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BOWIE Y EL JAZZ

David Bowie, Blackstar (Columbia, 2016)

Nunca pensamos que hablaríamos de Bowie en Jazz, ese ruido y, sin embargo, llevábamos meses esperando su insólito y (para él) tan ansiado proyecto de acercamiento al jazz. Amparado por su habitual e incombustible capacidad para componer y sorprender y acompañado por los músicos del cuarteto de Donny MacCaslin, Bowie ha grabado el que es su vigésimoqunto álbum. El destino ha querido que el disco llegue pocos días antes de su muerte, convirtiendo este Blackstar en un último sueño cumplido.

Dicen los fans que una vez, cuando tenía 14 años, Bowie manifestó que no sabía si de mayor quería ser una estrella del rock o John Coltrane. Debía correr 1961, el año que Coltrane grabó (por ejemplo) Impressions para Impulse! También se cuenta que Gerry Mulligan fue la causa de que Bowie se comprara un saxofón. Sin embargo, para los que no estábamos al tanto del proyecto, esta filia suya hacia el jazz fue una sorpresa cuando vimos el vídeo que, como adelanto, lanzó en noviembre, con imágenes de ambiente futurista y mensaje surrealista, pero lo que más nos gustó fue que el camaleónico Thin White Duke (ahora Black) ofrecía un rock con influencias jazzísticas.

Donny McCaslin
Los músicos que se pueden escuchar en Blackstar son el cuarteto del saxofonista Donny McCaslin (nominado en 2012 al Grammy de Best Instrumental Jazz Solo por el tema "Stadium Jazz."), esto es: Jason Lindner (teclados), Tim Lefebvre (bajo eléctrico) y Mark Giuliana (batería), a los que se suma el guitarrista Ben Monder. Avant jazz (para los amantes de las etiquetas) que camina de la mano del rock progresivo, que apunta más al rock-jazz que al jazz-rock, que comienza sonando a drum & bass y termina dejándonos en el subconsciente sonidos sinfónicos de la mejor época del cantante. Destaca sobre todo la sección rítmica (Lefebvre y Giuliana) por encima de lo que se podría esperar de los solistas de saxo o piano. Un crítico ha dicho que el disco "tiene forma de jazz e intensidad de rock". Sentimos disentir porque más bien se escuchan formas de rock con la intensidad que unos músicos de jazz modernos pueden aportarle. Los adictos a Bowie posiblemente no notarán un cambio significativo en su sonido, siempre cambiante.

Sobre el jazz, el productor (Tony Visconti) afirmó en una entrevista que tanto él como Bowie sentían una vieja fascinación por Stan Kenton y Gil Evans y sus respectivas maneras de dirigir la orquesta de jazz. Afirma que hablaban de jazz desde que se conocieron en los 60 y añade: "Siempre vimos el pop y el rock como algo que éramos capaces de hacer, pero siempre tuvimos a los dioses del jazz en un pedestal por encima de nosotros". A pesar de esto, sólo les conocemos un encuentro en la tercera fase con el jazz: cuando en 2014 produjo "Sue (Or in a Season of Crime)", que ahora aparece (re-grabado) en Blackstar pero que en 2014 sólo era un single adelanto de la recopilación de 3 CD's Nothing Has Changed. En este single, arropaba a Bowie la orquesta de Maria Schneider con Donny McCaslin como solista. Un año después, enfrascada en su nuevo álbum, Maria Schneider rehusó la invitación pero recomendó a Bowie el cuarteto de Caslin para poner el jazz en Blackstar.

Bowie con Maria Schneider
Es apreciable la diferencia de miras cuando es el jazz el que se acerca al rock y viceversa. Lo que Bowie ofrece en Blackstar, a pesar de nuestras expectativas, es rock tocado por músicos de jazz-rock. Son canciones con estructura de canciones de rock. Por fortuna, los músicos son interesantes y añaden un punto de improvisación, un algo de virtuosismo y un sabor a intelectualidad musical que es difícil encontrar en el rock (pero que forma parte de la misma idiosincrasia de Bowie). En el fondo, Bowie siempre tuvo ese don impredecible que hace del jazz lo que es. Bienvenida, Estrella Negra. Hasta siempre, Bowie.

La canción que queda como recuerdo:

Something happened on the day he died
Spirit rose a metre and stepped aside
Somebody else took his place, and bravely cried
I’m a blackstar, I’m a blackstar



Y aquí la colaboración con Maria Schneider y su orquesta en una versión anterior y no incluida en el disco:



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* Web de Donny McCaslin: www.donnymccaslin.com


ENCUENTROS FUGACES Y EXTRAÑAS RELACIONES

ACORDES Y DESACUERDOS (XV)

Viendo el documental terminal sobre Anita O'Day, algunas anécdotas nos recordaron la fragilidad de las líneas que mueven el destino, en este caso la evolución del jazz y de sus figuras, del mismo modo que los científicos coinciden en afirmar que la evolución de la especie humana (especialmente en lo que se refiere al desarrollo de la inteligencia) ha sido una sucesión de casualidades y accidentes. A veces, espasmos y otras choques, encuentros, encontronazos... Pero, ¿no consiste en eso la vida, la inspiración y, en muchos casos, la Historia?


I.
Después de un año con la orquesta de Stan Kenton, donde Anita O'Day mantenía que no hacían swing sino que los demás músicos se limitaban a sostener las notas para que ella improvisara, frustrada, la cantante decidió marcharse. Kenton le dijo: "No me dejes sin cantante" y Anita buscó en el local de enfrente. Era un chino. Una orquesta comía antes de la actuación. Con ellos había una chica que debía ser la cantante. Anita le preguntó aparte: "¿Cómo te llamas?" La chica se llamaba Shirley Luster. Anita insistió: "¿Quieres ser rica y famosa? Entonces cruza la calle." La chica se cambió el nombre por el de June Christy y, en la palabras de Anita O'Day, el resto es historia.

II.
Chet Baker, en su contundente autobiografía Como si tuviera alas, de la que ya hablamos en algún momento, cuenta así como comenzó a trabajar con Gerry Mulligan: "Como casi todos los músicos interesados por el jazz, había oído Birth of the Cool cuando salió en el 48, con los arreglos de Gerry Mulligan y las composiciones de Mulligan, John Carisi y Gil Evans, un disco cargado de talentos como LeeKonitz, J.J. Johnson y Max Roach. Todavía hoy en día, casi treinta años después, suelo escucharlo con frecuencia. Cuando me enteré de que Gerry se había largado de Nueva York a Los Angeles y de que le interesaba formar un grupo, sentí curiosidad por ese tío. Quince días después me llamaron para un ensayo con Mulligan [...] El grupo funcionó como un reloj desde el principio gracias a la dirección de Gerry y, dos semanas después, comenzamos una tanda de conciertos de once meses [...] Más o menos en esta época me trincó la pasma por primera vez." Mulligan, a la postre, sería el compañero de adicción con el más veces "trincó" a Chet la policía.

III.
En 1985 Miles Davis grabó su último álbum para Columbia tras 30 años de relación: You're Under Arrest. El tema que da título al álbum es una sucesión de ritmos violentos que quieren representar la contundencia policial contra los negros. Basado en experiencias personales, Miles quería a un policía gritando en francés en su tema. Como Daryl Jones había grabado con Sting en el álbum The Dream of the Blue Turtles y Sting era europeo (?), Miles pidió al bajista que lo invitara a una sesión. Sting fue a Nueva York, entró en el estudio y... lo cuenta así: Miles lo mira. 
-Sting, ¿eh?
-Pues sí.
-Sting, qué pedazo cabezón tienes, joder.
-Exactamente, ¿qué quieres decir, Miles?
-Tío, te he visto en una peli, coño, y tu cabezón llenaba toda la pantalla.
Exactamente, nunca supo a qué película se refería. El trompetista le dio un papel con los derechos que se leen a los detenidos y le pidió que lo tradujera. Sting no se atrevió a decirle que apenas hablaba francés, llamó a su mujer a Londres y volvió al estudio con una especie de traducción. Como todo el mundo sabe, apenas se oye bien su voz en el tema. Miles hizo una señal, Sting gritó aquellos derechos en francés y Miles respondió, señalándose la entrepierna: "¿Ah, sí? ¡Pues toma tais-toi, hijo de puta!" Minutos después, Sting estaba en la calle, cuenta, "con la sensación de que acababan de atracarme, pero estaba exultante y orgullosísimo. Salía en un disco de Miles Davis." Para Miles fue una experiencia aún más traumática, ya que Sting podía ofrecerle un mejor salario a Jones, que abandonó el jazz para convertirse definitivamente en miembro fijo de la banda de Sting.

IV.
Más eufórico por encontrarse con una deidad musical, Leonard Feather en The Jazz Years: "Si estuviera bajo juramento y obligado a nombrar los tiempos más edificantes de mi carrera, vendrían inmediatamente a mi cabeza los diversos periodos, comenzando en 1942, que trabajé con Duke Ellington", confiesa. "Como le confesé a Duke muchos años después, fue como si me hubieran enviado al Cielo y me hubieran nombrado automáticamente secretario de Dios".

V.
Aunque no se trate de un encuentro sino de una reflexión, dejamos aquí este fragmento de Miles Davis for Beginners, el extraño ensayo-comic de Daryl Long: "Admitimos, quizás a regañadientes, que Miles Davis no era Dios. Y, a juzgar por algunas de sus decisiones vitales, parece improbable que ganara un lugar en el País de los Dioses. Pero (Miles lo pensó a pesar de sus faltas) los que están en el Cielo, juzgando sus méritos para un lugar junto a Dios, pudieron llegar a una sola conclusión, y se vieron obligados a decir: "Bien, fue el único capaz de tocar así; mejor dejémosle entrar."


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* No he conseguido localizar al autor de la fotografía de June Christy ni al de la de Duke con Billie y Leonard Feather.

** Para los que no lo leyeron, el post sobre el documental de Anita O'Day está aquí: 
http://jazzeseruido.blogspot.com.es/2011/12/anita-oday.html

*** La entrada sobre Como si tuviera alas la publicamos hace unos años:
http://jazzeseruido.blogspot.com.es/2007/10/como-si-tuviera-alas.html

 

ANITA O`DAY

Vida de una (indestructible) cantante de jazz

El documental, dirigido por Robbie Cavolina y Ian McCrudden, comienza con esta frase: "Sus experiencias personales incluyen la violación, el aborto, la cárcel, la adicción a la heroína...", a lo que la protagonista responde: "Así es como fueron las cosas." Poco alentador pero (desgraciadamente) típico en una figura del jazz de los 30, 40, 50... ¿Para qué concretar? Anita O`Day, como muchos otros genios, poseía un don y una maldición. La maldición, la mayor parte de las veces, consiste en relacionarse con las personas inadecuadas. El don, más interesante, es su capacidad para improvisar (se decía que le gustaba incluir cualquier ruido del club en sus canciones) y su forma particular de cantar, provocada por una amigdalectomía en la que le extirparon la campanilla por error, lo que, en sus propias palabras, la obligaba a cantar en corcheas y a sacudir la cabeza cuando quería producir un vibrato. Con don o con obstáculos, lo cierto es que Anita O'Day vivió y cantó hasta los 86 años y que, puestos a escoger, sería la nuestra única cantante blanca en el podio de las grandes cantantes de jazz.

Ser una cantante blanca en una orquesta de los años 40 no era fácil ni en Nueva York ni en los clubs de la América profunda. El documental revisa una impresionante versión de "Let Me Off Uptown" en la que Anita canta con Roy Eldridge, por entonces trompetista de la orquesta de Krupa. Aparte del valor musical, está el anecdótico. Ambos (Roy más) se jugaban la vida, literalmente, al cantar juntos ante un público que tardaría décadas aún en aceptar la integración. Pero ambos eran estrellas en ascenso y al público les encantaba. Este video es la prueba, hay un corte (probablemente censura) en el minuto 0:53 que salta el diálogo entre la cantante blanca y el trompetista negro, cuya transcripción pueden leer en este enlace.


Cuenta también Anita en el documental que, después de haber pasado por la orquesta de Gene Krupa, la de Stan Kenton parecía un mundo aparte. Cuando había un descanso, los músicos de Kenton, en lugar de desaparecer para beber o drogarse, descansaban o comían, ¡incluso leían libros!, añade. Le quedarían muchas cosas por ver. Su ingreso en la cárcel por consumir drogas, al contrario de llevarla al fondo, le permitió, en sus palabras, conocer otro tipo de gente y tener otro punto de vista sobre la vida.

Pero la vida de Anita O'Day está por encima de las circunstancias y de las décadas, ya que abarca desde los años 40 hasta su última grabación con 86 años, Indestructible (Kayo Stereophonics, 2006). No, la vida de Anita O'Day está caracterizada por la misma improvisación con que interpretaba sus temas. Con improvisación y un absoluto dominio de la voz, es considerada por muchos músicos como uno más de ellos, una auténtica instrumentista. En el documental aparece interpretando un tema llamado "Four Brothers" que originalmente fue escrito para cuatro saxofones. Anita interpreta la melodía sustituyendo a uno de ellos y los otros tres se encargan de las armonías. Es, naturalmente, un tema sin letra, en el que ella hace scat llevando la nota por caminos que sólo un instrumentos podría recorrer.

En palabras de Leonard Feather, "hay cuatro elementos que definen una gran interpretación de vocal en el jazz. El primero es la calidad tonal (el tono y el sonido de la voz), otro es el fraseo (el grado que posee o no de sentimiento de jazz), el tercero sería la elección de los músicos y el último es la elección del material."  Ella tenía, además de estos elementos, otra faceta, la más amada de Anita, su capacidad para dar vida a las letras de sus canciones, de manera que uno parece escucharlas por primera vez y, por primera vez, gritar "Ah, es de esto de lo que va la canción". Johnny Mandel aparece en el video para decir que "no se trata de las notas, no se trata de los efectos, se trata de meterse en la canción y darle vida" y ella lo consigue. Bill Holman añade que en cierta ocasión Anita O'Day, el prodigio rítmico, la cantante-instrumentista, la gran improvisadora, se definió a sí misma de esta manera: "No soy una cantante, soy una estilista de canciones".

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* Más info sobre el documental: www.imdb.com/title/tt0843838

THE BLUES ROAR

Pecados y resurreción del auténtico Jazz Maynard

Buscando cómics por la red (cada uno tiene su hobby y no todos son sanos...) encontré por casualidad la portada de Jazz Maynard de Roger y Raule. Por un juego de la mente, se me vino al recuerdo el trompetista Maynard Ferguson, a quien hace mucho que no escuchaba. Ignoro, porque no he leído lo suficiente, si el título del cómic está inspirado en este músico, cosa más que probable porque también toca la trompeta, pero el caso es que me olvidé del tebeo y me puse a buscar, y descubrí que sólo tengo en mi discoteca un disco: The blues roar, grabado en 1964 y reeditado por Mainstream en 1991, que es la edición que yo tengo.

Maynard Ferguson es un trompetista de esos que nunca están en boca de todo a pesar de su calidad ni en las listas de los más valorados, pero que tiene una fuerza increíble, capaz de darlo todo sin salirse de tono en esas atmósferas que sólo este Master of the Stratosphere sabe crear. Comenzó con la orquesta de Stan Kenton en el 50 y luego ha tocado con gente de la talla de Dizzy Gillespie. Sin embargo, es una de esas almas inquietas que entran y salen del libro de los standards y, de vez en cuando, versionan cosas de Simon & Gartfunkel, por ejemplo, o graban discos tan, tan, tan comerciales que espantan a la clientela, pecados que han hecho que los puristas lo expulsaran del Limbo del Jazz en más de una ocasión. Maynard entra y sale de ese limbo de tanto en tanto y (que yo sepa) su única nominación a los Grammy fue por la canción de la peli de Rocky (Gonna Fly Now).

Eso sí: en The blues roar reedita la épica de las grandes big bands con una potencia que no te deja indiferente. Recordemos que Maynard Ferguson tocó en las big bands de Charlie Barnet (wow, wow) y Jimmy Dorsey, y que sabe lo que es el swing, además de que toca la flauta, el trombón y sabe hacer eso que hace cuando maneja las válvulas de la trompeta con la mano izquierda. Viene acompañado de 27 músicos apabullantes y magníficamente coordinados porque Maynard siempre ha sabido rodearse de muy buenos sidemen: entre el 57 y el 65 formó una orquesta que grababa para el sello Roulette en la que tocaron Slide Hampton, Joe Zawinul... que por desgracia no aparecen aquí.

Lo compensan los arreglos, del pianista Mike Abene y del tenor Willie Maiden, que sí están presentes en la banda. Night train o I've got a woman podrían ser mis favoritos, pero todo el disco es impresionante si te gustan las big bands.

Lo que le recomendarías a un amigo, vamos.

Para más señas, abajo os dejo un video del maestro Ferguson que , aunque no se corresponde a uno de los temas del álbum, muestra su técnica. El tema es Summertime. Que lo disfrutéis. El caso es que yo, l final, me olvidé del cómic, que ya es una trilogía y que sigue en mi lista de deseos, esa cuyas líneas nunca se quedan a cero.