ARTE ROBADO

JASON PALMER, The Concert: 12 Musings for Isabella 
(Giant Step Arts, 2020)

Según cuenta el trompetista Jason Palmer en el libreto de su último álbum, durante su estancia en el Conservatorio de Nueva Inglaterra en Boston, asistió a un concierto del Thelonious Monk Institute en el museo Isabella Stewart Gardner. De aquel concierto han pasado 20 años y guarda un recuerdo muy particular: una serie de cuadros de los que el museo solo mostraba sus marcos vacíos. Detrás de esto había una historia, la de un robo que era, además, un atentado contra el arte. Dos ladrones habían entrado en 1990 en el museo disfrazados de policías y habían sustraído 13 obras de arte de Degas, Vermeer, Rembrandt... Cuando surgió la oportunidad de grabar este disco, Palmer puso sobre el atril doce composiciones, doce reflexiones (como reza el título) inspiradas en esas obras, su belleza, sus historias... Así, Palmer "devuelve" las obras robadas al lugar donde deben estar, en la mente del espectador, donde sus melodías y sus armonías crean imágenes concretas y perdurables.

Jason Palmer sigue avanzando de una manera prolífica por la senda innovadora y personal que abrió en 2008 con Songbook, publicado por la española Ayva Music. De su penúltimo trabajo (Rhyme and Reason) hablamos aquí hace unos meses y aún seguimos escuchándolo. En este nuevo episodio de su discografía, nos presenta un concierto en doble CD con doce temas que ahondan en su propio estilo. Su bop del siglo XXI se sostiene en esta ocasión con sus composiciones y con un equipo impecable: Mart Turner (saxofón tenor), Joel Ross (vibráfono), Edward Perez (bajo) y Kendrick Scott (batería), un quinteto típico de hardbop, con trompeta y saxo, y con vibráfono en lugar de piano, un instrumento que aporta una base rítmica o melódica (según el momento) movediza, aportando un punto salvaje a esa manera de Palmer de reinterpretar el hardbop.

Foto: Jimmy Katz
The Concert: 12 Musings for Isabella se grabó en vivo, en el Hotel InterContinental Barclay de Nueva York en dos sesiones en mayo de 2019 y sale a la venta este 18 de marzo. Como en su disco anterior, los temas tienen una extensión considerable, entre 8 y 15 minutos cada uno, sobrepasando los 10 minutos 8 de ellos, temas enormes donde los solos fluyen sin prisas. Esta laxitud aparentemente anticomercial deja mucho, mucho espacio a los músicos para sus improvisaciones y añade un extra de libertad a su jazz.

En su blog, el mismo Palmer nos explica cómo traslada esa inspiración a la partitura. Nos explica, por ejemplo, como una de las obras robadas (un gu chino con forma de campana o trompeta) le llevó a crear una melodía que buscaba lo folklórico, lo rancio, en la escala pentatónica de la trompeta para darle un aire melódico chino. O como quiso plasmar el río en la pintura Paisaje con obelisco de Flinck con una introducción fluida y una coda con rubato. La simetría en el rostro de Rembrandt en uno de sus autorretratos, llevó a Palmer a "Miyako", un tema de Wayne Shorter simétricamente armónico, en el que se inspiró para escribir un contrafacto ("Self Portrait (Rembrandt)"). Tres jinetes de Degas le dio la idea para un ritmo de 6/4 con una melodía dividida en frases de 3 compases (uno por cada jinete). O como la pintura de Rembrandt Una mujer y un hombre de negro le sugirió una melodía solo con las notas de la teclas negras del piano. Curiosidades de la inspiración. Interesante lo escuchen como lo escuchen.

No es una banda sonora, no es música descriptiva, pero la desbordante imaginación de Jason Palmer como compositor y de todo el equipo a la hora de improvisar, ofrecen motivos musicales suficientemente elocuentes para entender (o imaginar) la historia detrás de cada pintura. Lo recomendable, por supuesto, es escuchar la música al tiempo que contemplan las otras obras de arte, las robadas.


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* Jason Palmer: www.jasonpalmermusic.com

* Más sobre las obras robadas aquí:
   https://www.wbur.org/lastseen/2018/09/15/program-for-an-artistic-soiree

* Giant Steps Arts: www.giantsteparts.org     
[Giant Steps Arts es una fundación creada por el fotógrafo Jimmy Katz y su mujer Dena, una organización sin ánimo de lucro destinada a promover el nuevo jazz. No venden discos, afirman al explicar su filosofía, sino que ofrecen a los músicos facilidades para grabar sin limitaciones ni de espacio ni de creatividad (los discos que hemos escuchado eran todos dobles) y facilitan al músico una buena cantidad de CD's para su promoción.]