Sugar in my Bowl. A Tribute to Bessie Smith (2025)
Desde el primer compás se percibe que tanto las manos de Paul San Martin como la voz de Itziar Yagûe hablan el lenguaje del blues, con su melancolía, sus lamentos armónicos, tensión y ruptura... y esto viene de una química particular: la mezcla genética del amor al blues y la experiencia alimentada compartiendo escenario. Además, este álbum ha sido grabado a piano y voz, lo que resalta la emoción primitiva de estos temas.
Sugar in my Bowl es un tributo a una de las primeras damas del blues, Bessie Smith, quien tuvo una potente e influyente carrera que se truncó con su muerte a los 43 años. Entretanto, grabó 160 canciones, desbancó a Ma Rainey como Emperatriz del Blues y creó una leyenda que influyó a generaciones posteriores, desde Billie Holiday hasta Janis Joplin. Itziar y Paul, devotos de la Emperatriz, han grabado 8 temas de Bessie Smith en un homenaje peculiar, desnudo, donde destacan los solos de un piano que acompaña en cada compás y el dolor latente, desgarrado pero nunca fuera de tono, de la voz siempre joven de Itziar.
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Paul San Martin tiene un gusto especial por lo clásico, como pudimos escuchar en su A French Session de 2019. Su dominio de las escalas de las músicas negras (le hemos oído en estéticas que van del blues al boogie y al r'n'b. En este álbum se muestra mucho más serio, intimista a pesar del derroche de notas, consciente de que no habla solo sino acompañando y, cuando lo hace, se deja llevar (casi) emocionalmente en los solos con brillantez. Itziar Yagüe, que ya nos demostró en su anterior trabajo (Girl Like Me) que sabía jugar con las melodías, las síncopas y con el lado más lúdico del jazz, rebaja el tono para ponerse seria y hacer suyas estas letras demoledoras que caracterizan el blues y que son imagen inevitable en cualquier retrato de Bessie Smith.