Bajo el sugerente eslogan de Botello, Ruciero & Asociados, se presentaron en el Gran Teatro de Huelva el 20 de julio dos artistas multidisciplinares que son también educadoras y amigas, Lola Botello y Natalia Ruciero.
Últimamente, es
habitual encontrar abierta la programación del Gran Teatro de Huelva en verano.
No es habitual en los teatros de ciudad y merece un aplauso esta iniciativa para los que no huyen a la playa o los que no
las necesitan o para premiar las inquietudes culturales de los turistas que llegan
a Huelva en esta época. Es una pena que muchas veces la oferta no se
corresponda con la respuesta del público.
De manera extraordinaria y complementando la programación del II Circuito Andaluz de Asociaciones de Jazz, se programó un concierto especial con dos cantantes. Natalia Ruciero y Lola Botello, artistas multidisciplinares, ejercen, entre otras actividades, de profesoras de canto en Müzzic, cada una con una visión particular del jazz vocal.
En un ambiente
frío, con una iluminación escenográfica de lo más pobre y con un patio de
butacas casi vacío, las dos cantantes salieron a darlo todo, con mucho ritmo,
con un mencionable despliegue de recursos vocales y comenzando por lo más
difícil, haciendo un scat a dúo, algo
que nunca habíamos escuchado en directo. El público conectó enseguida con la
música, que fue discurriendo por clásicos vocales de todas las estéticas del
jazz, desde el swing hasta el jazz fusión, tamizadas por la personalidad de las
dos cantantes, que se alternaban en escena o cantaron a dúo.
Lola Botello y Nacho Megina |
Al fondo, Rafa Arregui |
Otra impresión del concierto es la de que ambas cantantes utilizaban su voz como un instrumento, impresión que quedó corroborada cuando el público aplaudía las intervenciones de las cantantes como si fueran solos y éstas alternaban estos “solos” vocales con los de los músicos, que merecerían una mención especial, ya que el público había acudido a escuchar a dos cantantes y pudo descubrir que los músicos que las acompañaban no eran sólo correctos sino igualmente interesantes. La sección rítmica sonó eficaz en todo momento y destacó en sus individualidades. Javier Delgado al contrabajo y Nacho Megina en la batería son dos experimentados músicos de la escena andaluza con una larga carrera como sidemen. Los pudimos ver recientemente en este mismo escenario acompañando a Javier Ortí. En el piano, Rafa Arregui, componente del cuarteto de Natalia Ruciero (Nat’n Jazz Quartet), marcaba el punto álgido de cada tema con sus solos. Muy bluesy en “Basin Street” y muy moderno en “Stolen Moments”, por poner un ejemplo, un músico versátil y sobresaliente al que habrá que prestar atención.
El falso final del concierto, con un amago de canción triste para presentarnos la verdadera conclusión, swingueante y divertida (“Me and My Shadow” de Al Jolson cantada al estilo de Sinatra y Sammy Davis Jr.) levantó al público de sus asientos, tanto que no hubo necesidad de hacerse de rogar para hacer un bis. Como dije más arriba, todo un derroche.
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* Web de Natalia Ruciero: www.nataliaruciero.com
* Las fotografías son de Juan Carlos Ordóñez: www.flickr.com/photos/jcof/