Bueno, es mi cumpleaños
No es una gran fecha, no cumplo una cifra redonda ni estoy en el mejor momento de mi vida, pero se me antojaba regalarme una entrada. Nunca seré músico de jazz, puede que ni consiga dominar ningún instrumento (se me ha pasado la edad para ser rising star ;-p ) ni consiga llegar a aprendiz de Nat Hentoff o Leonard Feather. Quizás sólo aspire a que alguna referencia cruzada en mis relatos o en mis novelas recuerde vagamente a los deslices melómanos de Cortázar... Pero puedo dedicarme una pequeño bio. ¿Por qué no?
Nací el año en que Herbie Hancock publicó su Maiden Voyage y Miles Davis grabó su E.S.P., el año en que Ronnie Scott trasladó su club al 47 de Frith Street, doce meses de una época en que los genios se salían (Lee Morgan lanzó Cornbread y The Gigolo mientras que Coltrane hizo un maratón de pasos de gigante grabando los álbumes Ascension, The John Coltrane Quartet Plays, Kulu Se Mama, Transition, Sun Ship, Live in Seattle y, ya en noviembre, Meditations) pero fue un mal año para los pianistas porque murieron Tadd Dameron, Clarence Williams y Nat 'King' Cole. También murió Red Nichols en junio. En el lado contrario de la vida, el 28 de julio nació el menos famoso y el menos Marsalis de los Marsalis, Delfeayo, el trombonista.
En resumen, han llovido muchos discos desde entonces y he pasado de ser un niño gordito y rubito a convertirme en un tipo algo desengañado que intenta que la vida siga sorprendiéndole. Me he alimentado de muchas músicas en este tiempo, pero ninguna como el jazz me ha puesto los pelos de punta. Las 224 entradas de este blog no son suficientes para describir lo que siento. Sigo siendo un aficionado estupefacto ante la enormidad y la universalidad de esta expresión del Arte.
Charo, que no entiende el jazz pero me entiende a mí, me ha regalado un giradiscos. El que tenía estuvo un tiempo esperando una aguja nueva y, al final, no sobrevivió a la última mudanza. Ha sido una gran sorpresa, aunque no tan grande como descubrir que no tenía tantos discos de jazz en vinilo como yo pensaba (hay también muchas cosas en cassette, en cajas de cartón pero no olvidadas), lo que no ha sido obstáculo para que ahora esté (re)descubriendo, noche a noche y disco a disco, sonidos que tenía olvidados y que no suenan igual sin las quejas de la aguja caminando por los surcos, el sonido del pasado.