Bill Evans en clave flamenca
Después de leer la biografía de Peter Pettinger sobre Bill Evans, no podía dejar de pensar en tapar los “agujeros” que tengo en mi discoteca sobre el pianista. Para mi sorpresa, encontré el disco de tributo más impensable.
El Niño Josele, el guitarrista flamenco más original y exquisito que se puede oír ahora mismo en España, grabó Paz en 2006 para Calle 54, la discográfica de Trueba. No es un disco de jazz (lo advierto para que los puristas dejen de leer en este punto) sino un disco de flamenco basado en las composiciones y en los arreglos de Bill Evans. Digo esto último porque los temas que toca el Niño Josele no son sólo temas originales de Evans sino los más adorados de su repertorio, como el I do it for your love, que grabó en uno de sus últimos discos (Affinity, 1978) con Toots Thielemans y que formó parte del repertorio de Bill Evans hasta el final de sus días, o The peacocks, compuesto por Jimmy Rowles y que el pianista hizo suyo tras tocarlo con Stan Getz.
Siempre he dicho que no soy un amante de las fusiones. Son pocos los ejemplos que invalidan mi rechazo. Me cuesta especialmente el llamado flamenco-jazz, pero Paz no es un disco de fusión, ni siquiera un disco de jazz, sino un homenaje flamenco con todos los componentes. Puede que la carpeta del disco diga otra cosa, pero para mí es flamenco, nace de una guitarra flamenca y suena a flamenco, a bulerías, a soleá, sin perder el espíritu original de los temas.
Por eso, lo que más sorprende de este homenaje
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En 2007, el Niño Josele salió de gira para promocionar este disco acompañado por Esperanza Spalding al bajo y Horacio ‘El Negro’ Hernández a la percusión, llegando incluso a poner de pie al público del Village Vanguard, según una crónica de El Mundo.
Lo mejor del álbum, desde mi punto de vista (¿oído?) llega con Tú dónde estás (Turn out the stars), el único o quizás el tema más fussion del disco, donde Horacio el Negro y Marc Johnson consiguen convertir una bulería en toda regla en una inspirada balada con aires de swing y fusión que revive el espíritu del tema compuesto por Bill Evans.
Para oírlo un millón de veces.
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La foto es de una crónica del diario El Popular (Argentina).