Dicen los libros de historia que Charlie Parker murió un 12 de marzo a causa de un colapso cardiocirculatorio producido por un ataque de risa ante el televisor.
Puede que ése fuera Charles Christopher Parker jr., nacido en Kansas City el 29 de agosto de 1920, pero el Bird que nosotros conocemos murió de exceso de ansia creativa. A sus 34 años lo había hecho todo. Había aprendido de la nada y había revolucionado la música con un invento impopular llamado bebop. Había tocado con los mejores y se había relacionado con lo peor. Había subido a lo más alto y tocado el fondo más de una vez. Dormía en apartamentos de amigos, viajaba en el metro sin destino fijo, se había drogado, había mendigado y había visto morir a su hija por no tener dinero para que los médicos curasen su neumonía. No es extraño que intentara suicidarse en dos ocasiones sin éxito. Sabía que con él moría una época.
La causa real de su muerte no pudo ser otra. Exceso de ansia creativa. Después de tocarlo todo, buscó infructuosamente nuevas metas que se le hicieron pequeñas, rondó los estilos ‘populares’ en los últimos momentos de su carrera y ahondó en su propio estilo hasta encontrarse, por fin, a sí mismo.
In loving memory, Charlie ‘Bird’ Parker.
Photo: Frank Driggs Collection
De izquierda a derecha: Tommy Potter, Charlie Parker, Dizzy Gillespie y John Coltrane en el club que luego se llamaría Birdland, 1951.