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Notas sobre jazz y poesía

Las artes se hermanan. El artista moderno, heredero del hombre renacentista, complejo y completo ejemplar humano, expresa sus pasiones y desencantos en todos los niveles del arte. Es trompetista y escritor maldito, como Boris Vian; percusionista y poeta, como nuestro amigo Sebastián Mondéjar; como Keith Jarret, escritor y pianista; como nuestro otro amigo Víctor Arriaza, pianista y bloguero; o novelista sin éxito y cocinero desastroso, como un servidor. Es una relación transversal entre el espíritu y la comunicación, extraña y natural a un tiempo.

Esta semana, en el número 19 de la revista digital El coloquio de los perros, aparece un incisivo artículo de Rodrigo Araújo Montero titulado Acordeimagen (Notas sobre jazz y poesía), en el que se establecen curiosos paralelismos entre jazz y literatura y, más concretamente, entre el jazz y la poesía.

Comienza el autor exponiendo su visión de las analogías entre el acorde de jazz, heredado del blues, y la imagen poética, estableciendo claras correspondencias entre “la simultaneidad de grados musicales” de un acorde y la metáfora, con su mezcla de significados simultáneos. El principio es bien simple: las notas (o las palabras) toman distinto significado, suenan a “otra cosa” en un acorde de jazz o en una metáfora. Es el arte de la novedad y de la variedad, para mí: ese don de la música negra (y en su máxima expresión el jazz) gracias al cual las notas son relativas, pueden sonar de distinta manera según quién y cómo las toque, saltándose incluso las afinaciones de concierto de la música occidental (la clásica).

¿Críptico? Lo veo incluso yo, que no sé leer música y que soy un simple aficionado a dejarse estremecer por los sonidos (y por las metáforas).

Araújo Montero continúa en este artículo hilando teorías paralelas entre jazz y poesía, determinando ejemplos tan bellos como que "el jazz es en cierta medida una nueva poesía en la música [...] y la poesía es casi siempre una meditación musical de la palabra”.

Resumiendo, un artículo quizás demasiado académico, pero apasionado, en el que cualquiera que ame la literatura y el jazz (en las artes se pueden tener dos amores sin parecer adúltero) podrá disfrutar a poco que se deje llevar por la vehemencia de las palabras.

Suena mejor en las palabras del autor. Podéis leerlo aquí.

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Fotografía de Keith Jarrett tomada de Apolo y Baco.
Foto inferior tomada de El coloquio de los perros.

MÚSICA PARA EL OLVIDO

MARCOS PIN, Óstraka (2019)

Al guitarrista Marcos Pin le va lo complicado. Como líder, compositor o arreglista, lleva años sorprendiéndonos con sus grabaciones para tenteto (o decateto, es decir combo de jazz con 10 músicos) como Barbanza (2012), discos con solo dos instrumentos como en los volúmenes de su serie Duology (2013 y 2015) o un combo formado por ¡cuatro guitarristas! (Triangle and Square de 2018)... y ahora, vuelve envuelto en una formación aun más insólita en Óstraka, una suite para guitarra de jazz, contrabajo y cuarteto de cuerda compuesta y arreglada por Malcolm Stilton (1).

Nuevamente, nos encontramos con esa simbiosis mágica que genera la relación entre jazz y poesía, porque Óstraka está inspirada en un poemario del mismo nombre publicado este año por Luis Valle, humanista, escritor y artista plástico lugués que ha publicado cerca de treinta libros y que, con este poemario, indaga en la esencia del olvido. El título, que significa ostra, remite al ostracismo, castigo que se imponía en la antigua Grecia y que consistía en el destierro. El castigo se llamaba así porque el nombre del desterrado se grababa en una ostra de cerámica. 

En lo temático, Óstraka busca ese aire nostálgico y doloroso del que hablan los poemas, ese olvido involuntario (o no). Lo encuentra en pasajes líricos o tensos, en notas largas conseguidas con el arco, en el tempo que se detiene, en algunos pasajes, de una manera inesperada. En lo formal, el lenguaje fragmentado y rítmico de la poesía es traducible al jazz, como hemos visto en otras ocasiones. Toda poesía se busca a sí misma, el poeta se exige un ritmo y una estructura que dé significado a cada uno de los versos, a cada una de las palabras. Esta es la misma esencia del jazz, la búsqueda continua, la investigación en cada nota, y en las cuerdas Marcos, como Luis, indaga en cada pasaje del álbum de una manera precisa, quizás intuitiva, pero precisa. Investigación y hallazgo. Poesía en los dos casos.

El resultado es, más que sorprendente, embriagador. El juego del jazz, cuando hablan guitarra o contrabajo con la respuesta del cuarteto de cuerda resulta original y excitante, un contraste poco habitual, un bellísimo experimento a caballo entre el jazz contemporáneo más sofisticado y un acercamiento peculiar a la Third Stream, una obra sólida que se compone de momentos, un ejercicio complicado donde se conjugan dos lenguajes tan distintos como la cuerda con arco y la síncopa del jazz, estableciendo una conversación inaudita entre cuerdas pulsadas y frotadas.


El discurso más habitual es el de la guitarra solista, con melodías en tempi lentos, cargados de nostalgia, con el acompañamiento del cuarteto de cuerda, pero, en ocasiones, los papeles se invierten y el violín (Nicolay Velikov) despliega un swing insólito ("Ceo de Beduíno") o se convierte en protagonista ("So Escoito A Choiva"). Del Marcos Pin más swingueante y bop está "Mendigo de Luz", un tema uptempo con hipnóticos cambios de ritmo, solo de contrabajo incluido. Y el contrabajo (Juan Cañada) es precisamente protagonista en el tema que cierra la suite ("O Letreiro de Limiar"), desde la introducción hasta la melodía, que arrastra de una manera mágica acompañado por las cuerdas, que establecen en algunos momentos un diálogo de pizzicato que es una delicia. 

Los músicos del álbum son: Marcos Pin, guitarra; Juan Cañada, contrabajo; Nikolay Velikov, violín; Kiyoko Ohashi, violín; Timur Sadykov, viola; Carme Tubío, cello. La portada, con esos personajes casi narrativos, es una fotografía de Rafa Pasadas y está diseñada por Rocío Alén.




(1) Como en su anterior Triangle and Square, Marcos Pin usa el seudónimo de Malcolm Stilton como compositor.

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* Web: www.marcospin.com

* Luis Valle, Óstrakahttps://www.amazon.es/%C3%93straka-Dombate-Poes%C3%ADa-Lu%C3%ADs-Valle/dp/8491513086

* Web de Rafa Pasadas: www.rafapasadas.com

EL LIBRO DE LOS LIBROS (DE JAZZ)

La poesía del jazz

La historia comienza hace más de diez años, cuando tuve noción (con retraso) de que la revista Litoral había editado uno de sus fantásticos monográficos al jazz. Para entonces, el número (doble) 227-228 estaba agotado. Comenzó una búsqueda de esas que sólo son posibles por Internet, una búsqueda que ha durado más de diez años y en la que he recorrido librerías de nuevo y de viejo, habiendo encontrado sólo una oportunidad de comprar un ejemplar usado por 60€ (más del doble de su precio original) pero su propietario ya lo había vendido... Hoy puedo decir con satisfacción que he conseguido una copia facsímil en el lugar más inesperado y más lógico: el Ministerio de Cultura.

Pueden llamarme bibliófilo, bibliópata o bibliófago. Ya lo he escuchado antes, pero ha valido la pena la búsqueda y hoy puedo recomendarles que entren ustedes la web del Ministerio en su Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, donde encontrarán una versión (no muy bien) escaneada del volumen La poesía del jazz. No parece que sea por falta de interés pero hay páginas en blanco y (parece que) se ha hecho con un ejemplar aparentemente dañado. Sin embargo, resulta de gran utilidad al tratarse de una edición imposible de conseguir.

Bien, ¿a qué tanto interés? Este número de la revista Litoral es algo así como El Libro de los Libros sobre Jazz: en sus páginas hay fragmentos de tantas obras literarias (poéticas, narrativas, ensayísticas...) y también fotográficas y pictóricas que resulta imprescindible para cualquier aficionado al jazz, tanto es así que podríamos decir que su índice es como una lista de libros que todos deberíamos poseer o al menos leer si amamos el jazz.

Jean Dubuffet, Grand Jazz Band (New Orleans), 1944

Para no extenderme mucho, les diré que La poesía del jazz contiene fragmentos de textos de Sartre, Kerouac, Cortázar, Toni morrison, Juan Marsé, Gómez de la Serna, Felipe Benítez Reyes, Allen Ginsberg, Nat Hentoff... Sería interminable, ya que son 300 páginas... También incluye abundante material gráfico para ilustrar los textos, con fotografías y obras de arte de distintas épocas, una recopilación de carteles antiguos, un álbum fotográfico de Herminia Sirvent y un interesante artículo de Federico García Herraiz sobre el arte en las portadas de los discos de jazz.

Murmurando un aire sincopado,

tarareando suave aquí y allá,
oí tocar a un negro.
La otra noche abajo en la Avenida Lenox.
Junto a la triste y blanca palidez de una vieja luz de gas.
Se movía perezoso...
Se movía perezoso...
Mientras tocaba aquellos Cansados Blues.
Langston Hughes, "The Weary Blues"
(traducción de Charles Matz y Ana Jordá)

Pero no sólo de poemas vive el aficionado al jazz. Al lado de Lorca y Cesare Pavese podemos encontrar fragmentos del libro de Ross Russell sobre Bird, de Pero hermoso, de Como si tuviera alas, de las (casi) biografías de Ralph J. Gleason reunidas en Héroes del jazz... Una manera intensa y amena de repasar todos estos libros sobre jazz y de abrir boca para ir mañana a nuestra librería de siempre y volver loco al librero haciéndole encargos. Verán que pone una cara mezcla de sorpresa y satisfacción que es indescriptible, como el jazz... a pesar de todas las páginas que se escriben sobre el tema.

Resumiendo, la noticia es que lo he encontrado y quería compartirlo con ustedes.

El enlace a la página del Ministerio es éste: 



VERDAD

ALICIA TAMARIZ, Aletheia (Dispar, 2021)

No solemos hablar de cantautoras en este blog dedicado, en esencia, al jazz, pero el primer trabajo discográfico de Alicia Tamariz nos ha enamorado. La fluidez de las composiciones, sus arreglos (mano a mano con Carlos Cortéis Bustamante) y los músicos que participan merecen una escucha. Marco Mezquida, en las notas del disco, lo califica como "una bocanada de aire fresco" y de "disco luminoso". Podríamos comentar que hay en estos temas aires de bossa y de otras músicas del mundo, que Alicia es una pianista con un lenguaje estimulante, que hay poesía, que la mezcla de estéticas y de inspiración es apabullante, pero lo que realmente habría que destacar es que, como primer trabajo de una compositora, pianista y cantante, es tan sincero y natural que pone los pelos de punta. 

Según Wikipedia, Alétheia (en griego αλήθεια alētheia 'verdad') es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. Literalmente la palabra significa 'aquello que no está oculto, aquello que es evidente', lo que 'es verdadero'.
La verdad de Alicia Tamariz está en la manera en que fusiona texto y música, en cómo melodías y armonías expresan sin palabras lo que la voz canta (o no). Así, por ejemplo, en la poesía "Sambaluna (A mi hija)" el tema pasa de la ternura a una pasión creciente en intensidad, con síncopas como juegos infantiles, con una declaración de amor en forma de solo de piano y la felicidad bailando en el sonido de la flauta, que  al final rompe en unísonos con la voz en el estribillo final.

Alicia Tamariz es una pianista formada desde pequeña que se enamoró del jazz a los dieciocho, cuando descubrió a músicos improvisando en directo. Según su biografía, ha sido alumna de músicos tan interesantes como Aaron Goldberg, Miguel Zenón, Jorge Rossy, Michael Kannan… Todo esto se traduce en canciones que alimenta del jazz, la improvisación y las influencias étnicas que podemos escuchar en Aletheia con un sonido brillante, inspirado y nada complaciente. Lo consigue con la colaboración de músicos como Carlos Cortés Bustamante (guitarra española, percusión, arreglos), Fernando Brox (flauta, trombón), Maripepa Contreras (oboe, corno inglés), el contrabajista Dimitri Skidanov y Andrés Litwin a la batería. En "La despedida" hay arreglos de Javier Galiana para un cuarteto de cuerda formado por los violines de Sandra Raña Cuevas y Elisa Gutiérrez Moreno, Marta González Pisonero a la viola y María de Goñi Loma al violonchelo.

Por destacar algún tema, es especialmente emotivo el poema "Somos", declamado de manera vehemente sobre una base llena de tensión (y, al mismo tiempo, bella) de jazz moderno.

En resumen, Alicia Tamariz ha construido un disco bello, complejo, que se puede disfrutar en cualquiera de sus múltiples capas, ya sea desde el punto de vista del jazz, del piano, de la poesía o de la fusión. 



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POESÍA, ACORDEONES Y OTROS IMPOSIBLES

JAVIER LÓPEZ JASO & MARCELO ESCRICH QUARTET

Según el Diccionario de la Real Academia, aporía es un término filosófico que define como "Enunciado que expresa o que contiene una inviabilidad de orden racional". Sabemos que lo que, en apariencia parece inviable en música es muchas veces posible en ese milagro de integración que es el jazz, por eso no nos extraña que el acordeonista Javier López Jaso eligiera este término para uno de sus temas. 


Aporía es, también el título de su segundo trabajo con el contrabajista argentino Marcelo Escrich. Aporía, que viene avalado por el sello Errabal Jazz, es una colección de 9 temas que mezclan con inteligencia la vibrante sonoridad del acordeón con la inquietud de un cuarteto de jazz. Junto al guitarrista Luis Giménez y al batería Dani Lizarraga, el cuarteto crea paisajes cambiantes que fluyen a medida que pasan los temas, como paisajes en un largo viaje, construyendo imágenes distintas de ritmos distintos y que, a la vez, nos traen a la memoria influencias muy diversas. El resultado es erudito y, a la vez, inusual, ya que el uso del acordeón obliga a armonizar de una manera poco usada en el jazz. 


Pero que nadie se asuste. El resultado es tan cálido, los solos muy interesantes y el sonido brillante. No pierde intensidad ni en las baladas. No esperen melodías tradicionales ni desviaciones que les saquen del camino del jazz. Los temas fluyen y son fáciles de escuchar porque las melodías llegan, aunque son tan elaboradas que es difícil saber dónde acaban los arreglos y comienza la improvisación. 

El único elemento ajeno al jazz que aparece en el álbum es la poesía, pero ya nos hemos detenido muchas veces en este espacio para hablar de la fascinante relación entre las métricas del jazz y de la poesía y, en este caso, es muy acertada la intervención de la voz de Gerardo Fitanovich recitando en homenaje al poeta argentino Hugo Tabachnik y a su obra Volviendo a casa en el tema "Hugo vuelve a casa", donde también aparece otro invitado: Alberto Arteta en el saxo tenor. Me gustaría destacar también que Arteta tiene un solo muy clásico en el último tema del álbum ("Diálogos y secuelas"), un tema que comienza con un diálogo bastante interesante entre el acordeón y la guitarra eléctrica a ritmo de jazz rock.


Resulta fascinante la manera en que el acordeón se integra en la base rítmica, comandada eficazmente por Escrich, con un sentido de la síncopa muy moderno y a la vez jazzístico, en especial cuando existe un contrapunto entre acordeón y guitarra. También fascina escuchar cómo López Jaso es capaz de tanta versatilidad. Sin enmarcarse claramente en el tópico fácil de estilos que la cultura popular asocia al instrumento, su  lenguaje deja traslucir la melancolía de músicas argentinas, francesas o del folkore vasco y, a la vez, es jazz, es improvisación. Es delicado y muy cantabile en temas como "Nene", dedicado a su hijo, lírico ("Aporía") o tremendamente rítmico y expresivo, como en el caso de "Donostia-Pamplona, Iruñea-San Sebastián", un tema compuesto por el acordeonista donde, paradójicamente, parece mandar el contrabajo, que marca el ritmo desde el primer compás y que tiene un solo hipnótico. 

Son músicos (y también compositores y profesores) que llevan años tocando juntos y eso se nota en la escucha de este trabajo donde vanguardia y tradición se mezclan con frescura. Un disco muy recomendable.

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* Javier López Jaso: www.javierjaso.com

* Marcelo Escrich: www.marceloescrich.com

JAZZ Y POESÍA... CADA DÍA

Recabarren/Menares/Vázquez, Desde la lluvia (CHT, 2017)

Hay dos factores que podrían definir el álbum que estoy escuchando. En primer lugar, la belleza de los temas, lo que demuestra que hacer jazz moderno, arriesgado y, por momentos, libre, no significa renunciar a ella. El segundo factor es la pulsión de ritmos étnicos no asociados aún al jazz, ritmos que laten en algunos momentos subrepticios y en otros, explícitos. Al fin y al cabo, el jazz no es sino una mezcla de culturas.


Desde la lluvia, editado por la chilena CHT Müsik, es el nuevo trabajo de una sección rítmica que ya conocíamos como Beekman Collective. El pianista gallego Yago Vázquez, el contrabajista Pablo Menares y el baterista Rodrigo Recabarren, estos dos últimos chilenos, conformaron la simiente, el núcleo duro de Beekman (nombre tomado de una calle de Brooklyn donde está el apartamento en el que suelen reunirse para tocar y ver fútbol) y, ahora, sin el saxofonista Kyle Nasser, vuelven a ser ese trío de piano que busca una nueva forma de hacer jazz.

El disco comienza con una balada, una composición preciosista pero muy libre, donde el piano juega y el contrabajo parece cantar en los compases que protagoniza. Es un solo inusual y muy lírico, algo a lo que nos están acostumbrando algunos bajistas. El título es "Prólogo" y presenta el disco como un libro, con una narrativa que nos lleva por diversos temas y un "Interludio" hasta un final igualmente bello (un reprise o unas variaciones de "Prólogo" con el título lógico de "Epílogo"), pasando por diversos estadios que incluyen un poema de Lorca.


Como suele ocurrir a los músicos exiliados (especialmente a los exiliados por motivos musicales), el trío se debate entre las raíces y la influencia del nuevo escenario (la ciudad de los rascacielos). El uso de ritmos étnicos chilenos ("Yapa", "Tahiel") es una llamada a las raíces, pero el enfoque del disco es muy urbano. El espíritu de Nueva York está presente en el estilo, con influencias de tríos de piano modernos no precisamente neoyorquinos (como Brad Mehldau o EST) y musicalizar el poema de García Lorca que aparece en el álbum ("Ciudad sin sueño"), tomado de Poeta en Nueva York, parece que era casi obligatorio. "Ciudad sin sueño" es, además, un tema espectacular en su concepto, con un trío que acompaña a la voz que recita el poema de una manera muy orgánica: respondiendo al rapsoda en su propio tono. La voz recita y los tres instrumentos tocan al unísono esa misma melodía de la voz, no una escrita especialmente sino la entonación de la voz humana moldeada por la métrica libre de los versos. Cuando el poema termina, el tema se desarrolla a partir de esta base.


Voy a destacar un tema por su lirismo: "Desde la lluvia", una composición de Menares que comienza con Vázquez jugando con las notas más altas del piano. Suenan como gotas de lluvia. Lo mismo hace Recabarren con las escobillas. Es un tema que crece en intensidad a medida que discurre, hasta un punto de tensión que termina abajo, con el mismo minimalismo expresionista que empezó. Jazz como poesía. Aprovechamos para cerrar esta reseña con una cita de Juan Ramón Jiménez, su máxima de Amor y poesía cada día.

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* El disco se puede escuchar (y descargar) en la web de Rodrigo Recabarren:

IMPROVISACIONES SOBRE UN LIBRO DE JAZZ

Ildefonso Rodríguez, El jazz en la boca (Dos Soles, 2007)


Gracias a mi amigo, Sebastián Mondéjar, jazzista, percusionista, poeta y hombre de espíritu polifacético al estilo de los renacentistas (lo cual no sé si es positivo en los tiempos que corren, tan malos para la cultura no-fácil) acabo de leer El jazz en la boca (Editorial Dos Soles, 2007), un libro de Ildefonso Rodríguez lleno de textos inclasificables (en el más positivo sentido de la palabra), donde analiza, revive, interpreta y hace lírica sobre dos cosas tan controvertidas como el jazz y la vida. 

La vida propia es, quizás, una de las peripecias más difíciles de entender para los demás y, en especial. por quien la vive. Ildefonso Rodríguez se sumerge en sus experiencias, que no son de tiempos sino de sensaciones y sentimientos, y elabora con estos ingredientes una prosa poética que es, por momentos, analítica, apasionada, escéptica o incluso ensayística, pero que es, sobre todo, emocional. Y en esto contribuye su pasión por el jazz. Músico desde siempre, saxofonista de muy diversa experiencia, escribe desde lo vivido, pero también sobre lo leído, sobre lo escrito... y sobre ese eterno diálogo de hermanas, socias o amantes entre jazz y poesía, del que hemos hablado en más de una ocasión. Literatura y jazz. El jazz en la boca como palabra, como música soplada pero también como sabor, experiencia culinaria porque, al final, los placeres se unen y se disfrutan unos a otros.


Mientras escribo esto, vuelvo a escuchar a Duke y a Johnny Hodges. A Ildefonso Rodríguez hay que leerlo con la vehemencia con que se vive la poesía y con el ritmo poético de las especias rítmicas, armónicamente exóticas del jazz. Aunque no es un diario, la sucesión de textos personales a modo de almanaque de la memoria, me devolvió sensaciones parecidas a las vividas en la lectura del Dietario voluble de Vila-Matas publicado por Anagrama un año después que el de Rodríguez. De manera similar, episodios de vida o de memoria se traladan al papel con la sensibilidad del artista-persona como experiencia musical, poética, existencial. No caben las comparaciones. La prosa de El jazz en la boca es prosa poética, escrita con la autoridad del poeta y con el criterio del músico. 
SEGUNDA TOMA
Si me pidiesen que describiera la música de aquel instrumento soñado, respondería: era como ésta que suena ahora. ¿Por qué? Porque suena, porque es.
El jazz es, sin duda, la música más inspiradora de cuantas puede uno tener en su discoteca. Ni la música clásica en los siglos que tiene de vida ha inspirado tantos textos, pinturas o películas como el jazz. El autor cita a Kafka y a Joyce cuando habla de fraseo, enlaza anécdotas de Dexter Gordon y Ben Webster, cita a los griegos para explicar la ligazón (Simploké) entre lo escrito y lo interpretado, pone a Monk al lado de Horowitz ("No comparo, analizo"), cita a Wallace Stevens para explicar lo lejos que puede llegar el silencio como expresión, y es capaz de relacionar cualquier aspecto vital con el más puro y libre ejercicio de la música. 

Recuerda (y reconstruye un momento casi vivido) con Al Cohn y Zoot Sims, y, entre ambos, Kerouac, "que dice los versos como si tocara la batería", algo que Rodríguez describe de manera categórica y apasionada:
No es posible comprender la escritura de esa generación sin relacionarla con el jazz, no sólo como música, sino como modo de vida. Las páginas torrenciales, las insignificancias, los descuidos, el dar entrada a todo lo que va llegando: automatismos de un stream of conciousness guiado por los pulsos de la improvisación. Se vive, se escribe improvisando, ése es el surrealismo norteamericano.
El libro es una experiencia transmitida, la vida sobre la experiencia del jazz y la improvisación, escrita desde la óptica del improvisador con un saxo en las manos, del lector impactado, del poeta sobre el papel en blanco y también sobre el amarillento papel de los poemas escritos donde el tiempo pierde casi su memoria. Un autor que uno lamenta no haber descubierto antes y un libro que, citando al autor, "Como el poema, no puede ser contado.".



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* Más artículos sobre jazz y poesía en este enlace.

* Editorial Dos Soles: editorialdossoles.es/el-jazz-en-la-boca/

POESÍA ESPACIAL

KENNY WERNER, The Space (Pirouet, 2018)

El disco comienza con una suite de 15 minutos titulada como el álbum. Impresionismo, espacio entre notas para expresar y quizás emocionar. Todo parece flotar en una dimensión desconocida (¿el espacio?) donde las armonías se expanden y contraen con apariencia aleatoria, provocando sensaciones. Hay improvisación (de eso no hay duda) pero también influencias clásicas, aires de rapsodia, el experimento íntimo y personal que Kenny Werner.

En las notas del álbum, Werner se cita a sí mismo y a su libro Effotless Mastery para explicar el título del disco: 

Hacemos cosas que vienen de nuestra mente consciente o hacemos las que vienen del espacio. La mente consciente es pequeña y pusilánime. En el espacio, vivimos en el momento, felices con lo que es. Desde el espacio tomamos decisiones sin dudar, celebramos los errores.

En ese espacio propio ha grabado Kenny Werner este álbum. Y lo celebro. Me gustan los discos de piano solo. Desde los primeros álbumes que compraba, de "hombres-orquesta" como Jelly Roll Morton, capaces de llenar un salón de baile con dos manos, hasta los milagros modernos, herederos de Evans, capaces de sublimar las más complejas armonías y melodías en intimistas ejercicios de poesía musical.
Foto: Alessandra Freguja
The Space es un buen ejemplo de ello. Hay una poesía estremecedora en la manera en que el veterano Kenny Werner nos introduce en los temas. Sensibilidad es la palabra. Porque Werner da a cada nota su propia personalidad, las elige y las transmite, con la elipsis como instrumento. Hay pocas blue notes pero el blues está presente en su patetismo, casi romántico, y la improvisación es su arma, jazzísticamente hablando. "Fall From Grace" podría ser un buen ejemplo de esto. Rearmonizar standards como "You Must Believe In Spring" y hacer que Michel Legrand suene como una sonata es algo más que acercarse a la Tercera Corriente. Reimaginar a Keith Jarret ("Encore From Tokyo"), aunque parezca más cercano a esta filosofía, también requiere maestría improvisadora, recursos y cerebro, y el resultado es aquí tan interesante como conmovedor.

"Fith Movement" es uno de los tres temas compuestos por Werner para este álbum:



Kenny Werner junto a la estatua de Toots Thielemans
(foto de Facebook)


Originario de Nueva York, la carrera de este pianista está ligada a músicos como Joe Lovano o Toots Thielemans, pero Werner no es sólo un intérprete. Sus métodos de Maestría sin esfuerzo están por toda la red y han influido a muchos músicos en ciernes. Este emocionante disco en solitario fue grabado en los estudios Kyberg en Oberhaching para el sello alemán Pirouet, con Jason Seizer como productor y, a la vez, compositor de dos de los temas del álbum. 



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Web oficial: www.kennywerner.com

RITMO Y SENTIMIENTO

COLECTIVO ILIÓN, Homenaje a las "Sinsombrero"

María Teresa León
Otra vez hablando de poesía y jazz. En este caso, después de asistir a un interesante concierto a cargo de un colectivo músico-literario que homenajea a las mujeres olvidadas del 27, las que se autoproclamaron las "Sinsombrero". La definición surgió una tarde en Puerta del Sol de Madrid en plena Dictadura de Primo de Rivera. Las pintoras Margarita Manso y Maruja Mallo, que paseaban acompañadas por Dalí y Lorca, contraviniendo las normas estéticas y sociales de entonces, decidieron prescindir del sombrero porque oprimía sus ideas, un gesto rebelde para la época que les supuso (en palabras de Maruja Mallo) un rechazo social que llegó a la agresión.


Las hoy llamadas Sinsombrero son más que dos pintoras de la época. Intelectuales nacidas entre 1898 y 1908, han sido (casi) todas olvidadas por la Historia y las antologías (por diversos motivos, no sólo sexismo), a pesar de demostrar en su época que eran brillantes y originales. Recuperadas hoy en documentales y antologías, merece la pena citar sus nombres: las pintoras Maruja MalloRosario de VelascoMarga Gil Roësset (también escultora y poeta), Margarita Manso y Ángeles Santos; la filósofa María Zambrano y las escritoras y poetas María Teresa LeónJosefina de la TorreRosa ChacelErnestina de Champourcín y Concha Méndez

Ángeles Santos, Tertulia (1929. Museo Reina Sofía

El repertorio del Colectivo Ilión para este homenaje consiste en nueve standards de todas las épocas que se alternan con el recitado de poemas de las Sinsombrero. Los temas tienen en común con los versos un tratamiento apasionado de los sentimientos, tiempos lentos, baladas casi todas, que dan otra dimensión a los poemas. Escuchar "Deedle's Blues" de Diane Schuur después de Belleza de Nueva York de Rosa Chacel no deja indiferente a cualquiera... Disfrutar de En silencio... (Ernestina de Champourcin) y que a continuación suene "Speak Low" es una experiencia. Pero el mejor momento es cuando Mónica Vergel, con esa voz llena de alma que tiene, recita Destino... de Josefina de la Torre mientras el contrabajo suena, solo, recordando a Mingus de una manera estremecedora. 

Canciones con voz femenina ("Summertime", "My Favourite Things") o que hablan de la soledad y los sentimientos ("Alone Together", "Autumn Leaves") complementan los poemas con mucho respeto y sentido. El Colectivo lo conforman Virginia Ruiz (cantante), dos músicos solventes que son Rafa López (guitarra), Antonio López (contrabajo), y Mónica Vergel (recitado). A la salida, pregunté al contrabajista Antonio López por la elección de las canciones, ya que sólo algún tema de los primeros 30 se acercaba a la Generación del 27. Me respondió que primero había leído todos los poemas, y había decidido a partir de la intuición: un tema que le venía a la mente por la temática, por el mensaje, por el ritmo... Al fin y al cabo, poesía y jazz comparten muchos parámetros en cuanto a la inspiración y la forma. La poesía es ritmo y el jazz es sentimiento.


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* Sobre el tema hay un documental interesante en RTVE a la carta: www.rtve.es/lassinsombrero/es

** También hay una web: www.lassinsombrero.com


http://jazzeseruido.blogspot.com.es/p/relatos-de-jazz_28.html

CARL SANDBURG, POESÍA Y JAZZ

MATT WILSON's Honey and Salt (Palmetto Records, 2017)

La primera vez que escuché hablar de Carl Sandburg fue a propósito de ese poema (Jazz Fantasia) que habla de jazz y suena como jazz si uno lo lee como debe leerlo, en su idioma original, con  sus juegos de consonantes, su pericia en las rimas, sus onomatopeyas que sólo funcionan en inglés y sus repeticiones, un uso de las palabras que convertía la lengua en ritmo y el ritmo en jazz.



Ahora, cuando se cumplen 50 años de su muerte, el percusionista Matt Wilson rinde homenaje al Poeta del Pueblo con un disco de composiciones originales en el que aparecen (como lectores y no como músicos) nada menos que gente de la talla de Christian McBride, John Scofield, Bill Frisell, Joe Lovano... y el actor, humorista y músico de rock Jack Black.

Hasta aquí las curiosidades del disco. En cuanto al jazz, Matt Wilson es un colorido e imaginativo percusionista nacido en Knowville, cerca de donde nació Carl Sandburg. Su interpretación de la poesía a través de la música (hecho que normalmente ocurre en la dirección contraria) es interesante y caleidoscópico, capturando la esencia de Sandburg de la misma manera en los temas sociales, cotidianos y en los más divertidos y absurdos. La ausencia de rima y métrica en Sandburg, que constituye su interpretación del arte de la sorpresa, es tan cercana al jazz que sorprende que no se haya intentado antes.

Matt Wilson

Hay temas de muchas estéticas diferentes pero, en general, hay un gusto por la potencia, por los metales, que, en algunos temas, pasan de parecer hardbop a parecer hard rock (esto es una exageración, claro, pero hay momentos en que la guitarrista Dawn Thomson (que también canta en algunos temas) evoluciona hacia la fusión y del jazz rock con unas armonías de constante apoteosis, como si el baterista-compositor utilizara los metales como instrumento rítmico, percutivo, en lugar de melódico. Otros temas son más líricos (sin abandonar esta estética potente) o más blues, como la fabulosa línea de bajo de "Anywhere and Everywhre People" (a cargo de Martin Wind) tema en el que, curiosamente, recita un bajista, Christian McBride, con profunda voz de barítono negro. Es este gusto por la conjunción de música hablada y jazz lo que enriquece el disco, sobre todo cuando esta simbiosis se convierte en un verdadero diálogo, con juegos de llamada y respuesta como en el final de "Paper 2" (con Bill Frisell recitando y todo el combo respondiéndole, y viceversa). También hay improvisaciones muy interesantes como la de "Snatch of Sliphorn Jazz" con un Jeff Lederer bestial, o más libres, com oen el poema "Fog", por ejemplo, donde Wilson se limita a improvisar mientras suena una grabación con la voz del propio Sandburg:


En resumen, las composiciones originales del disco son tan eclécticas como la fuente de inspiración. El disco es una especie de libro de poemas musicado que Wilson ha estructurado en tres capítulos y un epílogo. Los capítulos o partes reúnen temas urbanos (Capítulo Uno, de los temas 1 al 7), temas rurales (8 al 11) o la colisión entre ambos mundos (Capítulo 3, del tema 12 al 16). En el Epílogo, hay dos poemas que intentan una reflexión sobre lo anterior, con una Carla Bley que lee "To Know Silence Perfectly". Sería un final perfecto para el disco (THERE is a music for lonely hearts nearly always. / Is the music dies down there is a silence. / Always the same as the movement of music. / To know silence perfectly is to know music.) pero aún queda por escuchar otro tema, más festivo, no tan tan evocador pero igualmente metafórico, "Daybreak".

Les dejo el video oficial, un medley con toda la paleta de tonos que abarcan tanto la poesía de Sandburg como su reflejo jazzístico, el disco de Wilson.


El grupo lo completan Dawn Thomson en la guitarra, el cornetista Ron Miles, Jeff Lederer, presentado aquí como multiinstrumentista de viento, y el bajista Martin Wind.
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* Web oficial:www.mattwilsonjazz.com 


DE BACH AL BLUES

PAU VIGUER TRÍO, Dreaming (2021)

Muchos músicos de jazz provienen de la música clásica. Probablemente, porque vienen de un momento en que esta era la única manera de iniciarse en la música (actualmente el jazz aún no ha entrado en todos los conservatorios). El pianista valenciano Pau Viguer es uno de estos ejemplos. Estudió piano en el Conservatorio Superior de Valencia y posteriormente jazz con profesores como Ricardo Belda, John Serry, Robert Wilkinson o Vivian León. En el quinto disco de su trío, Dreaming, explora recuerdos que provienen de una niñez que, musicalmente, suena a J.S. Bach y a Muzio Clementi. El resultado, al contrario de lo que cabe esperar con esta descripción, es absolutamente jazzístico, muy en la línea exploratoria que inició Bill Evans (aunque Evans se inspiró en el impresionismo y Viguer en el barroco y el clasicismo), componiendo verdaderos ejercicios de introspección que crean atmósferas oníricas.

Para moverse en esas líneas tan finas que separan un género de otro (aquí escuchamos a Bach pero también blues, swing, algún destello de flamenco mediterráneo...) Pau Viguer ha contado con su trío habitual, formado por Xuxo Barberá al contrabajo y Felipe Cucciardi en la batería. Con el liderazgo del piano por encima todo el tiempo, el trío juega con todas las posibilidades del formato, que permite escuchar las distintas personalidades de los músicos en todo momento. Sin entrar a juzgar en profundidad, desde la primera escucha descubrimos a un trío versátil liderado por un buen improvisador cuya veteranía se percibe en la cantidad de recursos que es capaz de mostrar, especialmente en los cambios de ritmo y con composiciones fáciles de escuchar pero arriesgadas en estructura, desafiando géneros, a pesar de lo cual el disco muestra un estilo reconocible, un sonido personal y homogéneo. 


Dreaming contiene momentos de lirismo de alto nivel, no solo en baladas ("Homofonía") que relatan la paz y la tranquilidad sino en general, buscando la poesía en cada estribillo, aunque a veces el ritmo no sea muy jazzístico y se mueva en otros terrenos, como cuando lleva a Bach a un momento casi pop en "Trampantojo de Bach" o se acerque al rock en los momentos intentos de "12x8 para Pep" o "Geppetto escapa de la ballena", por ejemplo. Este último tema tiene dos versiones en el disco, una más íntima a piano solo y otra a trío, con más fuerza e igual lirismo.

Porque la poesía que busca Viguer en el piano está presente incluso en los momentos de más fuerza, que no reflejan sino intensidad emocional. ¿No es eso lo que busca uno cuando sueña con sus recuerdos?




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* Info: pauviguermusic.com

* Foto de Pau Viguer tomada de su web. Autor: www.portafoliodejuanjo.com

HISTORIAS Y JAZZ

MIGUEL GARCÍA URBANI, Calle 52, historias y jazz

Hoy, leyendo con música alrededor, se me ha ocurrido hablar de un libro muy especial, un libro que no es un libro sino un laberinto de historias que no son historias sino poemas que suenan en una voz de radio entre temas de un jazz que no es jazz sino sensación y sentimiento. El libro es Calle 52, historias y jazz, un título que a muchos aficionados les sonará porque fue, allá por la primera década del 2000, un blog, un podcast, un experimento que unía literatura, jazz y vida en textos y músicas. El culpable de todo ello era/es el argentino Miguel García Urbani, escritor altamente influenciado por artes tan lejanas y próximas al mismo tiempo como la poesía y la música. Su obra se ha inspirado constantemente en el tango (el libro de relatos Tangos y falsas promesas y el heterogéneo Plateados por la luna) y en el jazz principalmente. Su prosa tiene una sonoridad rítmica y musical que hasta ahora solo habíamos encontrado en algunos poetas y, por supuesto, en Julio Cortázar.


A lo largo de las más de 200 páginas del libro, audazmente ilustradas por Luis Scafati, se van sucediendo los textos (textos apasionados, porque García Urbani es un poeta) que exploran y homenajean las sensaciones que el jazz produce en el oyente. Algunos capítulos son más narrativos pero todos son poesía. Basta escuchar/leer alguno de sus textos para sentirlo en la piel, pero en la mayoría rinde tributo a toda esa enciclopedia de nombres que (nos) inspiran a los aficionados al jazz, desde músicos (Dexter Gordon, Bill Evans, Lennie Tristano... y muchos más) hasta escritores como, por ejemplo, Lezama Lima, Lorca o el inevitable Cortázar, al que llama El hombre que escucha bebop en diez acertadas y líricas definiciones de las que reproduciremos dos:

El hombre que escucha bebop sabe qué es el jazz si no se lo preguntan. Ignora los tratados, los postulados y jamás oyó hablar de los caballeros templarios.

El hombre que escucha bebop es las doce de la noche y la voz de una mujer. Es un contrabajo con pasos de gigante mojado.

Narrativas poéticas que envuelven al lector y que van acompañadas (como hacía en su podcast) de sugerencias discográficas, temas que escuchar al tiempo, antes o después de cada texto, especialmente ilustrativas cuando escribe sobre Jobim o sobre Chet... o, en el texto que sigue, sobre Jimmy Scott:

Él es el hombre abandonado y la mujer seducida, es el narrador y cada uno de los personajes de las canciones. Su voz suena como una extraña trompeta, con una aguda y cálida sordina. Tiene la textura de un tejido que puede servir a veces como mortaja y otras como lecho para el amor. 
(Jimmy Scott, el niño mimado por los dioses. (Fragmento)

En resumen, un libro para sentir el jazz y entender que otros lo sienten como nosotros, para regalar a poetas y también a haters (odiosa palabra de moda) del jazz, pero sobre todo para gozar leyendo y escuchando. 


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* Web del autor: www.miguelgarciaurbani.com

* El libro: www.amazon.es/Calle-52-historias-y-jazz

WADADA LEO SMITH ELÉCTRICO

WADADA LEO SMITH AND HIS ORANGE WAVE ELECTRIC,
Fire Illuminations (Kabell Records, 2023)


La portada, obra de Einar Falur Ingólfsson
Después de viajes a lugares inhóspitos (musicalmente hablando) con formaciones absolutamente inusuales, el trompetista Wadada Leo Smith regresa con un combo eléctrico sin perder la filosofía transgresora que lo ha mantenido como líder del jazz experimental durante los últimos 50 años. Fire Illuminations está lleno de guitarras de rock, distorsión, efectos, electrónica y caos controlado, que sirven para que Wadada regrese a la discográfica con la que debutó en 1972 como líder con Creative Music - 1

Foto: Jimmy Katz
Hacer del ruido y la distorsion un arte no es algo ajeno a Wadada Leo Smith. Su gusto por lo transgresor va de la cacofonía a la música simplemente atonal, pero siempre consigue ese milagro de crear una obra compacta y deseable y, lo que es más importante, una obra con conecta con el oyente. El álbum son dos temas de aproximadamente un cuarto de hora cada uno y en cada uno de ellos la gloriosa trompeta de Wadada sobrevuela este nuevo universo eléctrico con su poesía, desarrollando la melodía y explorando todas las posibilidades tímbricas de dos líneas de músicos muy similares: Nels Cline y Brandon Ross (guitarra eléctrica), Bill Laswell y Melvin Gibbs (bajo eléctrico), Mauro Refosco (percusión), Pheeroan aKLaff (batería) y Hardedge (electrónica). 


Por destacar un tema, destacaría la seductora cadencia de la trompeta en el segundo tema ("Tony Williams"), donde sus disgresiones melódicas me llevan al Miles Davis más rompedor y menos comercial (el de Jack Johnson, por ejemplo), salvando las distancias, claro. Ambos temas, en conjunto, aportan una nueva forma de escuchar a Wadada Leo Smith, y van...



* Web: www.wadadaleosmith.com

UN PRESENTE CON FUTURO

DANIEL FERRUZ, Un presente (Underpool, 2025)

El pianista Daniel Ferruz, zaragozano afincado en la escena jazzística barcelonesa, publica este año su tercer álbum, Un presente, tras sus Noctis (Fresh Sound New Talent, 2019) y Miradas (Underpool, 2022). Con un lenguaje pianístico propio, que suena a jazz contemporáneo y en algunos momentos también a clásica europea (Schumann) y española (Falla), el nuevo disco de su cuarteto (Joan Mas al saxo, David Mengual al contrabajo y Adrià Claramunt a la batería) persiste en este lenguaje con temas compuestos por el mismo Ferruz, donde expresa, sin prisas y sin artificios, su manera de hacer música: falsas baladas llenas de inspirados fraseos al piano y al saxo, ambos protagonistas; experimentaciones híbridas donde se alimenta de influencias reconocibles (y no solo jazzísticas); vitalismo en temas casi cantabile... y canciones llenas de poesía (con la voz de Eva Lago).


Lo más fascinante de este músico es que tiene una voz ecléctica. Baste escuchar el primer solo de este álbum para percibir que su piano se mueve de una influencia a otra sin dificultad. Este plurilingüismo musical a veces solo se puede sentir, no se percibe de manera consciente, ya que Ferruz pasa de un lenguaje a otro con una naturalidad engañosa. Lo mismo ocurre con las composiciones, todas originales. "La escuela" es un tema contemporáneo, cantable, que, de repente, se engancha a un solo de piano perfecto, dentro de la tradición, empujado por una sección rítmica potente (ese walkiing bass repentino).

De los aires festivos y tropicales de "Leo" al lírico "Ms. Rossoff" hay un salto cualitativo, con aires líricos que impactan por su brevedad. Como compositor, Ferruz sabe cómo jugar con los sentimientos. En "Un presente", por ejemplo, las notas largas del saxo de Joan Mas nos llevan a terrenos nostálgicos que el solo de bajo alimenta a la vez que nos prepara para un solo de piano que crece a medida que va dejando ideas acorde por acorde. El disco contiene joyas que sacuden al oyente, como "Doce", un tema  a piano solo (hay dos más en el álbum) que se aleja del jazz y que, sin embargo, nos remite, de una manera apasionada, emocional, lírica, a aquellos conciertos a piano solo de McCoy Tyner publicó en los 90.

Ferruz captura en Un presente la necesidad de vivir cada momento, y su disco late en cada tema, en cada compás, en cada nota, con guiños, sorpresas, modulaciones y juegos que piden escuchar el álbum con atención. 

* Más info: www.underpool.org/releases/un-presente/

PIANO Y VOZ DIALOGAN SOBRE LA VIDA

GEORGIA MANCIO & ALAN BROADBENT, 
Quiet Is The Star (Roomspin Records, 2021) 

Fue en 2013 cuando la cantante Georgia Mancio y el pianista Alan Broadbent comenzaron su relación con un par de conciertos en el Reino Unido. Un año después comenzaron a escribir canciones juntos. Ahora, acompañando el lanzamiento de su segundo disco como dúo, titulado Quiet Is The Star, se publica un libro, bellamente ilustrado, que recoge las 33 canciones que han compuesto juntos, incluidas las que no han sido publicadas en estos dos discos.

Alan Broadbent no necesita presentación. Hemos hablado de sus discos en más de una ocasión aquí. Ganador de dos Grammy, sigue imparable a sus más de 70 años, publicando incluso más de un disco por año. A Georgia Mancio británica, cantautora, multipremiada, la conocimos grabando a dúo con Broadbent en su primera colaboración en estudio (Songbook, de 2017). Juntos sobrevuelan las posibilidades de las canciones con serenidad y exprimiendo toda la expresividad de las letras y las teclas, una especie de concierto íntimo que nos hace desear estar en un club oscuro, con una copa de vino en la mano, escuchándoles de cerca.




Broadbent no es solo un líder nato (perfecto en Trio In Motion) o un improvisador incansable en sus discos a piano solo (Hear to Heart) sino que resulta un acompañante imaginativo y versátil capaz de competir con la belleza de las letras de Georgia Mancio de igual a igual. 

I think of that child, all her thoughts running wild with exhilaration,
and the passing of time’s liberation.
All I wanted to hold, all my fears to unfold,
as the nights are turning cold and my spirit’s not so bold:
you will listen to me, take my side, let me see all the things that I still can be,
and remember all my life.
("All My Life")


Los temas, con letras poéticas y melancólicas, tienen un lejano aroma a Sondheim en su ritmo ("All My Life", "I Can See You Passing By"), a Rodgers & Hart, y a Joni Mitchel en su poesía. Pero lo importante aquí es la manera en que piano y voz juegan a cantarse con el alma el uno al otro.

Portada del libro
Portada del libro

Las letras hablan de sentimientos universales, desde la infancia hasta el amor, la libertad, la muerte, la tristeza... sentimientos que son tan sencillos como complicados de vivir, aunque uno no perciba su complejidad en el momento en que los vive. Esta aparente candidez arrastra al piano a su forma más bella, no exenta de síncopa y blues, pero lírica, en el tono de las letras de Mancio. Una delicia para saborear despacio, en un lugar tranquilo y disfrutando de las ilustraciones de Simon Manfield que acompañan al libro y que también aparecen en ambos discos.  

El libro no es solo un libro de letras. Incluye las partituras de todas las canciones... por si se les da bien leer música y quieren cantarlas, además de ilustrativos comentarios de Broadbent y Mancio sobre el origen de las canciones y sus peculiaridades íntimas, cosas de compositores que les permitirá entrar en la intimidad de las ideas que hicieron nacer estos temas... y la afortunada conjuncion de dos talentos como estos.


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* Web de Alan Broadbent: www.alanbroadbent.com 
* Web de Georgia Mancio: www.georgiamancio.com
*Fotos:
     Superior: Tatiana Gorilovsky
     Inferior: En Ronnie Scott's (foto de Carl Hyde)