Con unas metafóricas imágenes estelares creadas por ordenador, la batería de Rashied Ali y un conato de "Mars" (del álbum Interstellar (Impulse!, 1974) comienza una especie de medley, un breve intento de contagiarnos la nostalgia necesaria para ver este documental sobre John Coltrane. La aparición de este documento no es una revelación ni aporta excesivos nuevos datos sobre la música o la vida de este enorme saxofonista, pero nos recuerda que conviene revisitar a ciertos tótems de vez en cuando para no olvidar que el jazz es un camino y Coltrane una señal de tráfico imprescindible. Por si estas razones no fueran suficientes, aficionados y coleccionistas están de enhorabuena porque acaba de anunciarse la publicación de un disco inédito de Coltrane... 50 años después de su muerte.
Siempre he sostenido que la sombra de Trane ha aportado tanto al jazz como le ha perjudicado. Son muchos los saxofonistas (y no saxofonistas) que han malentendido el mensaje teórico de su música, del que sólo se les quedó grabada la extensión de sus improvisaciones, no el argumento que las motivaba. Me he encontrado en conciertos con tantos músicos que pensaban que hacer solos de 20 minutos era emular a Trane cuando, en realidad, improvisaban con una incoherencia que uno podía preguntarse si realmente habían estudiado música... Pero no hay que ser tan negativo porque, pensando en positivo, el jazz que escuchamos hoy día no sería el mismo sin la revolución coltraniana.
El documental, dirigido y escrito por John Scheinfeld, profundiza en esta revolución. Como todo buen documental, lo hace con abundancia de imágenes, entrevistas y opiniones, de familiares y músicos (Jimmy Heath, Benny Golson, Sonny Rollins, Santana, Kamashi Washington...), como es natural, pero también de escritores, críticos y de saxofonistas (sí) como el ex-presidente Bill Clinton. Y también las del propio Coltrane (en la voz de Denzel Washington).
Comienza por 1957, cuando el quinteto de Miles Davis representaba lo más nuevo, explorando la influencia de Miles en el un joven Trane recién casado con Naima, que ya tenía una hija, un Coltrane que intentaba ser padre en un mundillo, el del jazz, donde se suponía que las drogas eran el camino hacia la perfección. A pesar del alcohol y las drogas inyectadas, siempre fue muy espiritual, desde niño, ya que era nieto de dos pastores. El documental explora también esta faceta, imprescindible para entender sus motivaciones al componer. Como dice Sonny Rollins en el video, "Coltrane era celestial".
Ese era John Coltrane, el hombre que rezaba con el saxo, el músico que escribió esa oración enorme que es A Love Supreme. En este aspecto, recomiendo también (por interesante y por peculiar) el documental titulado Saint John Coltrane, en el que Alan Yentob, tomando como excusa el 40º aniversario de la edición del disco, explora la relación entre música y religión y su impacto en ciertas comunidades americanas, donde se considera a Trane como un santo, aunque como curiosa-curiosa y más enfática, la historia de La iglesia de John Coltrane, disponible en Youtube. Otra de las facetas imprescindibles para entender su música es la coincidencia de su discografía con el momento en que la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos se convierte en algo real.
Parece que Coltrane no fue un niño prodigio. Tardó en encontrar su camino. El documental recorre sus primeras formaciones (acompañó a todo tipo de grupos, ganándose la vida y aprendiendo). Pero no fue Dizzy, su primer jefe en una formación con intenciones quien tuvo más influencia en el desarrollo de su estilo personal, sino Miles. Quizás, más importante que un mentor, fue su capacidad de sacrificio, "espartana", según la descripción de Benny Golson... Pero, en mi opinión, el momento en que descubrió su verdadero camino fue cuando comenzó a componer, es decir, en la época de Giant Steps (Atlantic, 1960), estando aún en el quinteto de Miles.
Como muchos de los mejores músicos de jazz, Coltrane murió joven, a los 40, en 1967, lo que podríamos definir como la cima de su carrera si no fuera porque, en nuestro interior, sabemos que, de haber continuado con nosotros, habrían existido muchas más cimas.
Por último, me gustaría reseñar que el juego de palabras que sugiere el título (suena en inglés como "persiguiendo el tren") queda justificado en la última parte del documental, cuando conocemos a un japonés que lleva cuarenta años coleccionando discos y memorabilia de Coltrane. Dice que, cada año, emplea unos meses de su vida recorriendo el mundo, buscando recuerdos y comprándolos, "persiguiendo a Trane". En el fondo, todo aficionado serio (y también todo músico serio) persigue eso, la sombra de un creador infinito que, cosas del destino, muere joven y es, cincuenta años después de su muerte, más popular que nunca. Hay que ver este documental para entender por qué el espíritu de Coltrane sigue (y debe seguir) vivo en estos días de jazz convulso.
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* Sitio oficial: www.coltranefilm.com
* Para los coleccionistas (y para los coleccionistas perezosos) también se ha editado un CD que supone una recopilación de temas claves de Coltrane.