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EL RAGTIME DESDE NUEVAS PERSPECTIVAS

BARCELONA ART ORCHESTRA, Ragtime Stories 
(Underpool, 2022)

Dentro del concepto moderno de orquesta de jazz y con un enfoque europeo cercano a la Third Stream, la Barcelona Art Orchestra explora las cercanías del ragtime desde perspectivas inusuales. Con 17 músicos y varios compositores, el abanico de sonoridades de la orquesta es apabullante, casi enciclopédico, y abre los oídos del oyente desprevenido como una caja de sorpresas cambiante y a cada momento sorprendente. 

El tema que mejor explicaría el concepto del álbum es "R.A.G.T.I.M.E.", un tema escrito por Joan Vidal dividido en pasajes, como una obra de música clásica (Ragged, Aufderheide, Grizzly bear dance, Treemonisha, Inmigrant Rag, Mississippi, End of an Era). que durante más de 16 minutos va explorando sonoridades del siglo XX que pasan por el impresionismo, ritmos de ragtime deconstruidos, orquestaciones que recuerdan a Stravinsky, Schönberg, al Cotton Club...; todo un repaso al primer cuatro del siglo pasado escrito con una sensibilidad versátil y convincente.

El margen de maniobra en el que se mueve el disco es tan amplio como el que va del ragtime al avant-garde. En medio, mucho jazz, sin restricciones. Un ejemplo, en "Ambidextrous". En un ambiente de ragtime salpicado de atonalidades contemporáneas, la orquesta se detiene en pasajes muy cinematográficos y aparece Lluc Casares al tenor con un solo muy neoyorquino, elegante e imaginativo... O "Mimosa Stomp", donde la orquesta recupera el swing de las big bands clásicas (con un solo delicioso del trompetista Álvaro Ocón) pero es solo una excusa para darle una vuelta de tuerca al género.

Hay también mucho sonido (digamos) cinematográfico, no en el estricto sentido de la palabra sino más bien como una sensación, no en vano prácticamente toda la música de cine del siglo XX es heredera de los compositores de música culta del primer tercio del siglo y también de los sonidos del jazz, que nacía paralelo al Séptimo Arte y que lo acompañó en los cines mudos en los primeros años, especialmente el ragtime. Quizás por todo esto, hay tantos pasajes en que nos suena a "música de cine". 

El álbum termina con una referencia también cinematográfica: una versión del tema bandera del ragtime, "The Entertainer", en el que Lluis Vidal y Néstor Giménez en un complicado dúo de pianos llevan a Scott Joplin a otro nivel sin perder la esencia del ragtime. 

Los compositores de los temas (y directores) son el baterista Joan Vidal (formado en la ESMUC y alumno también de Jo Krause y David Xirgu), Lluc Casares (saxofonista, flautista y clarinetista recién regresado de Nueva York, donde se ha formado con profesores como Wynton Marsalis y Kenny Washington), Lluís Vidal (Dave Douglas, Wynton Marsalis, Dave Liebman, creador de varios grupos y orquestas) y Néstor Giménez (pianista con varios discos publicados, muy influido por la música clásica del siglo XX y la cinematográfica). El resto de los músicos de la BAO son: Anna Pujol (flauta y piccolo), Gabriel Amargant (saxos tenor, alto y soprano), Jordi Santanach (clarinete, clarinete bajo y saxo barítono), Joan Mar Sauqué, Alvaro Ocón y Óscar Latorre (trompeta), Pau Valls (cuerno francés), Alba Pujals (trombón y trombón bajo), Apel·les Carod (violín), Marta Roma (violonchelo), Adrià Plana (guitarra), Pilar Subirà (vibráfono, marimba, lira y otras percusiones), Guiseppe Campisi (contrabajo).

No suelen aparecer en el mercado español proyectos tan originales e interesantes, de modo que confío en en que este proyecto tenga continuidad en el tiempo y nos permita seguir disfrutando de tanta creatividad y explorar, al mismo tiempo que sus músicos y arreglistas, paisajes conocidos desde nuevas perspectivas.


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* Barcelona Art Orchestra: barcelonaartorchestra.com

* Discográfica: www.underpool.org/releases/ragtime-stories

LA LEYENDA DEL PIANISTA EN EL OCÉANO



(Giuseppe Tornatore, 1998)
En el salón de baile de un trasatlántico, en medio de una tormenta, el pianista quita los topes que mantienen sujeto el piano y toca al ritmo que le pide el instrumento mientras se desliza de un lado a otro del salón. El pianista comienza a arrancar notas entre las notas que tiene escritas. El swing se convierte en improvisación. El resultado es electrizante y nuevo.


Si cuando comentaba Nace una canción decía que era una película para principiantes en el jazz, La leyenda del pianista en el océano (The legend of 1900) dirigida por Giuseppe Tornatore en 1999, aunque no es una película de jazz, ofrece un concepto nítido que distingue el swing de ese otro jazz en el que es posible la improvisación, lo cual me recuerda otra escena en otra película (Rebeldes del swing) en la que los chicos discuten porque alguien clasifica el swing dentro de los estilos del jazz (¡Cree que el swing es jazz!).

Novecento fue, en primer lugar, un monólogo teatral escrito por Alessandro Baricco, el autor de Seda. Luego, esta película con un Tim Roth espléndido en uno de esos papeles enigmáticos, casi autistas, que hay que sentir para comprender, el de un niño que nace el 1 de enero de 1900, el primer día del siglo XX, en un barco de emigrantes europeos que está a punto de llegar a Nueva York. El niño jamás llega a desembarcar y (espero no ser spoiler al contar esto) no llega a desembarcar en ningún momento de su vida (esto es parte del encanto y de la originalidad del personaje) por distintos motivos. Después de realizar diversos trabajos en el barco, un día descubre a través de un cristal la imagen de un piano. Aprenderá a tocar después de oír el Peacherine rag de Scott Joplin y acabará convirtiéndose en pianista de la orquesta que ameniza las fiestas de la clase de lujo.

En la escena que describí más arriba, Novecento descubre el jazz por inspiración propia. A partir de ahí, su fama recorre el mundo, e incluso hay quien lo bautiza como el Rey del Jazz. Esto hace que un furibundo Jelly Roll Morton embarque para intentar conocer (y, si es posible, ridiculizar) al supuesto impostor que “pretende” robarle el título. En una escena demencialmente esperpéntica, se enfrentan en un duelo de pianos. El resultado, en la película.

Aparte de la tormenta, hay dos momentos musicales memorables en la película: el primero, cuando compone e interpreta sobre la marcha una balada inspirada en el rostro de una chica que se ve a través del cristal (la película es de un romanticismo contenido que, sin embargo, alumbra en todo momento los mejores silencios del protagonista); la segunda, cuando le preguntan de dónde saca la inspiración para tocar y afirma que se inspira en lo que ve, y comienza a describir a los personajes que hay alrededor.

La banda sonora, compuesta por el versátil Ennio Morricone, incluye el ragtime de Scott Joplin y algunas piezas originales de Jelly Roll Morton. Tim Roth toca el piano en alguna escena, pero no he podido corroborar si todo lo que aparece en la banda sonora ha salido de sus manos.