ALICIA TAMARIZ, Aletheia (Dispar, 2021)
No solemos hablar de cantautoras en este blog dedicado, en esencia, al jazz, pero el primer trabajo discográfico de Alicia Tamariz nos ha enamorado. La fluidez de las composiciones, sus arreglos (mano a mano con Carlos Cortéis Bustamante) y los músicos que participan merecen una escucha. Marco Mezquida, en las notas del disco, lo califica como "una bocanada de aire fresco" y de "disco luminoso". Podríamos comentar que hay en estos temas aires de bossa y de otras músicas del mundo, que Alicia es una pianista con un lenguaje estimulante, que hay poesía, que la mezcla de estéticas y de inspiración es apabullante, pero lo que realmente habría que destacar es que, como primer trabajo de una compositora, pianista y cantante, es tan sincero y natural que pone los pelos de punta.
Según Wikipedia, Alétheia (en griego αλήθεια alētheia 'verdad') es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. Literalmente la palabra significa 'aquello que no está oculto, aquello que es evidente', lo que 'es verdadero'.
La verdad de Alicia Tamariz está en la manera en que fusiona texto y música, en cómo melodías y armonías expresan sin palabras lo que la voz canta (o no). Así, por ejemplo, en la poesía "Sambaluna (A mi hija)" el tema pasa de la ternura a una pasión creciente en intensidad, con síncopas como juegos infantiles, con una declaración de amor en forma de solo de piano y la felicidad bailando en el sonido de la flauta, que al final rompe en unísonos con la voz en el estribillo final.
Alicia Tamariz es una pianista formada desde pequeña que se enamoró del jazz a los dieciocho, cuando descubrió a músicos improvisando en directo. Según su biografía, ha sido alumna de músicos tan interesantes como Aaron Goldberg, Miguel Zenón, Jorge Rossy, Michael Kannan… Todo esto se traduce en canciones que alimenta del jazz, la improvisación y las influencias étnicas que podemos escuchar en Aletheia con un sonido brillante, inspirado y nada complaciente. Lo consigue con la colaboración de músicos como Carlos Cortés Bustamante (guitarra española, percusión, arreglos), Fernando Brox (flauta, trombón), Maripepa Contreras (oboe, corno inglés), el contrabajista Dimitri Skidanov y Andrés Litwin a la batería. En "La despedida" hay arreglos de Javier Galiana para un cuarteto de cuerda formado por los violines de Sandra Raña Cuevas y Elisa Gutiérrez Moreno, Marta González Pisonero a la viola y María de Goñi Loma al violonchelo.
Por destacar algún tema, es especialmente emotivo el poema "Somos", declamado de manera vehemente sobre una base llena de tensión (y, al mismo tiempo, bella) de jazz moderno.
En resumen, Alicia Tamariz ha construido un disco bello, complejo, que se puede disfrutar en cualquiera de sus múltiples capas, ya sea desde el punto de vista del jazz, del piano, de la poesía o de la fusión.
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* Web: aliciatamariz.com