EL SONGBOOK DE UN SIGLO

REBEKAH VICTORIA, Songs of the Decades (Patois, 2019)

La vocalista Rebekah Victoria es, en su filosofía, una cantante de la vieja escuela. En su segundo álbum, titulado Songs of the Decades, presenta una colección de standards que recorren todas las décadas del siglo XX. Su intención es traer estos clásicos del jazz a una estética fácil de escuchar, a una musicalidad que los oídos del siglo XXI puedan (digamos) aceptar. Lo consigue con los arreglos del trombonista Wayne Wallace, que también ejerce aquí como productor, y una sólida big band de 24 músicos a la que se incorpora, en algunos temas, el vocalista e improvisador Kenny Washington.

Descubrir a Rebekah Victoria es descubrir una cantante elegante y con un fraseo limpio y dulce, nada pretencioso, una cantante que no abusa del scat ni pierde el tiempo en lucimientos innecesarios. Radicada en el área de San Francisco, donde creció en un club de jazz propiedad de su familia, tiene lo que tienen que tener las voces del jazz: personalidad, un color distintivo y único. A pesar de interpretar temas que nos han traído durante décadas grandes como Nina Simone, Ella Fitzgerald, Joni Mitchell... no intenta en ningún momento imitarlas, y, por supuesto, no intenta imitar ni a Cab Calloway, ni a Frank Sinatra, ni a Louis Armstrong. Victoria sabe traer a su propio terreno todos estos temas y eso dota al disco de una homogeneidad agradable de escuchar. 

Algo más variados son los arreglos. Como hemos dicho, el setlist del álbum contiene 10 temas, uno por cada década del siglo pasado, comenzando por 1909 con "Some of These Days" de Shelton Brooks y terminando en 1996 con una canción menos jazzística escrita por Diane Warren ("Un-break My Heart"). Las canciones no siguen un orden cronológico pero sí han sido tratadas de manera distinta según la década. Así, a pesar del interés por "actualizar" el sonido de los standards, cada "década" tiene un tratamiento musical distinto. Por ejemplo, "These Boots Are Made for Walking" tiene un tratamiento peculiar con unos arreglos para Hammond y guitarra (Frank Martin y Rick Vandivier, respectivamente) mientras que "Twisted" tiene el toque naif de las cantantes y las potentes orquestas de los años 50, que habían asimilado ya el toque latino en el jazz comercial (nada que ver con la versión posterior de Joni Mitchell). 

Las canciones, en la voz limpia e infantil de Rebekah Victoria, consiguen su objetivo de hacer versiones frescas como si las canciones estuvieran recién escritas. Y esto es lo mejor y lo peor del disco. No hay riesgo. Los arreglos gustarán a los amantes del jazz clásico, el sonido es limpio pero les faltará improvisación y atrevimiento. A pesar de ello, vale la pena conocer a esta cantante que no quiere ser Nina Simone ni Joni Mitchell, que no imita, que tiene su voz propia y que conoce sus limitaciones, por lo que trae todos estos standards a su terreno con una sencillez y una naturalidad que parecen escritos para su voz.



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* Web oficial: rebekahvictoria.com