MÚSICA PARA EL OLVIDO

MARCOS PIN, Óstraka (2019)

Al guitarrista Marcos Pin le va lo complicado. Como líder, compositor o arreglista, lleva años sorprendiéndonos con sus grabaciones para tenteto (o decateto, es decir combo de jazz con 10 músicos) como Barbanza (2012), discos con solo dos instrumentos como en los volúmenes de su serie Duology (2013 y 2015) o un combo formado por ¡cuatro guitarristas! (Triangle and Square de 2018)... y ahora, vuelve envuelto en una formación aun más insólita en Óstraka, una suite para guitarra de jazz, contrabajo y cuarteto de cuerda compuesta y arreglada por Malcolm Stilton (1).

Nuevamente, nos encontramos con esa simbiosis mágica que genera la relación entre jazz y poesía, porque Óstraka está inspirada en un poemario del mismo nombre publicado este año por Luis Valle, humanista, escritor y artista plástico lugués que ha publicado cerca de treinta libros y que, con este poemario, indaga en la esencia del olvido. El título, que significa ostra, remite al ostracismo, castigo que se imponía en la antigua Grecia y que consistía en el destierro. El castigo se llamaba así porque el nombre del desterrado se grababa en una ostra de cerámica. 

En lo temático, Óstraka busca ese aire nostálgico y doloroso del que hablan los poemas, ese olvido involuntario (o no). Lo encuentra en pasajes líricos o tensos, en notas largas conseguidas con el arco, en el tempo que se detiene, en algunos pasajes, de una manera inesperada. En lo formal, el lenguaje fragmentado y rítmico de la poesía es traducible al jazz, como hemos visto en otras ocasiones. Toda poesía se busca a sí misma, el poeta se exige un ritmo y una estructura que dé significado a cada uno de los versos, a cada una de las palabras. Esta es la misma esencia del jazz, la búsqueda continua, la investigación en cada nota, y en las cuerdas Marcos, como Luis, indaga en cada pasaje del álbum de una manera precisa, quizás intuitiva, pero precisa. Investigación y hallazgo. Poesía en los dos casos.

El resultado es, más que sorprendente, embriagador. El juego del jazz, cuando hablan guitarra o contrabajo con la respuesta del cuarteto de cuerda resulta original y excitante, un contraste poco habitual, un bellísimo experimento a caballo entre el jazz contemporáneo más sofisticado y un acercamiento peculiar a la Third Stream, una obra sólida que se compone de momentos, un ejercicio complicado donde se conjugan dos lenguajes tan distintos como la cuerda con arco y la síncopa del jazz, estableciendo una conversación inaudita entre cuerdas pulsadas y frotadas.


El discurso más habitual es el de la guitarra solista, con melodías en tempi lentos, cargados de nostalgia, con el acompañamiento del cuarteto de cuerda, pero, en ocasiones, los papeles se invierten y el violín (Nicolay Velikov) despliega un swing insólito ("Ceo de Beduíno") o se convierte en protagonista ("So Escoito A Choiva"). Del Marcos Pin más swingueante y bop está "Mendigo de Luz", un tema uptempo con hipnóticos cambios de ritmo, solo de contrabajo incluido. Y el contrabajo (Juan Cañada) es precisamente protagonista en el tema que cierra la suite ("O Letreiro de Limiar"), desde la introducción hasta la melodía, que arrastra de una manera mágica acompañado por las cuerdas, que establecen en algunos momentos un diálogo de pizzicato que es una delicia. 

Los músicos del álbum son: Marcos Pin, guitarra; Juan Cañada, contrabajo; Nikolay Velikov, violín; Kiyoko Ohashi, violín; Timur Sadykov, viola; Carme Tubío, cello. La portada, con esos personajes casi narrativos, es una fotografía de Rafa Pasadas y está diseñada por Rocío Alén.




(1) Como en su anterior Triangle and Square, Marcos Pin usa el seudónimo de Malcolm Stilton como compositor.

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* Web: www.marcospin.com

* Luis Valle, Óstrakahttps://www.amazon.es/%C3%93straka-Dombate-Poes%C3%ADa-Lu%C3%ADs-Valle/dp/8491513086

* Web de Rafa Pasadas: www.rafapasadas.com