
Esta semana, en el número 19 de la revista digital El coloquio de los perros, aparece un incisivo artículo de Rodrigo Araújo Montero titulado Acordeimagen (Notas sobre jazz y poesía), en el que se establecen curiosos paralelismos entre jazz y literatura y, más concretamente, entre el jazz y la poesía.
Comienza el autor exponiendo su visión de las analogías entre el acorde de jazz, heredado del blues, y la imagen poética, estableciendo claras correspondencias entre “la simultaneidad de grados musicales” de un acorde y la metáfora, con su mezcla de significados simultáneos.

¿Críptico? Lo veo incluso yo, que no sé leer música y que soy un simple aficionado a dejarse estremecer por los sonidos (y por las metáforas).
Araújo Montero continúa en este artículo hilando teorías paralelas entre jazz y poesía, determinando ejemplos tan bellos como que "el jazz es en cierta medida una nueva poesía en la música [...] y la poesía es casi siempre una meditación musical de la palabra”.
Resumiendo, un artículo quizás demasiado académico, pero apasionado, en el que cualquiera que ame la literatura y el jazz (en las artes se pueden tener dos amores sin parecer adúltero) podrá disfrutar a poco que se deje llevar por la vehemencia de las palabras.
Suena mejor en las palabras del autor. Podéis leerlo aquí.
____________
Fotografía de Keith Jarrett tomada de Apolo y Baco.
Foto inferior tomada de El coloquio de los perros.