ESPERANZA SPALDING

The great female hope

Estaba escuchando por enésima vez el disco de Esperanza Spalding, que se ha convertido en una especie de obsesión que sobrepasa ya lo meramente sonoro, cuando decidí que no era capaz de escribir nada sobre ella.

Apenas la acabo de descubrir y me entero por su página en Myspace de que saca álbum nuevo en mayo de este año; pero, por Dios, ¿cuánto queda para mayo? Nada...

Recé, aún imbuido por el ambiente espiritual de la Semana Santa, de las torrijas, del incienso, por poder verla en directo. ¿Habrá gira? Con los músicos de jazz nunca se sabe. Los sitios pequeños no tienen la publicidad de los festivales. Miro en Myspace y veo que está tocando por Italia, con un pequeño intermedio en Barcelona el 29 para gloria y disfrute de quienes estén cerca y puedan acercase al Jamboree.

Entonces, encontré los videos. Qué invento Myspace y qué invento Youtube, con todos esos videos a un solo click, y allí estaba yo, viendo a Esperanza Spalding en vivo. Y me transporté. Fue en ese momento cuando me vino a la mente una escena de una película, High fidelity (Stephen Frears), basada en la novela de Nick Hornby. En una escena, los protagonistas asisten al concierto de una música (léase: una cantante) interpretada por Lisa Bonet, que además de genial es muy atractiva.

El diálogo es, más o menos, así:

BARRY: Quiero salir con una música.

ROB: Yo quiero vivir con una música. Compondría conmigo, le daría consejos y, a lo mejor, incluiría nuestras bromitas íntimas en la contraportada.

BARRY: O una foto mía en el interior.

DICK: O en un segundo plano... donde sea.

Foto © ESTHER CIDONCHA,
gentilmente cedida a este humilde aficionado.

Obituario: Charlie Parker

Dicen los libros de historia que Charlie Parker murió un 12 de marzo a causa de un colapso cardiocirculatorio producido por un ataque de risa ante el televisor.

Puede que ése fuera Charles Christopher Parker jr., nacido en Kansas City el 29 de agosto de 1920, pero el Bird que nosotros conocemos murió de exceso de ansia creativa. A sus 34 años lo había hecho todo. Había aprendido de la nada y había revolucionado la música con un invento impopular llamado bebop. Había tocado con los mejores y se había relacionado con lo peor. Había subido a lo más alto y tocado el fondo más de una vez. Dormía en apartamentos de amigos, viajaba en el metro sin destino fijo, se había drogado, había mendigado y había visto morir a su hija por no tener dinero para que los médicos curasen su neumonía. No es extraño que intentara suicidarse en dos ocasiones sin éxito. Sabía que con él moría una época.

La causa real de su muerte no pudo ser otra. Exceso de ansia creativa. Después de tocarlo todo, buscó infructuosamente nuevas metas que se le hicieron pequeñas, rondó los estilos ‘populares’ en los últimos momentos de su carrera y ahondó en su propio estilo hasta encontrarse, por fin, a sí mismo.

In loving memory, Charlie ‘Bird’ Parker.



Photo: Frank Driggs Collection

De izquierda a derecha: Tommy Potter, Charlie Parker, Dizzy Gillespie y John Coltrane en el club que luego se llamaría Birdland, 1951.

Thriller jazz

Haber acabado por fin la mudanza, después de casi tres años de amontonar cajas llenas de discos, libros y películas, es algo más que un alivio. Tener las cosas a mano de nuevo está suponiendo redescubrir sonidos que hacía siglos que no escuchaba, recuperar momentos y sensaciones olvidadas y (¿por qué no?) redescubrirme a mí mismo.

Hoy llevo toda la tarde escuchando una recopilación que se llama Thriller jazz (Verve). No soy muy amante de las recopilaciones porque siempre se cuela lo que menos te esperas, pero las temáticas sí.

En Thriller jazz aparecen 18 temas clásicos de sintonías de televisión y bandas sonoras interpretados por músicos como Jimmy Smith, Sarah Vaughan, Stan Getz, James Taylor, Count Basie..., temazos grabados en su mayoría en la década de los 60, cuando la televisión comenzaba a ser un hito a nivel mundial y comenzaba a estar de verdad en casi todos los hogares. La influencia del medio debió atraer también a las casas discográficas y a los artistas, que en algunos casos versionan y otros directamente han compuesto estos temas, o puede que simplemente se trate de trabajos de encargo, oportunidades para los músicos de la época de ganar dinero.

Suele ocurrir que aparecen esporádicamente recopilaciones en ediciones de lujo o con diseños pomposos, presuponiendo que el jazz es una música sofisticada (lo es, pero en su concepción y en su interpretación) apta para ambientes de lujo, lo cual difiere casi siempre de los ambientes en los que los músicos han nacido y en los que trabajan. Siempre he sostenido que a los músicos de jazz sólo se les trata como estrellas cuando van de gira o aparecen en festivales, donde se les espera y se les trata merecidamente como artistas, pero el resto del año el músico de jazz no vive como una superestrella que se mueve en ambientes lujosos, sino que es un trabajador que tiene que saltar de club en club, noche a noche, en escenarios no siempre adecuados, con públicos no siempre atentos, para ganar los suficiente como para sobrevivir económicamente. Sólo unos pocos saborean verdaderamente el lujo.

En este orden de cosas y exceptuando a compositores habituales de bandas sonoras como Lalo Schifrin (aquí con Harry el Sucio) o Quincy Jones (que compuso la inolvidable sintonía de Ironside), es natural que incluso los mejores músicos acepten encargos para cine o televisión, y esto es de agradecer porque dejando rodar este disco te encuentras con versiones impresionantes, como la de Jimmy Smith persiguiendo con su Hammond B-3 las notas de Mission: Impossible o a Sarah Vaughan interpretando una versión vocal del Peter Gunn de Henry Mancini (nunca había oído una versión vocal de este tema) o el órgano de James Taylor en el tema de Starsky & Hutch, algo más reciente, de los 80. Lo mejor, sin duda, la versión de Dragnet, compuesto por Water Schumann y Miklos Rozsa en los 50 y que en la orquesta de Erwin Halletz suena increíblemente jazzy.

En Amazon, en una edición muy asequible. Después, me contáis qué os parece la versión que hacen Roberto Delgado & His Orchestra de la sintonía de Hawaii 5-0.