Los no aficionados al jazz suelen preguntarme por qué se siguen grabando discos de standards en lugar de "música nueva". Es fácil explicarles que en el jazz siempre hay algo nuevo en cada estándar, en cada interpretación, en cada compás... Pero hay muchas más razones. La primera es que no podemos escapar a las influencias que nos hacen crecer. Otra importante es averiguar qué tiene un músico que decir sobre una melodía concreta. Siguiendo la estela de su anterior álbum (Slowly), donde homenajeaba a Keith Jarrett con temas originales, el pianista Noah Haidu revisa 9 clásicos y lo justifica remitiéndose al recuerdo del inigualable Standards, Vol. 1 (ECM, 1983), que grabaron Keith Jarrett, Gary Peacock y Jack DeJohnette, el primero de 21 álbumes del que se llamó Standards Trio. En el texto del disco, Haidu manifiesta:
"Quizás porque desarrollé un amor por su música gradualmente, con el tiempo he podido mantener una distancia respetuosa, disfrutando más como oyente que como pianista. Una vez que analizamos el arte, a menudo pierde la magia que poseía cuando nos encontrarnos con él la primera vez, pero me gustaría pensar que he aprendido algo esencial de su obra: sus interpretaciones de standards me proporcionaron inspiración, consuelo y felicidad, y espero que este álbum pueda hablarle a usted de esta manera. Ese es mi único objetivo con este proyecto, eso es todo lo que importa."
El repertorio de Noah Haidu está muy bien elegido, no tanto por su importancia dentro del recuerdo colectivo sino porque nos permite revivir melodías con la magia del trío de piano. Haidu usa en este disco un trío donde alternan dos contrabajistas (Buster Williams y Peter Washington), con Lewis Nash a la batería y un saxofonista invitado en algunos temas (Steve Wilson). Una formación perfecta donde Haidu absorbe todo el protagonismo con sus fraseos sincopados, sus progresiones de acordes, sus cambios de ritmo y su facilidad para expresar eso que esperamos todos los aficionados al jazz con mayúsculas.
Foto: Chris Drukker |
El álbum comienza con "Old Folks". Es lo que uno espera de un disco de jazz, ese aire que suena a negro pero también al lirismo de Jarret (sin ánimo de comparar). Después (sin ánimo de ser exahustivo), disfrutamos de la vertiginosa digitación de Haidu en "Just In Time" (y esa complicidad con la sección rítmica, especialmente en el juego de llamada y respuesta antes del chorus final). También hay un homenaje a Hoagy Carmichael a piano solo ("Skylark") pero, entre los clásicos más destacados del disco, vale la pena pararse a escuchar "Someday My Prince Will Come", un tema que ha evolucionado mucho desde que lo compuso Tchaikovski, lo robó Frank Churchill para Disney en 1939, lo convirtió en estándar Miles Davis en 1961 y Peter Washington hace aquí el solo de contrabajo con las sutiles respuestas de Haidu al piano...
Todos son standards excepto los dos últimos temas: "Last Dance I" y "Last Dance II". Noah Haidu compuso y tituló así en homenaje al último concierto de Jarrett en el New Jersey Performing Arts Center, evento al que asistió (y cuya historia ya contamos aquí). Haidu recuerda que Jarrett bromeó con el público diciendo: “No intenten esto en casa.” Al recordar esa noche de 2014, Haidu afirma: "Creo que inconscientemente lo tomé como un desafío. No para seguir sus pasos, sino para construir sobre mi propia voz con el trío y estas canciones”. Y aquí está el resultado, clásicos reinterpretados con solvencia y una filosofía post-bop que hace que parezcan originales, ya que sus aportaciones y sus improvisaciones son fieles al espíritu del original, nueva vida para estos temas sin contradecir en modo alguno al compositor, todo con una elegancia soberbia, algo que a veces se echa mucho de menos en el panorama jazzístico actual.
* Web del artista: www.noahhaidu.com