JAZZ EN EL PARÍS DEL SIGLO XXI

THE EDDY (Netflix, 2020)

La escena comienza con ritmo y sin música. El protagonista, Elliot Udo (André Holland) mueve la cabeza al ritmo de la música mientras rellena un cubo con hielo. La música es casi inaudible hasta que el protagonista vuelve a la sala. Estamos en un club de jazz de París llamado The Eddy. Este es el comienzo de la serie que Netflix estrenó el año pasado creada por  Jack Thorne y dirigida entre otros por Damien Chazelle (La La Land, Whiplash). Houda enyamina, Laïla Marrakchi y Alan Poul dirigen también, a razón de dos episodios por director. Los temas que suenan han sido compuestos por Glen Ballard y Randy KerberLo primero que hay que alabar de la serie es que todo el jazz que se oye se ha grabado y filmado en directo. Y poco más. No es una gran serie. Hay mucho jazz, sí, abundante, en actuaciones, fondos, música undertext y apariciones fugaces de músicos, y esto atrae, pero no es suficiente para hacer de esta serie una imprescindible para los amantes del jazz como fue Tremé, a la que, por cierto, intenta copiar en muchos momentos, tanto en ritmo como en ambientes, sin llegar a la sinceridad y a la humanidad de la serie de David Simon.

Como parte de esa inspiración, el guión busca cierta crudeza, explorando el París más feo, el de los barrios degradados, la noche sucia, los pisos más pobres. Es difícil empatizar con el carácter de los personajes, turbios en su mayoría, salvo los músicos, a los que vemos brillar en el escenario y bajar a la tierra en la calle, en el camerino, en sus relaciones... El resto es poco atractivo. Si a esto le sumamos intentos de emular a Godard con un ritmo voluntaria y obsesivamente lento (salvo en las escenas con música), y el empeño del director de fotografía por demostrar que no tiene pulso ni trípodes, el visionado se hace en algunos momentos muy difícil. 


Pero nos quedamos con el jazz. Músicos en su mayoría desconocidos interpretan el jazz actual que se mueve en Francia, algunas veces mirando a los clásicos y otras con esa fusión de culturas en la que se ha convertido París en los últimos cincuenta años. Recomiendo un momento en el primer capítulo en el que el pianista del club (Randy Kerber) desayuna frente a su piano ensayando unos acordes mientras la percusionista (interpretada por la croata Lada Obradović) toca la batería para una persona encamada y, en la calle, el contrabajista (el cubano Damián Nueva Cortés) camina tarareando el ritmo del bajo. Todo junto es un ejercicio musical muy original que culmina cuando Elliot hace un breve scat mientras intenta arrancar la moto. Momentos como este o como la discusión entre Elliot y Maja, que coincide con los solos más rabiosos de la banda, valen la pena. 

Como hemos dicho antes, son músicos reales interpretando a músicos. Estos son la banda residente en The Eddy, junto al trompetista francés Ludovic Louis, al saxofonista canadiense-haitiano Jowee Omicil y a la cantante polaca Joanna Kulig. También aparecen en la serie otros combos muy interesantes en escena, algunos de los cuales muestran la fusión de culturas que alimenta el multicultural jazz francés. 

En la parte interesante, la serie refleja la realidad de un club de jazz y de los músicos, y puede atraer a todos los que siempre hemos querido tener un club de jazz (con todos sus problemas) y a los que nos excita que las películas suenen a jazz, pero ni la historia ni la manera en que está contada aportan mucho y se queda en un ejercicio estoico de visionado de 8 horas que nos deja, eso sí, buenos momentos de jazz y la curiosidad de saber cómo suena París. La banda sonora es recomendable.