Lo que más me gusta de Joe Lovano es su clasicismo, su fe en el mainstream, y es que alguien tiene que mantener vivo esto. Con Scolohofo o como líder, Joe Lovano se ha caracterizado siempre por una ortodoxia maravillosa, un vamos-a-hacerlo-bien que nunca defrauda (quedan olvidados los escarceos con el avant-garde, el amor es así de benévolo) y aunque es capaz de hacerlo a su manera a mí me gusta por eso, por su clasicismo.
De hecho, hay temas en este álbum como Sippin’ at bells o Whatever possess’d me en que este noneto nos remite inevitablemente al Noneto Capitol de Miles Davis (Birth of the cool). Los músicos que acompañan al tenor de Lovano son: George Garzone y Ralph Lalama (también tenores), Steve Slagle (saxo alto), Gary Smulyan (saxo barítono), Tim Hagans (trompeta), Conrad Herwig (trombón), John Hicks (piano), Dennis Irwin (bajo) y Lewis Nash (percusión); un combo que son muchos combos, porque en los 13 temas de este disco suena siete veces el noneto, pero también hay un tema de saxo solo, un dúo, un trío, un cuarteto y dos sextetos, demasiados grupos en uno como para no reconocer de rodillas la versatilidad y la supremacía de Lovano al saxo.
A la altura de Lester Young, Lovano compila una colección de standards que nos remite a una época memorable, los años 40 y 50, cuando la Calle 52 era lo más, ya que reunía en sus aceras los mejores clubs de jazz de Nueva York: el Downbeat, el Onyx, el Three Deuces... Ian Carr, en su biografía de Miles Davis*, describe aquella Meca del jazz de este modo: “Una franja de edificios de color marrón entre las avenidas Quinta y Sexta confería su singular aspecto a la calle 52. Durante los primeros años del siglo cada edifico albergaba a una sola familia adinerada, pero hacia el final de la Ley Seca ya se habían dividido en pequeñas tiendas y clubes subterráneos. A mediados de la década de los cuarenta la calle estaba en su apogeo, con clubes como el Three Deuces, el Downbeat, el Famous Door, el Spotlite, Kelly’s Stables, el Yatch Club y el Onyx. Los sótanos, que parecían madrigueras, eran demasiado estrechos para las big bands y por lo tanto por todas partes florecían grupos pequeños”. Aquí acudía Miles Davis a escuchar y aprender a comienzos de los 40, allí acompañó al grupo de Charlie Parker en el Three Deuces a comienzos del 45 y allí se fraguaron las ideas de su cool y los conceptos de sus primeros discos como líder.
Volviendo al álbum de Lovano, encontramos momentos memorables y, por encima de todos, un tema que destaca, un tema en el que el setlist se detiene. Comienza a sonar y es como si lo hubiéramos puesto aparte, como un single con una sola canción (sí, soy de aquella época): Abstractions on 52nd street, un espléndido solo de saxo que dura todo el tema, hipnotizante, Lovano sacándose repertorio de la manga, sin red; impresionante.
El disco se crece a partir de este tema. De camino al clímax, más temazos para terminar de oír el disco como una epopeya. Primero, la melodía de la Calle 52 (52nd street theme), con doble solo de saxo incluido, un tema que suena a toda prisa, como si tuvieran que caber en cuatro minutos todas las sensaciones de esta calle que fue el paraíso del jazz en su día, para luego terminar con una versión almibarada al estilo de las orquestas de los años 50, de Embraceable you. Uno lo oye y se ve a sí mismo en blanco y negro en esta calle, en otra época.
Genial Lovano. Te traslada.
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* Ian Carr, Miles Davis. The definitive biography, 1998 (disponible en España en RBA bolsillo: ISBN 978-84-89662209).
De hecho, hay temas en este álbum como Sippin’ at bells o Whatever possess’d me en que este noneto nos remite inevitablemente al Noneto Capitol de Miles Davis (Birth of the cool). Los músicos que acompañan al tenor de Lovano son: George Garzone y Ralph Lalama (también tenores), Steve Slagle (saxo alto), Gary Smulyan (saxo barítono), Tim Hagans (trompeta), Conrad Herwig (trombón), John Hicks (piano), Dennis Irwin (bajo) y Lewis Nash (percusión); un combo que son muchos combos, porque en los 13 temas de este disco suena siete veces el noneto, pero también hay un tema de saxo solo, un dúo, un trío, un cuarteto y dos sextetos, demasiados grupos en uno como para no reconocer de rodillas la versatilidad y la supremacía de Lovano al saxo.
A la altura de Lester Young, Lovano compila una colección de standards que nos remite a una época memorable, los años 40 y 50, cuando la Calle 52 era lo más, ya que reunía en sus aceras los mejores clubs de jazz de Nueva York: el Downbeat, el Onyx, el Three Deuces... Ian Carr, en su biografía de Miles Davis*, describe aquella Meca del jazz de este modo: “Una franja de edificios de color marrón entre las avenidas Quinta y Sexta confería su singular aspecto a la calle 52. Durante los primeros años del siglo cada edifico albergaba a una sola familia adinerada, pero hacia el final de la Ley Seca ya se habían dividido en pequeñas tiendas y clubes subterráneos. A mediados de la década de los cuarenta la calle estaba en su apogeo, con clubes como el Three Deuces, el Downbeat, el Famous Door, el Spotlite, Kelly’s Stables, el Yatch Club y el Onyx. Los sótanos, que parecían madrigueras, eran demasiado estrechos para las big bands y por lo tanto por todas partes florecían grupos pequeños”. Aquí acudía Miles Davis a escuchar y aprender a comienzos de los 40, allí acompañó al grupo de Charlie Parker en el Three Deuces a comienzos del 45 y allí se fraguaron las ideas de su cool y los conceptos de sus primeros discos como líder.
Volviendo al álbum de Lovano, encontramos momentos memorables y, por encima de todos, un tema que destaca, un tema en el que el setlist se detiene. Comienza a sonar y es como si lo hubiéramos puesto aparte, como un single con una sola canción (sí, soy de aquella época): Abstractions on 52nd street, un espléndido solo de saxo que dura todo el tema, hipnotizante, Lovano sacándose repertorio de la manga, sin red; impresionante.
El disco se crece a partir de este tema. De camino al clímax, más temazos para terminar de oír el disco como una epopeya. Primero, la melodía de la Calle 52 (52nd street theme), con doble solo de saxo incluido, un tema que suena a toda prisa, como si tuvieran que caber en cuatro minutos todas las sensaciones de esta calle que fue el paraíso del jazz en su día, para luego terminar con una versión almibarada al estilo de las orquestas de los años 50, de Embraceable you. Uno lo oye y se ve a sí mismo en blanco y negro en esta calle, en otra época.
Genial Lovano. Te traslada.
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* Ian Carr, Miles Davis. The definitive biography, 1998 (disponible en España en RBA bolsillo: ISBN 978-84-89662209).