra de Juan de Diego, un músico siempre inquieto, con una voz distinguible pero siempre inesperado.
En el vasto universo del jazz hay músicos cuyos nombres nunca se escuchan. Son músicos que aparecen en grabaciones como sidemen, músicos que escuchamos en algún club de jazz por casualidad o que no han tenido, por cosas de la mercadotecnia o de las discográficas, la repercusión necesaria. Nombres como David Lenker o Vicente Solsona quizás no estén en boca de todos los aficionados, pero corresponden a dos músicos con una experiencia tan dilatada que cuesta pensar que no hayamos coincidido. Por desgracia, el álbum a dúo (piano / guitarra) que escuchamos hoy llega después de que Lenker falleciera, desgracia que retrasó el lanzamiento del disco. Lo escuchamos, por tanto, como un homenaje póstumo.
Porque A Few Remarks es, a su vez, un homenaje múltiple, un tributo a los compositores que influenciaron a estos músicos de jazz que, como muchos, han pasado también por escenarios acompañando a cantantes de otros géneros. Bill Evans, Lennon & McCartney, Monk, Antonio Carlos Jobim... son algunos de los compositores versionados en esta formación (que siempre considero tan exigente y valiente) como es el dúo de jazz.
David Lenker fue un pianista y compositor de Pensilvania que vivía en España desde 1987. Acompañante de músicos de la talla de Jorge Pardo, Perico Sambeat, Carles Benavent, Bob Sands o Antonio Mesa) llegó a grabar un disco como líder en 2001 y compuso bandas sonoras para el director francés Vincent Biarnés. Tiene un gutsto muy elegante por las notas de blues, y esto se nota de manera conmovedora es su composición "Blue Ballad", que aparece en este disco, con una forma peculiar de integrar el blues en un dúo con guitarra. Vicente Solsona, por su parte, nació en Segorbe (Catellón) y se licenció en composición en el conservatorio de Málaga. Habitual también como sideman (Ximo Tébar, Perico Sambeat, Jose Carra...) ha compuesto y grabado música experimental y para ballet. Como guitarrista, nos encanta, especialmente, la forma en que lleva adelante la melodía en "Pools", improvisando durante todo el tema con muchas referencias.
No, ni Lenker ni Solsona hacen un jazz arriesgado ni moderno. Sus voces se mueven en un marco de contención lleno, sin embargo, de sensibilidad y expresividad, con notas cambiantes que, por momentos, emocionan. Esa forma de atacar el piano en "Remembering The Rain", tan distinta a la de Bill Evans, muestra una voz personal con su propio sentido del ritmo y la emoción. Lo mismo podríamos decir de la guitarra de Solsona, que envuelve de notas todo lo que versiona, improvisando y enfatizando los originales (especialmente notable en "Nodoby Knows" de Michel Legrand). Las siempre insólitas figuras musicales monkianas están presentes en su versión de "Think of One" mezcladas hábilmente con improvisaciones personales. "Aguas de marzo", por su parte, se mueve entre la bossa y el swing con tanta naturalidad que justifica aquel hermanamiento entre el jazz y la bossa que surgió hace 50 años y que despistó a puristas y sedujo a los aficionados.
A Few Remarks es un disco recomendable para amantes del jazz sin sobresaltos que busquen expresividad sin exceso de artificios.
Sugar in my Bowl. A Tribute to Bessie Smith (2025)
Desde el primer compás se percibe que tanto las manos de Paul San Martin como la voz de Itziar Yagûe hablan el lenguaje del blues, con su melancolía, sus lamentos armónicos, tensión y ruptura... y esto viene de una química particular: la mezcla genética del amor al blues y la experiencia alimentada compartiendo escenario. Además, este álbum ha sido grabado a piano y voz, lo que resalta la emoción primitiva de estos temas.
Sugar in my Bowl es un tributo a una de las primeras damas del blues, Bessie Smith, quien tuvo una potente e influyente carrera que se truncó con su muerte a los 43 años. Entretanto, grabó 160 canciones, desbancó a Ma Rainey como Emperatriz del Blues y creó una leyenda que influyó a generaciones posteriores, desde Billie Holiday hasta Janis Joplin. Itziar y Paul, devotos de la Emperatriz, han grabado 8 temas de Bessie Smith en un homenaje peculiar, desnudo, donde destacan los solos de un piano que acompaña en cada compás y el dolor latente, desgarrado pero nunca fuera de tono, de la voz siempre joven de Itziar.
Paul San Martin tiene un gusto especial por lo clásico, como pudimos escuchar en su A French Session de 2019. Su dominio de las escalas de las músicas negras (le hemos oído en estéticas que van del blues al boogie y al r'n'b. En este álbum se muestra mucho más serio, intimista a pesar del derroche de notas, consciente de que no habla solo sino acompañando y, cuando lo hace, se deja llevar (casi) emocionalmente en los solos con brillantez. Itziar Yagüe, que ya nos demostró en su anterior trabajo (Girl Like Me) que sabía jugar con las melodías, las síncopas y con el lado más lúdico del jazz, rebaja el tono para ponerse seria y hacer suyas estas letras demoledoras que caracterizan el blues y que son imagen inevitable en cualquier retrato de Bessie Smith.
Dura en "Reckless Blues" (con esos increíbles punteos en las notas altas de Paul), más cercana a Billie que a Bessie en "Tain't Nobody's Bizness If I Do", Itziar se deja llevar por la fuerza del piano en la especialmente conmovedora "Nobody Knows You When You Are Down and Out". Creo que después de escuchar un siglo de blues, resulta excitante degustar los temas con el solo acompañamiento del pianio, especialmente en la forma en que lo ataca Paul San Martin, y en una voz tan joven como la de Itziar Yagüe, lo que hace que los mensajes y las notas de blues toquen de una manera imprevista el corazón del oyente.
El concierto de presentación tendrá lugar el sábado 22 de marzo, dentro del ciclo Primavera Blues que organiza el Teatro Tribueñe en colaboración con la Sociedad de Blues de Madrid.
Pensábamos que poco más se podía decir de Javier Ortí, a quien hemos conocido como saxofonista, como compositor, como arreglista y como director de big band, pero su nuevo disco nos ofrece la oportunidad de descubrir nuevos matices en su estilo de componer y tocar. Tirando de tradición para buscar un sonido nuevo, Ortí ha fabricado un jazz heredero del bebop pero con tintes modernos, impresionistas, meditativos por momentos y rompedores al fin y al cabo. Su nuevo disco se llama Revelación.
Grabado en Tempo Estudios, en Mairena del Aljarafe, y meclado en Trafalgar Estudios, Javier Ortí se presenta bien pertrechado detrás de un combo de músicos jóvenes pero experimentados (el guitarrista Álvaro Vieito, el contrabajista Javier Delgado y el baterista Guillermo McGill) para presentar 8 temas nuevos que ha compuesto donde predomina la búsqueda sobre lo previsible. En algunos temas se suman el pianista Oscar Alvarez Rifbjerg, el trompetista Nacho Loring y la voz de Clara Campos.
Javier Ortí es un músico de Isla Cristina (Huelva) formado en los conservatorios de Huelva, Sevilla y Madrid, y en seminarios de jazz como el de Cádiz, Valencia o Alhaurín, donde recibe clases de Jerry Bergonzi, Arturo Serra, Bill McHenry… Ha colaborado con un gran número de músicos de primera fila (Trevor Coleman, C.O.M. Trio, Carlos Bermudo, Andalucía Big Band...). Como líder, ha publicado Intrology (Blue Asteroid, 2015), Enki (Rizoma, 2017), Laguna llena(Rizoma, 2019, con el guitarrista danés Mikkel Ploug). A dúo con el guitarrista portugués Miguel Martins grabó el disco Vivek (Blue Asteroid, 2016) bajo el nombre de Cuarteto Ibérico. Su voz personal, que nos trae reminiscencias híbridas de saxofonistas del hardbop y de nombres modernos del jazz europeo, muestra interesantes fraseos, largos, narrativos, irregulares (nada complacientes con la melodía, siempre buscando esa vuelta de tuerca expresiva), un saxo que tanto vuela frenético en los solos como canta las melodías.
Los temas del álbum están llenos de juego rítmicos (esa manera de retorcer la melodía en el bopper "Tú sí") y exploraciones armónicas que encajan en una estética funcional, sin atonalidades. En el disco escuchamos composiciones tan interesantes como "Una pa Kenny", donde revive las armonías y juegos rítmicos de Kenny Dorham. En otros temas, muestra lo delicado que puede sonar el saxo tenor (y todo un cuarteto), como en "Brisa del ayer" o en esos fraseos dulces y fluidos, tan cool, de "Plazoleta San Francisco" (y ese solo de guitarra lleno de swing), el solo de bajo emotivo en "La mirada"... Delicadezas llenas de matices y capas en (casi siempre) falsas baladas que redondean el disco de una manera excitante. La edición de Rizoma Recods, con portada e ilustraciones interiores a la acuarela realizadas por Carmen Cortés Ortí, convierten el disco en una obra de arte transversal.
En una tierra como España donde cada ciudad tiene un carnaval y cada carnaval su propia idiosincrasia, no podemos escapar a la ironía, la música y la locura que rodean esta fiesta. Andamos en tiempos de carnavales, la gente de Cádiz lo vive de una manera y los de Nueva Orleáns lo viven de otra. A los que nos gusta el jazz, Nueva Orleáns nos enseñó que allí caben todas las músicas, y que esta, cuando sale a la calle, explota siempre como una fiesta. De todas nuestras formaciones favoritas de NOLA, quizás la Uptown Jazz Orchestra de Delfeayo Marsalis sea la imagen más potente, inspiradora y divertida de todas. ¡Todo lo que hace suena a Mardi Gras!
"Lo que la comunidad jazzística necesita ahora mismo son bandas que puedan traer felicidad y optimismo"(Delfeayo Marsalis)
Su disco más reciente, publicado a finales de agosto, resuena ahora en los auriculares cuando se acerca el carnaval. Su título es Crescent City Jewels y en él tiene invitados de lujo como el saxofonista (y hermano mayor) Branford Marsalis, el trompetista Kermit Ruffins(de quien hace tiempo que no hablamos), el llamado “Piano Prince of New Orleans” Davell Crawford, el baterista Herlin Riley y el trombonista Maurice “Miracle Meaux” Trosclair.
Nos dejamos llevar por la dulce y pícara cadencia de la música de Nueva Orleáns y encontramos joyas (como sugiere el título) como "Ooh Poo Pah Doo" (imposible no bailar), la seductora "Basie Moods" con sus solos tremendos y esa orquesta detrás sonando a tope, "Inner Urge", el imprescindible "Basin Street Blues" (escrito por Spencer Williams en 1928, con la sombra eterna de la trompeta de Louis Armstrong, que aquí suena excitante, moderno y elegante) y momentos deliciosos como una versión del bolero "El último café", con solo de soprano de Brandford Marsalis, o "Sleepin' Bee" en la voz de la vocalista de la orquesta, Tonya Boyd-Cannon (también espectacular en el canto de iglesia "Valley of Prayers" y en la swingueante "Exactly Like You" o en la emocionante versión de "Round Midnight". Forzosamente escueto pero ¡con 16 temas!, el repertorio es un catálogo de piezas musicales de los últimos 300 años (según Marsalis) que la ciudad del Mississippi ha dado al mundo, un gozoso repaso a la diversidad musical de Nueva Orleáns. No tan desenfrenado como otros discos de Delfeayo, pero con unos arreglos y unos intérpretes impecables resulta, como siempre, muy recomendable.
Esta versión de "Valley of Prayers" es más potente en el nuevo disco:
Michael Arbenz, pianista, y Florian Arbenz, baterista, son dos hermanos gemelos claves para entender la escena del jazz suizo. En 2022 les escuchamos aquí mismo versionando a ritmo de jazz al mismísimo Beethoven en su trío Vein, y a uno de ellos, el baterísta, junto a Greg Osby en un potente proyecto cercano al free jazz. En esta Alpine Session les podemos apreciar en un formato de trío de piano rindiendo tributo a la verdadera tradición del jazz y, no solo en la estética, sino acompañado por uno de los pilares del contrabajo en las últimas décadas, Ron Carter, a quien ambos hermanos gemelos admiraban desde que, de niños, le oían tocar en los discos junto a Miles Davis.
El álbum, que sale a la venta el 21 de febrero, se grabó el año pasado, concretamente el 16 de marzo de 2024, durante una única sesión en un estudio en los Alpes Suizos.
La grabación contiene seis temas donde resuena la habilidad de Michael para crear sencillas pero bellísimas figuras musicales, y la capacidad multirrítmica de Florian, siempre rompedor, nunca estruendoso. Y... Qué podemos decir de Carter, uno de los bajistas más poderosos que se han podido escuchar en la Historia del Jazz? Su solidez como base rítmica es una garantía y sus solos ("Evolution", donde el contrabajo se convierte en motor y líder del tema) son brutales. ¡Qué joven sigue sonando a los 87 años! Destacables "It Don't Mean A Thing", elegante, sobria, y "Lullaby", una balada basada en la "Canción de cuna" ("Guten Abend, gut' Nacht") de Brahms. En "Lullaby" la sección rítmica va conteniendo el tempo mientras el piano elabora delicados fraseos que sugieren y reinventan la melodía. Una delicia. Especialmente arrolladora es la versión de "All The Things You Are", donde el trío fluye con fuerza y con la naturalidad que tendrían si llevaran tocando una década.
En resumen, un disco fascinante donde se fusionan de manera alquímica la energía inagotable del maestro Ron Carter y el pensamiento moderno y europeo de estos dos suizos nacidos en 1975. El resultado es un jazz atemporal, lleno de ideas y de un ritmo que rinde culto a la tradición y engancha. Muy recomendable.
Empírico es el jazz por definición, pero el título del nuevo disco del saxofonista alto Roberto Nieva es una declaración de intenciones. A lo largo de sus 8 composiciones originales, nos propone un viaje vital, lleno, como todo en la vida, de ensayos y errores, como declara en las notas del álbum: "Doy gracias a la vida por brindarme este camino, aprender de la experiencia, de la percepción, de la gente que me he encontrado, en el último tiempo, de los viajes y de cada instante de imaginación". Parte de esa gente son los tres musicazos que conforman el cuarteto con Nieva: Xan Campos al piano, Thiago Alves al contrabajo y Francesco Ciniglio a la batería (en uno de los temas aparece otro saxofonista alto, Román Filiu).
Foto: Luis Javier González
Con este plantel, encara composiciones originales y muy originales, con un sonido de jazz moderno lleno de influencias que pasa por momentos más virtuosos ("Reivilo" o ese final de "La ventana de la ventana"); llenos de sutileza (esa melodía parada de "Three-Dimensional", que da pie a un solo de contrabajo muy narrativo de Alves); especulativos (esos ritmos de "Two-Dimensional", que parecen no avanzar, creando una tensión constante); expresionistas, como el lacónico "El fuego diminuto de un planeta", donde la melodía avanza en el saxo con esfuerzo, como un canto de dolor, para desembocar en un solo igualmente grave de Xan Campos al piano, un músico que nos encanta y que pensamos que es uno de los mejores compañeros de viaje que podría haber elegido Nieva para este proyecto.
Roberto Nieva es un saxofonista alto y compositor que comenzó su formación en el conservatorio de Ávila para luego pasar por Musike, hacer un máster en Investigación musical en la Universidad Internacional de Valencia, e, incansable, asistir a clases magistrales de músicos como Branford Marsalis, Loren Stillman, Roman Filiu, Bob Mintzer o Immanuel Wilkins. Galardonado como solista y como compositor en distintos festivales de jazz (Castellón, Getxo, Valencia), su estilo es moderno y a la vez melódico, con fraseos complejos que apelan a la sensibilidad del oyente y ajenos al exhibicionismo que otros consideran necesario. Sus composiciones, como se aprecia en este disco, nacen sin corsés y con la avidez de expresar, de conectar con las emociones, y eso es algo que pocas veces se escucha en el jazz contemporáneo.
BILL EVANS, Bill Evans In Norway - The Kongsberg Concert(Elemental Music, 2024)
Como viene siendo habitual, el sello Elemental Music recupera y publica una nueva grabación perdida. En esta ocasión, un concierto de Bill Evans en el Festival de Kongsberg el 26 de junio de 1970. Salvando la calidad de sonido asociada a la época, podemos decir que se ha hecho una muy buena labor de conservación y restauración, y que Bill Evans suena glorioso con su segundo trío, el que más vida tuvo, aunque muchos prefieran sus discos con LaFaro y Motian. Dicen que el pianista no solía dar por adelantado el repertorio del concierto a sus músicos, y que se iba adaptando al público, a pesar de lo cual se nota aquí un gran trabajo de escucha y de interplay entre la sección rítmica y Evans, una comunicación que, por momentos, hace al oyente recordar por qué ama el jazz.
Foto del concierto, por Arthur Sand
El disco, también presentado en doble LP, contiene extensas entrevistas al pianista, al bajista Eddie Gomez y al baterista Marty Morell, así como a otros músicos como el pianista noruego Roy Hellvin, que asistió al concierto, y artículos de Aaron Parks y Craig Taborn, además de las notas de Marc Myers. Lo más interesante es una entrevista que Randi Hultin le hizo a Evans tras el concierto... a las cuatro de la mañana. En la entrevista, podemos leer a un Bill Evans sincero y sencillo. Celebra que haya un festival con figuras internacionales en un lugar tan pequeño porque, dice, "el jazz no puede existir sin alguien que trabaje por él con amor". También habla de sus preferencias por el trío de piano, admitiendo que su trío "no hace ensayos. No desde que comenzó. La cohesión sucede en el escenario o en el estudio. La música se desarrolla por sí misma en cada concierto". También habla sobre LaFaro, sobre lo difícil que le resultaba en aquella época llegar a países donde no había tocado y sobre sus influencias musicales.
La cinta en la que se grabó el concierto
De todos los temas del temas del álbum, nos gustaría resaltar la reinterpretación de "So What". Es simplemente sublime. Por supuesto, a nadie se le olvida que Bill Evans estuvo en aquella maravilla histórica que fue Kind of Blue, y que Miles le debe mucho de la genialidad del álbum, tanto en arreglos como en la discutida autoría de "Blue in Green", pero, guerras aparte, "So What" a trío de piano consigue una alquimia fabulosa al condensar las melodías del tema en las teclas y en las armonías de Evans ("Bill Evans creó su propio universo de armonía, melodía y ritmo", comenta Eliane Elias en el booklet del disco), y tanto Gomez como Morell brillan cuando el ritmo se dispara.
Un disco a tener en cuenta, no solo para devotos de Bill Evans. No es solo una cápsula del tiempo sino un concierto de esos en los que nos hubiera gustado estar.
Hemos hablado muchas veces en Jazz, ese ruido sobre la transversalidad en el arte, sobre discos o libros donde pintura o poesía se alimentaban del jazz y viceversa. Este juego de retroalimentación es el que juega The New York Second, la banda liderada por Harald Walkate, al inspirarse en la fotografía de Vivian Maierpara estructurar su nuevo disco. Walkate, pianista y compositor, afirma basar su filosofía creativa en la intención de "expresar lo inexpresable"y construye en este Room for Other People una bellísima música sin palabras para narrar las historias de estas fotografías que hablan con imágenes.
Vivian Maier, apodada "la niñera fotógrafa" o "la fotógrafa callejera" fue una niñera profesional que, entre la década de los 50 y la de los 90 del siglo XX, realizó unas 100.000 fotografías en las que capturó la crudeza y la humanidad de la posguerra en Estados Unidos, aparte de otras fotografías que realizó en Europa. Jamás mostró ni exhibió su trabajo. No tenía formación artística y, sin embargo, sus imágenes tienen una gran calidad, a la vez que resultan conmovedoras. The New York Second se ha inspirado en algunos de estos trabajos gráficos para convertirlos en música, en un jazz igualmente directo y conmovedor que aúna delicadeza y sutiles armonías.
En este quinto álbum, al septeto formado por Harald Walkate (piano), Tom Beek (saxo tenor), Mark Alban Lotz (flautas), Teus Nobel (trompeta), Vincent Veneman (trombón), Lorenzo Buffa (contrabajo) y Max Sergeant (batería) se une el vibrafonista Rob Waring, que aporta atmósferas inesperadas y de gran delicadeza.
Foto: Tom Beek
Walkate ha estado diez años trabajando en este proyecto, leyendo sobre Maier, hablando con fotógrafos, galerías, museos... y seleccionando las diez fotografías que inspiran este álbum, que comienza con "983 Third Avenue", un extenso tema que comienza sugiriendo el movimiento de la ciudad (con ese tren elevado) en un un obstinato del piano, que juega con el vibráfono a confundirse y que resulta una base fantástica para los vientos, improvisaciones a la batería y un final donde la ciudad parece fluir. "Florida 1957" es el retrato de un día cualquiera de ese año, donde un joven afroamericano sonríe como una imagen de la América optimista que acababa de firmar el Acta de los Derechos Civiles. Armonías contemplativas giran sobre sí mismas para no llegar a un solo de piano final que suena esperanzador. "The Collectors Corner" es otro retrato, el de dos niños que representan la inocencia. La melodía sencilla y el ritmo a medio tempo sugieren la sencillez de la vida a esa edad. En "The Class Photografh" el piano aborda una melodía cantabile, evocadora, que crece con ayuda de la banda. El solo de contrabajo (Buffa) subraya el mensaje. "Room for Other People" es otra melodía afortunada que el piano (y más tarde vibráfono y tormpeta) eleva a un plano emocional.
"We have to make room for other people. It's a wheel. You get on. You go to the end. And someone else has the same opportunity to go to the end. And so on. And somebody else takes their place.” (Vivian Maier)
Para "Safety Service Comfort", fotografía de una pareja feliz en un coche de caballos, Walkate ha compuesto un tema que alterna vientos en modo menor (representando la adversidad) con pasajes en modo mayor (más alegres, con las voces del piano y el vibráfono), quizás representando los vaivenes de la vida en común. "The White Dress" es la foto de la portada, la de una chica elegantemente vestida a quien no vemos el rostro. Esta incógnita suena musicalmente misteriosa, con un vibráfono que suena a cinema noir y unos vientos lejanos, sugerentes. Las líneas del piano (también su diálogo con el vibráfono) en "Location & Date Unknown" es pura nostalgia. "View of Ile de Saint-Louis" recrea la magia de este lugar de París. Vale la pena el solo del tenor, cargado de sentimiento. El ritmo lento de "Downstairs for Incoming Trains" nos devuelve acordes de películas de cine mudo donde la ciudad se agita estresada mientras el pianista del cine marca un ritmo triste. Esta paradoja podría muy bien ser el eco de una gran ciudad.
El álbum se cierra con un brevísimo reprise de "Room for Other People" que completa brillante este puzzle complejo, con armonías llenas de color, para estas fotografías en blanco y negro que parecen aún vivas con el jazz de The New York Second.
Tras dejarnos fascinados con su voz en Begin (Errabal Jazz, 2020), la cantante duranguesa Irati Bilbao ha vuelto a los estudios de grabación para regalarnos un nuevo álbum donde alcanza una madurez envidiable como vocalista y como compositora. En Bloom la acompañan Mikel Núñez al piano, Fran Serrano al contrabajo y Aitor Bravo (No-Land Trío, Iosu Izaguirre Sextet) a la batería.
Para los puristas, advertimos que Irati no solo canta jazz y no solo canta en inglés en este disco. Las canciones, con letras muy personales y sentidas, navegan sobre una base fluida y atemporal que no busca falsos efectos ni fuegos artificiales. Solo en algunos temas como su versión de "I Fall In Love Too Easily" se permite el lujo de hacer scat e incluso de jugar a llamada/respuesta con el grupo, para después regalarnos una intimista canción en castellano con letra bluesera y aire de bolero "¿Hacia dónde?" o joyas como "Places".
Desde "The Tree" (con ese solo de piano) hasta "Median Gora", pasamos por un repertorio original no solo porque es nuevo sino por el enfoque que Irati como compositora da a las canciones. Estilísticamente, el disco es impecable, bien arreglado y con un sonido brillante y elegante que asume por momentos otras influencias (la bellísima "Intimate" nos trae al oído irremediablemente a Norah Jones). Quizás derroche más recursos vocales y de improvisación en los standards (hace también una versión antológica de "Devil May Care") que en los temas escritos por ella, algo que quizá se deba al deseo de dar más profundidad y relevancia a las letras.
Irati Bilbao nació en Durango y se formó musicalmente en Musikene, lo que es toda una garantía. Antes de grabar su primer disco en 2020, ha formado parte de distintas formaciones (Swintronix, Ekuru, Reunion Big Band, Manixa Jazz Choir, Bilbao Lindy Band, The Gospel Six...). En Bloom reúne composiciones clásicas, versiones de standards, y canciones originales donde la palabra es tan importante como la música, lo que lo convierte en un disco perfecto para amantes del jazz vocal y de las voces nuevas.