Portada de El perseguidor, su cuento más famoso |
Comenzaremos por una cita de José Luis Maire en El jazz en la obra de Cortázar, a modo de introducción:
Buscar el jazz en la obra de Cortázar es, además, dejarse acompañar por la historia de los soportes de grabación, por sus características sonoras singulares o, como en Rayuela, por la manera particular de escucha que cada uno de estos soportes promueve: los discos de 78 rpm y su raspeo o fricción, los discos de acetato y los vinilos con su presencia sonora y su mayor duración de grabación o las casetes con sus soplidos de cinta y su facilidad para regrabar y combinar audiciones.
En 1983, Antonio Trilla entrevistó a Cortázar en Madrid. Las preguntas giraban en torno al boxeo y al jazz, dos notas distintivas de por dónde se movía el espíritu del escritor. A la pregunta de cuándo comenzó a interesarle el jazz, Cortázar responde así:
No lo sé exactamente, pero creo que no tengo casi recuerdos sin jazz. Yo nací en 1914 así que, cuando era chico, asistí al nacimiento de la radio... no había discos de jazz todavía. En esa época se escuchaba en la radio, en Argentina, tangos, música clásica o música popular hasta que un día, -yo tendría diez años- escuché por primera vez un fox trot y fue mágico para mí. Dos o tres años después, descubrí a Jelly Roll Morton y más tarde, a Louis Armstrong y a Duke Ellington. Durante mucho tiempo ellos fueron mis músicos de jazz preferidos.
En la misma entrevista, a la pregunta de si el jazz había influido en su obra, Cortázar responde así:
Sí, mucho. Me enseñó cierto swing que está en mi estilo e intento escribir mis cuentos, un poco como el músico de jazz enfrenta un take, con la misma espontaneidad de la improvisación.
Este texto aparece en La vuelta al día en ochenta mundos. El lector recibe en la última frase una invitación a escuchar a Parker que es como un disparo:
Una noche en que Lester llenaba de humo y lluvia la melodía de "Three Little Words", sentí más que nunca lo que hace a los grandes del jazz, esa invención que sigue siendo fiel al tema que combatey transforma e irisa. ¿Quién olvidará jamás la entrada imperial de Charlie Parker en "Lady, Be Good"?
Cortázar habló también de Charlie Parker en una entrevista realizada por Evelyn Picón Gardfield y publicada bajo el título de Cortázar por Cortázar:
En 1946, los primeros discos de bebop llegaron a Buenos Aires. Compré uno de Charlie Parker con "Lover Man" y "Ornithlogy", creo. No sabía nada de Parker. Compré el disco, y lo escuchaba y no entendía nada. Mi primera reacción fue negativa, pero volvía a escucharlo muchas veces y de repente "chuc"; fue el salto y mucho de lo que escuchaba antes con interés volvió a ser insignificante para mí. Luego vino el cool jazz.
Por supuesto, Cortázar no se queda en el cool. Esta es su opinión sobre el free jazz, estilo que tocaba su amigo Michel Portal.
En mi colección de discos no hay mucho free jazz. Creo que free jazz es como una corrida de toros. Hay momentos de una perfección absoluta y luego cacofonía. Mi amigo Michel Portal, quien toca este tipo de jazz de vez en cuando me dijo que tenía razón, que los músicos saben que dentro de un largo "take" de free jazz, cinco minutos son buenísimos y lo demás es relleno.
En sus conferencias en la Universidad de Berkeley en 1980 (recogidas en el libro Clases de literatura (Alfagurara, edición de Carles Álvarez Garriga) Julio Cortázar habla del jazz en estos términos:
El jazz tuvo una gran influencia en mí porque sentí que contenía un elemento que no contiene la música que se toca a partir de una partitura, la música escrita: esa increíble libertad de la improvisación permanente. [...] El elemento de creación permanEnte en el jazz, ese fluir de la invención interminable tan hermoso, me pareció una especia de lección y de ejemplo para la escritura: dar también a la escritura esa libertad, esa invención de no quedarse en lo estereotipado ni repetir partiruras [...] También un músico de jazz tiene malos momentos y pasajes que son muy pesados, pero de golpe puede saltar nuevamente porque está trabajando en un clima de total y absoluta libertad.
Recomendamos de nuevo y lo seguiremos haciendo la lectura de todo Cortázar, en especial, el relato "El perseguidor", texto esencial, vanguardista aún, sobre un trasunto de Charlie Parker que toca más allá del momento, y, por supuesto, la anti-novela Rayuela, en especial los capítulos en los que los personajes se autoproclaman El Club de la Serpiente cuando se reúnen para escuchar jazz. También recomendamos el documental: Esto lo estoy tocando mañana, que explora la relación de Cortázar con todas sus músicas.
Para terminar, y porque la cosa no resulte sorda, ahí va un fragmento del maravilloso concierto en homenaje al autor argentino, un concierto organizado por la Fundación March ("El jazz de Julio Cortázar. En los 50 años de Rayuela") y que, en este fragmento, muestra el trío de uno de los pianistas más originales del panorama español, Moisés P. Sánchez. Los músicos que lo acompañan son "Toño" Miguel al contrabajo y Borja Barrueta en la batería. Aquí podemos verlos transportando al trío de piano el singular "Epistrophy", que Cortázar citaba en "La vuelta al piano de Thelonious Monk".
* La entrevista de Antonio Trilla puede leerse aquí:
http://www.geocities.ws/juliocortazar_arg/jazzbox.htm
** El texto de José Luis Maire pertenece al homenaje a Cortázar y el jazz de la Fundación Juan March y puede leerse íntegramente en este interesante documento:
http://recursos.march.es/web/bibliotecas/repositorio-cortazar/jazz/pdf/el-jazz-en-la-obra-de-cortazar.pdf
*** Más info sobre el documental Esto lo estoy tocando mañana en su página web:
www.cortazarylamusica.com