La seductora y joven Epihany (Lisa Bonet) enciende una vieja radio en una destartalada pensión de Nueva Orleáns. Llueve en el exterior y también en el interior. Hay goteras por toda la habitación pero, como si de una mansión de lujo en una noche de verano se tratara, la chica invita al detective privado Harry Angel (Mickey Rourke) a bailar. En la radio suena un single de Lavern Baker de 1953, "Soul on Fire", título elocuente si uno ve la película por segunda vez. El detective la coge en brazos para bailar, tierno pero escabroso gesto pues la chica tiene 17 años (entre otros detalles que no deberíamos desvelar para no hacer spoiler y que desaconsejarían el erótico baile) para después enredar sus cuerpos con urgencia. Las goteras golpean el cabecero de la cama siguiendo el ritmo de la canción con la atormentada cadencia del blues hasta que la banda sonora de Trevor Jones borra todo rastro de la canción avisándonos de que la escena no va a acabar bien. La chica no era buena idea.
"Soul on Fire" es uno de los aciertos de esta película dirigida por Alan Parker en la que un puñado de blues y temas populares de los 50 amenizan una tímida banda sonora de Trevor Jones donde sólo brilla (de una manera también tímida) el saxo de Courtney Pyne, que no suena demasiado jazzy...
Pero el tema de la película es "Girl of My Dreams", recurrente en algún fraseo de Pyne o cuando lo tararea el protagonista o en un tenebroso piano que desafina la melodía para advertirnos... En realidad, "Girl of My Dreams", cantada por Kenny Sargent para Glenn Gray & Casa Loma Orchestra, es sólo uno de los temas clásicos que suenan en El corazón del ángel, junto a otros de Dr. John, John Lee Hooker, Bessie Smith... canciones que, sobre la inquietante y soberbia fotografía de Michael Seresin, hacen de esta historia una insólita joya del cine negro con tintes esotéricos. Ideal para una noche de verano insomne.