Tres años después de su álbum de debut (República Cromática), el saxofonista Manolo Valls nos trae una nueva colección de temas originales en los que profundiza en su visión personal del jazz intentando buscar la modernidad dentro de sonidos clásicos como el hardbop y el blues, en esa constante relación amor/odio que une a todo creador con sus musas.
Y lo hace con un nuevo quinteto en el que aparecen, junto a Valls, el trompetista Pepe Zaragoza (Sedajazz Big Band, Perico Sambeat), el pianista Amadeo Moscardó (Blau Barba, 2sisters, Matic), el contrabajista Óscar Cuchillo (Sedajazz Big Band, Naima) y el batería Rubén Díaz (Latino Blanco Quartet, Enric Peidro “Swingtet”), una formación clásica que le sirve para jugar con el ritmo y las armonías al más puro estilo hardbop, algo que convencerá a todos los aficionados pero que también incluye innovaciones y riesgos que muestran una visión ecléctica y personal.
Como decía el querido y contradictorio Miles Davis, "si no hace que muevas el pie al ritmo, no es jazz". Este baile de las musas consigue eso, que sigas los temas instintivamente, con ganas, porque lo primero que sorprende del disco es la sección rítmica. Desde "Spiderman", el primer tema que escuchamos, queda patente que todo fluye y lo hace, además, con ritmo clásico, sin estridencias, perfecto. Sobre esta base, Valls despliega su fraseo limpio, lírico, apegado a la tradición, Otro ejemplo es "Motion Blues", donde brilla la rítmica del piano y donde (el título lo sugiere) el movimiento es el protagonista: Valls se acelera con un solo que quiere decir muchas cosas, y concluye, como no puede ser de otra manera, con un solo de batería para acabar con una coda llena de blues.
De blues va también "Va de blues", que nos recuerda las armonías de uno de los padres del hardbop, Horace Silver, un tema donde todos los músicos juegan para conseguir un ritmo muy juguetón y adictivo que culmina en un solo del tenor, un solo que comienza muy clásico, fraseando elegante y que va complicando la dificultad hasta llegar a un punto inesperado.
En otra onda están temas como "Song for Naima", donde apela al espíritu trasgresor de Coltrane (y su recuerdo) para hacer un jazz más especulativo, más oscuro, un ambiente que es igualmente especulativo pero más lírico y más en la onda de buscar la belleza está en los dos temas que dan titulo al álbum ("El ball de les muses 1 y 2"). La primera es una balada modernas y la segunda en un tempo medio. Si bien no definen el conjunto del álbum, muestran a un músico que compone ideas, a quien las musas inspiran según el estado de ánimo, no siempre el mismo, y que tiene un fraseo versátil y capaz de reproducir toda esta inspiración con solvencia.
___________________
* Web oficial: manolovalls.com