Desde que conocimos a Marcel·lí Bayer con su seductor álbum Les Narrations (Whatabout Music, 2013), este músico nacido en Barcelona en 1982 ha progresado valientemente hasta convertirse en uno de los saxofonistas / clarinetistas más originales, arriesgados y personales del panorama jazzístico nacional. En su nuevo álbum, titulado Niketchrin (Creative Sources, 2017) nos propone una sesión de improvisación que supera cualquier expectativa.
A lo largo de su carrera, Bayer ha evolucionado desde primerizos y ambiciosos proyectos como Nonitz (en noneto y nada menos que con Lee Konitz como invitado) pasando por discos más íntimos (Les Narrations, en cuarteto) hasta sublimar el combo de jazz convirtiéndolo en un formato unipersonal, libre y absolutamente improvisado, algo que ya había probado con éxito en 1860 (Discordian, 2014) y que en Niketchrin alcanza una cota elevadísima, no sólo por el riesgo de grabar sin partitura sino por la coherencia de estas improvisaciones, que alcanzan un lirismo único dentro de lo atonal, del ruido, nos atreveríamos a decir.
Grabado el 21 de febrero de 2017 en 23 Robadors, ese templo de la cultura sin limitaciones que se esconde en el Raval y que programa, entre otras estéticas, free jazz de manera regular, Niketchrin posee un concepto original de la libertad creativa, con unos temas en los que vuelve a percibirse una intención narrativa, si bien lejana a la estética de Les Narrations pero que transporta historias sugeridas, con un sentido descriptivo y metafórico envidiable, y con una voz lírica particular e inspiradora.
El siguiente vídeo es una improvisación pero, en esencia, es uno de los temas del álbum.
Técnico y expresivo, expresionista, Bayer utiliza en algunos momentos estéticas rítmicas y repetitivas propias de la música electrónica y experimental (en "Faith", por ejemplo), con un empleo minimalista del lenguaje del clarinete (en algunos temas clarinete bajo y contrabajo) y también de los objetos (sillas, golpes, el teclado del piano como percusión) que nos remiten a las teorías de la música concreta ideadas por Pierre Schaeffer. A pesar del aparente desorden de sus improvisaciones, no es difícil entender o sentirse inspirado por esta música singular que nos sugiere historias improvisadas pero lógicas, que llegan al oyente desde el mismo título, con su enigmático nombre, Niketchrin, cuyo misterio ayuda a aumentar la explicación que nos da su página web:
Niketchrin fue compositor y clarinetista y uno de los creadores de la nueva música en la Rusia de principios de siglo. Muy probablemente vivió una vida plena en una era de decadencia y de oscuridad aunque su existencia no ha sido nunca probada. Su cuerpo no se encontró nunca, su música nunca ha sido escrita, incluso nadie ha tenido constancia de su paso por este mundo.
Existiera o no este compositor al que Bayer dedica el álbum, lo cierto es que el resultado es sorprendente e inquietantemente adictivo.
* Web: marcellibayer.wordpress.com