FUSIÓN, FUSIÓN, FUSIÓN

ÁNGEL UNZU CUARTETO, Orain (Moskito Records, 2021)

Pinchamos Orain, recién llegado, y lo primero que escuchamos es un tema optimista, mestizo, con ritmos complejos y ciertas reminiscencias de lo que llaman Americana music, pero de esencia rock. No es lo que suelo escuchar pero es el séptimo trabajo del guitarrista Ángel Unzu y la experiencia merece un respeto. El disco se va complicando con ritmos aun más sofisticados, solos, improvisaciones y diferentes estéticas de fusión hasta convertirse en un disco tan difícil de clasificar que hipnotiza.

Fusión, más fusión, mucha fusión. Orain es Ángel Unzu y viceversa. La discografía de este guitarrista pamplonés que estudió guitarra clásica en San Sebastián y guitarra de jazz en Madrid, se caracteriza por la búsqueda. Compositor, arreglista e intérprete, ha grabado discos de guitarra sola, dúos... y ha compuesto también para big band. Toda esta experiencia se vuelca en su último disco creando fusiones sin complejos, con mucha estructura pop pero armonías de jazz, música negra, rock y aledaños, buscando siempre la expresividad en los solos y en las melodías, dejando hueco para muchos solos de saxo (Andrzej Olejniczak, que toca el tenor, el soprano y el clarinete bajo), ritmos originales en las percusiones (Juan Manuel Urriza) y en el bajo (Gonzalo Tejada).


En Orain y amparado por este sólido cuarteto, Unzu despliega toda una serie de recursos que van de una estética a otra de una manera natural. Los pedales y efectos en "Arriba hay luz" resultan tan desconcertantes como subversivos, y eso nos gusta, mientras que "Lisboa" es un tema de arreglos funky que incluye riffs de guitarra netamente rock, otro ejemplo de la línea de composición inconformista que caracteriza a Ángel Unzu. En temas como "Lisboa", por ejemplo, podemos escuchar a un guitarrista de rock sobre ritmos cambiantes y complicados cercanos al jazz con un ambiente amable, aparentemente sencillo, que se complica a medida que el solo de saxo crece y se rompe, arrastrando a todo el cuarteto a una catarsis alejada de cualquier tipo de complacencia. 


"Geroa" es una suite en cuatro partes que comienza con una melodía delicada que da paso a un tema upbeat con un solo inspirado de Unzu, solo que se rompe en un ritmo sincopado, desestructurado, para acompañar el solo de saxo, atonal, rabioso. La suite desciende luego a su momento meditativo, alterado solo por fraseos del clarinete bajo, para encontrar el caos y, de nuevo, el estallido y devolvernos una última parte de la suite (que, curiosamente, tiene sus partes ordenadas como 3, 1, 2 y 4) en una especie de nada donde la guitarra despliega un discurso delicado y conclusivo. Esta suite es lo mejor del álbum, sin duda. 

Un disco complejo, heterodoxo, cambiante, que sirve para comprender en qué punto de su carrera está ahora (Orain) este guitarrista, compositor y arreglista que no admite comparaciones.



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