Carbón (y nada más)

Pasaron los Reyes Magos. Y no me dejaron nada. Nada de jazz, se entiende. No me gusta hablar de otras cosas en este espacio.

Aunque en el trabajo, durante lo que yo pensaba que era una fiesta absurda (la del Amigo Invisible), mi genial amigo Juan Carlos me obsequió con un magnífico cartel de Miles, el único que había pasado por mi casa durante las vacaciones de navidad había sido el gordo aquel vestido de rojo, pero no me dejó nada más que facturas de DVDgo y algunos paquetitos procedentes de ebay (léase Joe Lovano, Sting, aquellos DVD's del Live Aid del 85...), de modo que estaba esperando a los Magos de Oriente como agua de mayo en enero, pero llegaron tímidos, con algún destello Pérez-Reverte, pero sin jazz. No se lució ni Baltasar. Ni jazz ni música negra: lo único negro que me trajeron fue carbón.

La buena noticia es que Melchor llegó en un camión y me dejó (con acento sudamericano) un enorme paquete de Ikea, que una vez montado (sí, lo monté yo... ¿o no imaginaban que los Reyes Magos somos los padres?) me ha permitido traer de vuelta de su exilio en cajas de cartón mis más de quinientos libros, todos mis cedés, que suman más de setecientos, aunque los de jazz no llegan a la mitad, y disfrutar de un estudio nuevecito y acogedor en el que poder leer, escribir y escuchar música como en una isla desierta.

Desde ese rincón apartado del mundo seguiré informando durante 2008.

Prometido.
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Fotografía de Marcelo Pereira para Terra Brasil ( Lovano en el Auditorio Ibirapuera de Sao Paulo, octubre 2007)