Tras dejarnos fascinados con su voz en Begin (Errabal Jazz, 2020), la cantante duranguesa Irati Bilbao ha vuelto a los estudios de grabación para regalarnos un nuevo álbum donde alcanza una madurez envidiable como vocalista y como compositora. En Bloom la acompañan Mikel Núñez al piano, Fran Serrano al contrabajo y Aitor Bravo (No-Land Trío, Iosu Izaguirre Sextet) a la batería.
Para los puristas, advertimos que Irati no solo canta jazz y no solo canta en inglés en este disco. Las canciones, con letras muy personales y sentidas, navegan sobre una base fluida y atemporal que no busca falsos efectos ni fuegos artificiales. Solo en algunos temas como su versión de "I Fall In Love Too Easily" se permite el lujo de hacer scat e incluso de jugar a llamada/respuesta con el grupo, para después regalarnos una intimista canción en castellano con letra bluesera y aire de bolero "¿Hacia dónde?" o joyas como "Places".
Desde "The Tree" (con ese solo de piano) hasta "Median Gora", pasamos por un repertorio original no solo porque es nuevo sino por el enfoque que Irati como compositora da a las canciones. Estilísticamente, el disco es impecable, bien arreglado y con un sonido brillante y elegante que asume por momentos otras influencias (la bellísima "Intimate" nos trae al oído irremediablemente a Norah Jones). Quizás derroche más recursos vocales y de improvisación en los standards (hace también una versión antológica de "Devil May Care") que en los temas escritos por ella, algo que quizá se deba al deseo de dar más profundidad y relevancia a las letras.
Irati Bilbao nació en Durango y se formó musicalmente en Musikene, lo que es toda una garantía. Antes de grabar su primer disco en 2020, ha formado parte de distintas formaciones (Swintronix, Ekuru, Reunion Big Band, Manixa Jazz Choir, Bilbao Lindy Band, The Gospel Six...). En Bloom reúne composiciones clásicas, versiones de standards, y canciones originales donde la palabra es tan importante como la música, lo que lo convierte en un disco perfecto para amantes del jazz vocal y de las voces nuevas.
Los lectores de Jazz, Ese Ruido conocerán Microscopi porque nos llegan continuamente producciones nuevas, algo inusual en un sello independiente. Su catálogo cumple 10 años sin dejar de crecer y con una nómina de artistas muy jóvenes y, en su mayoría, desconocidos. Explorarlo es una oportunidad para conocer voces nuevas y saber hacia dónde camina el jazz nacional. Repasamos algunas de sus lanzamientos más recientes, propuestas musicales originales y atrevidas que renuevan la estética del jazz con fusiones inesperadas.
GONZALO DEL VAL, Lamentos mestizos (Microscopi, 2024)
Esta es quizás la novedad más original de Microscopi este otoño. Después de su disco Tornaviaje de2022, Gonzalo del Val continúa explorando nuevos territorios geográficos y musicales construyendo su propio mapa sonoro. El álbum, protagonizado por la voz de Valentina Marentes, se apoya en un cuarteto que cuenta, además de con el baterista, con Paquito Cruz (piano), BenjamínGarcía al contra-bajo y Luis Giménez en la guitarra.
Maestro del ritmo y líder como solo un buen baterista saber ser líder se trate de la formación que se trate, Gonzalo del Val es dueño de una abultada discografía (a su nombre o en colaboración) y no necesita presentación. Baterista imprescindible, omnipresente en conciertos y festivales, nómada musical en Dublín y Nueva York, profesor de varios conservatorios... En Lamentos Mestizos se interna en la selva de la música cantada con la cantante mexicana Valentina Marentes. El resultado es un repertorio sorprendentemente enlazado con el jazz moderno. Canciones de raíz mexicana y jazz. No es una simbiosis tan fuera de lo habitual (ya habíamos escuchado antes lo bien que encajan armonías mexicanas y jazz), pero el disco va más allá. Desde el primer tema, Marentes demuestra que también domina el scat mientras Del Val es capaz de llevar la canción de José Alfredo Jiménez hacia ritmos flamencos sin despeinarse. Pero es solo el principio.
Entre tanta nostalgia (romántica o directamente rota) en las letras, sobresale la madurez de la voz de Marentes y contenida visceralidad; la versatilidad de Gonzalo en su acercamiento a cada tema de manera distinta y personal, su capacidad polirrítmica para hacer que fluyan como una historia y cambien, avancen, sorprendan... y, sobre todo, que haya espacio para unos buenos solos (Cruz al piano en "Farolito" o Benjamín García en "Tu recuerdo y yo", que también cuenta con un solo de guitarra eléctrica de Luis Giménez muy apasionado). Como en cualquier disco de un baterista, sorprende siempre la capacidad para lo sutil (siempre he dicho que en las baladas brillan más los bateristas por la dificultad y porque no hay fuegos artificiales) y en la versión que hace en este disco de "Por el bulevar de los sueños rotos" Gonzalo del Val está pluscuamperfecto, y arrastra al cuarteto en las "amarguras que no son amargas" de la canción de Joaquín Sabina. Para reforzar este argumento, el disco concluye con una composición instrumental original de Del Val cargada de lírica.
Recomendable para aficionados a las canciones dolorosas y para los asiduos a las fusiones bien construidas.
En este segundo álbum, el trompetista Gregori Hollis mezcla influencias y estéticas buscando un camino. Navegando por el siempre fluido universo del jazz, nos ofrece un jazz ambiental, sugerente, aflamencado en algunos momentos, acercándose al hiphop en otros... pero siempre manteniendo una voz propia que no necesita búsquedas, porque es identificable y muy personal, especialmente en el fliscorno.
El disco, grabado en directo estudio y postproducido con material electrónico y otros recursos, cuenta con la presencia del pianista Kevin Díaz, del bajista eléctrico Ferrán Rico y del baterista Christian Delgado, y muestra una gran inquietud creativa. "Un viaje de la complejidad a la sencillez", como expresa el propio músico.
Gregori Hollis (Barcelona, 1994) toca la trompeta y el fliscorno. Nació en una familia de músicos. De formación clásica, se graduó con honores en la ESMUC en Trompeta Jazz. Publicó su primer álbum en 2020 (Landing) y posteriormente el single I Fall In Love Too Easily. Es miembro fundador del conjunto de metales Hip Horns Brass Collective, con el que ha pisado escenarios de varios festivales de jazz y música urbana. En este segundo álbum cuenta con colaboraciones muy interesantes, como la del gaditano Chano Domínguez, una de las influencias de Hollis, por lo que el trompetista compuso este tema inspirándose en el New Flamenco Sound. El resultado es una bulería pasada por el filtro del jazz que es un placer escuchar. Más aventurero es su tema "Lo que me llevo", con la voz de Manuel Masaedo en una fusión jazz/hiphop que no desentona con la línea elegante y reflexiva del álbum, que la voz etérea de Rita Payés eleva a una atmósfera oníricaen "Futur".
Un disco recomendable con un sonido personal y distinto. El concierto de presentación de Now I Know será el 16 de enero en El Molino de Barcelona.
Este Supervival es el tercer álbum del pianista catalán Josep Suquet. Con una estética camaleónica que se mueve entre el jazz moderno y la fusión, se acerca por momentos a la música clásica post romántica y modernista sin abandonar una estética jazzística excitante. Con una clásica formación de trío de piano (Ot Granados al contrabajo y Rubén Bueno a la batería), donde se percibe una complicidad que redunda en un sonido redondo y fluido, nos ofrece una serie de composiciones equilibradas y llenas de color, muy contemporáneas.
Josep Suquet se graduó en piano jazz en el Conservatorio del Liceu de Barcelona tras pasar cuatro años en Berlín fogueándose en diversos proyectos musicales y artísticos. Anteriormente publicó Impressions (2021), donde incluía temas a trío y a piano solo, y el EP End of Summer (bajo el seudónimo de Jovyn), un proyecto ideado en Berlín junto al productor británico Kelvyn Hallifax, donde exhibía composiciones propias que iban del jazz al pop y a la electrónica. También ha compuesto la música para el cortometraje Köztes Pont de Melinda Szabó-Nyulász.
El título del disco, Supervival, apela a la resiliencia frente a la adversidad, y contiene composiciones llenas de vitalidad que se mueven sobre patrones rítmicos del jazz pero que apelan a influencias inesperadas. El postromanticismo musical, como citábamos más arriba, está presente en algunos temas, incluso alguna estructura pop muy cantable en algunas composiciones ("28", por ejemplo). Especial atención a temas como "8 d'abril" o los momentos introspectivos de "The Day of the Broken Mirror" o "Impressions Intimes". Recomendable.
Escuchamos el solo de contrabajo del primer tema ("Courage"), tan cantabile, mientras el piano se convierte en parte de la sección rítmica dejando al bajo el protagonismo, y repetimos una vez más que nos gustan los bajistas que hacen "cantar" a su instrumento. Melódico y muy, muy sólido como instrumentista, Avishai Cohen es también un compositor ecléctico, capaz de mezclar influencias folk y jazz en composiciones complejas y, sin embargo, accesibles. Su nuevo disco, que hace ya el número 21 de sus grabaciones como líder, es Brighlight, once temas en su línea habitual: bellos, descriptivos y, por encima de todo, emocionales.
En su nuevo disco viene rodeado de una impresionante nómina de jóvenes músicos. Alrededor de sus compañeros de trío habitual (el pianista Guy Moskovich y la baterista Roni Kaspi), ha reunido a músicos emergentes como Eden Giat (piano), Yuval Drabkin (saxofón), Ben Tovim (guitarra), Lars Nilsson (trompeta), Hilel Salem (fliscorno), Jakob Sollerman (trombón), Ilan Salem (flautas), Jenny Nilsson (voz) y el baterista Noam David, quien, junto con Kaspi, son capaces de domar los ritmos inquietos que las composiciones de Cohen exigen. Destacable "The Ever And Ever Evolving Etude" y también "Roni's Swing", tema que Cohen ha compuesto inspirándose en la capacidad y energía de esta baterista que, con tan solo 23 años, fue nombrada Best Jazz Drummer of The Year en 2023.
Virtuoso y ecléctico, Avishai Cohen lleva muchos años convenciendo a audiencias de todo el mundo. Su estética tiene un marcado acento de fusión que es el producto de absorber muchas influencias, un trabajo intelectual y compositivo que, sin embargo, suena siempre fresco, y no podemos evitar recordar su paso por Origin, la formación de Chick Corea (también en su New Trio) cuando le oímos improvisar.
Con ritmos que desafían cualquier cosa que hayamos escuchado antes en jazz, mezcla de rock, pop, folk de Oriente Próximo... la escucha de Brighlight se convierte en un tour de force para el oyente, que va a encontrar una repertorio en el que Cohen es fiel a sí mismo, intimista a pesar del ritmo, con solos de Cohen y de los pianistas que se alejan de lo habitual, en fin, nada que un oyente de Avishai Cohen no haya captado ya en sus anteriores discos, pero con el placer de disfrutar de nuevas y excitantes composiciones originales, un repertorio que remata con una curiosidad ("Liebstraum nr3", un tema de Franz Liszt arreglado por Moskovich) y dos temas clásicos ("Summertime" y "Polka Dots And Moonbeams").
MATT WILSON, Tree Jazz: The Shape of Christmas to Come
(Palmetto Records, 2024)
Un aire de rebeldía sobrevuela el árbol de navidad. Suena a bop deconstruido, a free jazz primigenio. Suena a travesura. Pero no es el Grinch sino el trío de Matt Wilson, que vuelve a mostrar su personalidad iconoclasta para (este año) reinventar algunos clásicos navideños. Y a nosotros nos gusta. Por eso aprovechamos que están próximas estas fechas para recomendar su álbum Tree Jazz: The Shape of Christmas to Come. El título nos transporta mentalmente a aquel 1959 en que Ornette Coleman atacó los cimientos del bebop (que, por entonces, era lo más rompedor) y fundó el free. Ahora es Wilson quien arremete contra los cimientos rítmicos y tradicionales de los villancicos para traernos, con humor, su visión particular del Espíritu de la Navidad. "Up On the Rooftop" es un homenaje directo a Coleman.
Con un repertorio navideño (y no tan navideño), Wilson se divierte con sus amigos Paul Sikivie (contrabajo) y Jeff Lederer(saxos). Un trío de saxo no es, precisamente, una formación fácil. En este caso, Wilson y Sikivie disputan el liderazgo del grupo a Lederer con unas dosis de ritmo impresionantes. Incansables, montan y desmontan bases rítmicas sin pudor, traspasando géneros (brutal "Mariah Parusha", brillantemente llevado "I Heard the Bells of Christmas Day").
Foto: Chris Pizzolo
Escuchamos clásicos navideños del songbook estadounidense desmontados con pericia, pero también hay temas de Puerto Rico como "Si me dan pasteles" y una canción de Hanuka ("Little Clandles") de aire sefardí, perfecta para jugar con la sección rítmica y la expresividad de Lederer al clarinete. También divertidos experiementos donde combina pop con canciones navideñas, como "Do You Hear What I Hear?", que aquí suena increíble con el riff de bajo de "Under Pressure" y que responde a la inquietud de Wilson por ese estrés que las Navidades producen en muchas personas, ese mismo estrés del que habla la canción de Queen y David Bowie. El resultado es sorprendentemente jazzístico y original. Lo más espectacular, "Rocker", que retoma el clásico navideño "Sleigh Ride" (Leroy Anderson) con un contrafact de Gerry Mulligan (magnífico Lederer sobre una base rítmica desbocada). El disco termina con un blues escrito por Lederer e inspirado en un poema ¡de Yoko Ono! Humor a tope.
Como cada año, nos gusta llegar a la Navidad con una recomendación festivo-jazzística que aporte calor, ritmo y calidad a vuestros hogares. Este año tenemos la inmensa suerte de que nos ha llegado esta propuesta del inconmensurable Matt Wilson, autor de grabaciones únicas, que no admiten comparación, como su Hug! de 2020 o su Honey and Saltde 2017, inspirado en la poesía de Carl Sandburg. Una vez más, es Matt Wilson y es recomendable.
Ya habíamos escuchado al baterista vasco Mikel Urretagoiena a trío con otros músicos en la formación Trezz, donde ya mostraba un gusto elegante por las fusiones. Ahora, como líder, presenta en Denbora una versión actual del trío de piano con Iñigo Ruiz de Gordezuela a las teclas y Dani Pozo en el bajo eléctrico. Jazz moderno y sin reglas que, sin embargo, suena natural, orgánico.
El álbum está plagado de melodías cambiantes marcadas por el acento de Iñigo Ruiz de Gordezuela, que mezcla en el piano armonías clásicas con elementos autóctonos muy cantabile y algún giro latino, acercando el trío a un sonido europeo, algo que ya le habíamos escuchado en otros discos. Por su parte, Dani Pozo es el complemento perfecto a la percepción polirrítmica que Urretagoiena tiene de las composiciones. Un buen ejemplo es "Nere Herriko Neskatxa Maite" (versión de un tema de Benito Lertxundi), con ritmos cambiantes, un tempo inestable que da una intensidad a cada giro, momentos de introspección y un ejemplo de cómo la batería lleva la batuta en un tema, además de mostrar hasta dónde puede llegar cada miembro del trío.
Dani Pozo, Mikel Urretagoiena e Íñigo Ruiz de Gordejuela
Pero el punto culminante del álbum es "Denbora", que da título al álbum, un temazo que comienza con pequeños pasos y que va creciendo a intervalos hasta que Urretagoiena da rienda suelta al ritmo con un derroche de recursos. Algo parecido ocurre con "Euri Danza", donde la batería carga de tensión una melodía que permite a Iñigo un solo fugaz y vertiginoso. También habría que destacar cada momento de introspección y/o de calma que hay en el álbum, algo que a los bateristas-compositores les resulta a menudo más extraño. Sin embargo, Urretagoiena, autor de todas las composiciones, encuentra con pericia el acento preciso en la percusión para narrar, con la misma solvencia, lo lírico.
La noticia de un nuevo álbum de Al Jarreau es tan sorprendente como lo es inesperada, y no es que no estemos acostumbrados a que productores o casas discográficas dediquen su tiempo a desempolvar grabaciones inéditas para placer de los aficionados sino porque no parecía haber interés en el mercado por este cantante tan único en los últimos tiempos, de modo que es todo un acontecimiento. Recordemos que su último álbum fue lanzado en 2014, tres años antes de su muerte. Este mes, gracias al sello aleman ACT, se ha recuperado una grabación de Jarreau con la NDR Bigband.
Los temas de la grabación pertenecen a dos conciertos (uno en la sala Paradiso de Amsterdam y otro en la Opera Garnier de Montecarlo) durante una gira europea de Al Jarreau con la NDR Bigband entre octubre y diciembre de 2016. La vinculación de Jarreau con Alemania es antigua, ya que fue allí donde consiguió sus primeros reconocimientos (un premio Echo en 1975, y otro al año siguiente). Es por eso que Jörg Achim Keller, director de la NDR Bigband, le sugirió una colaboración en la que homenajearían a Duke Ellington. La respuesta fue positiva y Keller elaboró una lista de unos 100 posibles temas ellingtonianos que versionar.
Foto: Dietmar Vogel
Y lo que nos ha quedado de aquella gira es una colección de 11 temazos en directo que incluyen imprescindibles como "Satin Doll", "Sophisticated Lady"... con un Jarreau pletórico, en la cima de su expresividad, a pesar de no estar en su mejor momento físico, volando sobre la potente base armónica de esta orquesta alemana ¡y conun repertorio del Duque!. Hace poco volvíamos a hablar de homenajes a Duke con el disco de Brian Landrus, y es que en el jazz todas las versiones son bienvenidas. Y más las de Ellington.
El disco comienza con una swingueante versión de "Drop Me Off In Harlem" donde ya se puede apreciar la comodidad con que Jarreau hace suyo el tema, su swing, su simpatía en directo... y ese final tan suyo con scat incluido. Conmovedor en "I Got it Bad (and that Ain't Good)" y brutal en "I Ain't Got Nothing but the Blues" con toda esa orquesta respaldándole. Inconmensurable en "Take The 'A' Train", con ese piano (Hans Vroomans) acompañándole (y esos vientos, más el solo de Tini Thomsen al saxo barítono). Las baladas también se prestan a sus juegos vocales, como la inmortal "Lush Life" o "Sophisticated Lady", una balada que me devuelve un momento de hace 40 años cuando cayó en mis manos, por insistencia de un amigo, su disco en directo In London, donde descubrí a Jarreau, y es ahora con otro disco en vivo donde puede despedirse de nosotros de una manera gloriosa.
Y es que glorioso es el adjetivo para esta grabación que aúna la experiencia y la sabiduría vocal de un cantante con más de 50 años de carrera donde ha pasado por el jazz, el pop, el r&b... demostrando que podía hacer con su voz lo que quisiera.
El disco está disponible en el sello alemán ACT, pero nosotros hemos rescatado estos vídeos de los ensayos de aquella gira de 2016. Que ustedes los disfruten.
Hoy escuchamos el nuevo proyecto del compositor y saxofonista ganador del Grammy Miguel Zenón. Innovador constante, revisionista incansable del jazz latino, nos sorprende en este álbum con una suite donde hace un homenaje al Área de la Bahía (de San Francisco, naturalmente), proyecto encargado por la SFJAZZ (Zenón lleva 15 años colaborando con el SFJAZZ Collective) y la Fundación Hewlett, suponemos que no pudo resistirse a un proyecto que requería una cuidada investigación: el repertorio hace un repaso poliédrico a la historia de San Francisco, desde la era precolonial hasta la actualidad, para lo cual se documentó a través de más de 50 entrevistas.
Desde la intro elegíaca de "Sacred Land", con su solo, hasta el tema que cierra el álbum ("Golden"), que comienza muy mingusiano y deriva en una explosión de ritmos portorriqueños inspirados en estéticas como las de Rubén Blades o Willie Colon, Zenón construye melodías alrededor de hechos como la Fiebre del Oro, la prohibición de inmigración de ciudadanos chinos o los distritos culturales, siempre con su propia filosofía, desafiando cánones armónicos y estéticos.
Foto: Herminio
Con un grupo bien ensamblado donde tiene un gran protagonismo el guitarrista Miles Okazaki, Zenón incluye al pianista Matt Mitchell y al baterista Dan Weiss, habituales de su trío, además de al bajista Chris Tordini, que a veces amplía ese trío a cuarteto. El paso adelante es el percusionista de Puerto Rico Daniel Díaz, que aporta un toque exótico y callejero al combo. Junto a ellos Zenón crea esos ambientes musicales inspirados en la plena portorriqueña sobre los que puede improvisar sin cortapisas, con un sonido envolvente, seductor y rico en texturas gracias a la adición de más instrumentos de viento de lo esperado (Diego Urcola, trompeta y trombón de válvulas; Alan Ferber, trombón; Jacob Garchik, tuba y trombón).
El álbum, en conjunto, resulta épico, no solo por la intención histórica y el sonido, caleidoscópico, abrumador, sino porque Zenón, como instrumentista, está aquí deslumbrante.
La presentación oficial del álbum será el próximo 14 de noviembre en el Miller Theatre de la Universidad de Columbia, Nueva York.
Buscando siempre nuevos sonidos y nuevas voces en el jazz actual, nos hemos encontrado con Piet Verbist, un contrabajista belga que hace jazz flamenco. Dicho así suena paradójico o incluso fuera de lugar, pero la explicación es más simple: Verbist ha pasado varios años en Andalucía investigando las raíces y las formas del flamenco con una beca del Real Conservatorio de Amberes. El resultado es este proyecto llamado Flamenco Jazz Summit, una ensemble con músicos españoles y belgas donde fusiona ritmos jazzísticos, con escalas y formas tradicionales flamencas (soleá, bulería, tanguillo, seguiriya...), fruto de un profundo trabajo de investigación.
En la intro a contrabjo solo, se percibe que Verbist tiene el don de la sutileza en las cuerdas, además de escucharse que ha captado la esencia rítmica del flamenco, heredada de ocho siglos de ocupación árabe, al igual que las armonías y los cuartos de tono tan característicos, como se puede apreciar en muchos de los temas (Carmelo Muriel lo ejecuta a la perfección con la flauta flamenca, por ejemplo).
Desde el blues flamenco inicial hasta la coda nos encontramos con explosivos momentos de ritmos flamencos que se alternan con sutiles solos de contrabajo ("Nuevo Alterado", donde Verbist se hace cargo de la melodía a las cuatro cuerdas, lo cual no es fácil). El saxo es otro de los protagonistas del disco (además de la flauta flamenca). El belga Tom Van Dyck pone el toque melódico del jazz (con un espléndido solo muy dexteriano en "El Mar Empieza Aquí") o adoptando los giros característicos del lenguaje flamenco ("La filosofía del jamón", tema que contiene, además, un momentazo de contrabajo con un groove hipnótico). De los patrones rítmicos flamencos se encarga una sección formada por Milan Verbist al piano, Carlos Cortés a la percusión y Juan Sainz en la batería, además del propio Piet Verbist al contrabajo.
En todo el álbum se puede apreciar el efecto seductor que la música flamenca ha provocado en Verbist, pero también la cultura, como se aprecia en la poesía de sus títulos y también en el humor que caracteriza la idiosincracia andaluza (y que nosotros hemos tomado prestado para el título de este artículo). Un disco muy recomendable, en definitiva, y que expande la raíz flamenca, hermanada hace décadas con jazz.
El disco está disponible en la web de Origin Records. Además, tenemos la suerte de que este proyecto fue grabado en concierto.
Este debe ser un artículo necesariamente mínimo (y breve) sobre una obra muy breve, una suite para piano en cuatro movimientos que dura solo 7 minutos. Dicho así, podría parecer un capricho, la obra de un artista perezoso o incluso un chiste, pero no lo es. En esos 7 minutos hay tanto sentimiento, tanta luz, tantas referencias al impresionismo de Satie o las teorías de Mompou que se agradece la brevedad para poder escucharla una y otra vez, una y otra vez...
El artista "perezoso" es nada más y nada menos que Javier Bruna (Tudela, 1975), a quien todos conocemos como saxofonista (también flautista) y como compositor prolífico que ha transitado por terrenos tan movedizos como la fusión de folkore con jazz en su proyecto Bruna Sonora (Tarareando fue su debut como líder en 2018), la samba (Sambay), el jazz moderno (Jazz in Trio) o increíbles rapsodias llenas de influencia como su reciente Ritual de 2022, donde ponía sobre la mesa herencias musicales que iban de Manuel de Falla al swing, pasando por Cuba, la bossa nova, Gershwin...
En esta obra Suite mínima con un solo músico, la pianista Bea Montero, que asume con precisión y una conmovedora sutileza las ideas de la partitura, delicados acordes cambiantes, notas sueltas, impresionistas, que no eluden una búsqueda de la belleza y que nos llevan en algún compás a Debussy.
Puede que no sea jazz ni vanguardia, pero su belleza y valentía deja todo dicho... en 7 minutos.
FILIPPO DALL'ASTA, The Hot Club of Tenerife (2024)
El título es un guiño a los nostálogicos que añoramos a Django Reinhardt y su Quintette du Hot Club de France. Solo por eso merece una escucha. Pero el guitarrista italiano Filippo Dall'Asta va más allá porque da una nueva dimensión al Gypsy Jazz fusionando otras culturas musicales (rock, pop, folk...) para que suenen con la estética del swing gitano. Estas atrevidas fusiones y un potente sonido hacen que este disco no deje indiferente al oyente.
Filippo Dall'Asta es un músico italiano nacido en Parma, donde comenzó a tocar la guitarra a los 5 años, para después estudiar en Alemania, Francia, Holanda y la India, de donde se trajo ideas para su primer álbum, Mediterasian, donde hacía Gypsy jazz con influencias de música hindú. En 2022 toma la decisión de trasladarse a Tenerife, lo que explica el carácter aventurero del álbum y su título. Grabado en los Estudios Manzana, de San Cristobal de La Laguna, el lanzamiento de The Hot Club of Tenerife no hace sino recordarnos que Las Islas Canarias vuelven a ser foco de inspiración para el gypsy jazz, como ya escuchábamos hace unos meses en el disco de Marion & Sobo Band inspirado en la isla de la Gomera. Naturaleza, aire cálido y mar; inspiraciones para un estilo tan salvaje y placentero como el de Dall'Asta.
El guitarrista está rodeado en este disco por una potente banda formada porKepa Martíneztocando el clarinete, Yeray Herrera a la guitarra rítmica, Agustín Buenafuente al contrabajo yFernando Angulo en la batería. A ellos se suma un cuarteto de cuerdas en uno de los temas. La sincera interpretación de la guitarra de Dall’Asta y la fluidez melódica y festiva del clarinete ("After You've Gone"), nostálgica en temas más lentos ("Not Yet, Sofia!"), mantienen el foco en todo momento. Los punteos de Dall'Asta tienen esa síncopa del buen swing y juego con los cambios de armonía de una manera sutil y juguetona.
En cuanto al repertorio, encontramos sorpresas y más sorpresas. El toque pop de "Lonely" (una versión del "Mr. Lonely" de Bobby Vinton cantada en español con un aire naif y pegadizo) es el vehículo perfecto para un solo breve pero bellísimo de guitarra. Más canalla es la versión de "Cherokee", donde trae el bebop a su propio terreno con virtuosismo y un ritmo endiablado. El clásico "The Man I Love" de Gershwin suena aquí a un tempo más rápido que el habitual y eso le confiere un aire aun más melancólico. El enfoque de la melodía en los dedos de Dall'Asta y el solo de contrabajo aumentan esta sensación. A un ritmo alto suena también "Softly As In A Morning Sunrise", lleno de buenos momentos individuales y con un guiño a Nirvana en la coda...
Pero también hay cinco temas originales escritos por Dall'Asta en los que da rienda suelta a su virtuosismo con ritmos acelerados ("Mona Lee") y a su expresividad en melodías inspiradas o en baladas que son como nanas, como esa dulce "Nico's Dream", que comienza con la vieja melodía francesa atribuida a Mozart "Twinkle Twinkle" (la que en España llamamos "Campanitas del lugar").
Filippo Dall'Asta presenta en este álbum un sonido homogéneo dentro de un repertorio variado y entretenido, lleno de sorpresas y momentos musicalmente originales, una saludable perspectiva contemporánea para disfrutar de este estilo que ya es centenario, el Gypsy jazz. Muy recomendable.