Curioso tándem argentino, El Sosias, el combo/dúo de los hermanos Osvaldo Tornello (piano) y Rodolfo Tornello (en este álbum saxo tenor y clarinete), músicos, compositores y educadores, nos trae una nueva grabación, de composiciones propias, como siempre, titulada El Cíclope y el Barco de Humo. Seis únicos temas que vuelven a mostrarnos esa combinación de intimidad emocional y trabajo intelectual que escuchamos en sus anteriores discos.
El disco comienza con un unísono original y casi cíclico que deriva en un solo de piano de una complejidad rítmica casi (salvando las distancias) monkiana. El tema, con el mismo título que el álbum ("El Cíclope y el Barco de Humo"), cambia de ritmo y añade swing, una especie de walking ejecutado con la mano izquierda que no es stride pero que hace fluir el tiempo con elegancia jazzística mientras el saxo mantiene la melodía y nos arrastra hacia el final. El segundo tema, de melancólica inspiración, nos remite a los mejores temas de sus discos anteriores, ese estilo intimista y (casi) cerebral que nos gusta tanto de las composiciones de El Sosias. "Hasta Pasado Mañana" es un dúo de resonancias clásicas, que nos devuelve matices como un buen vino, matices que van desde resonancias de Beethoven hasta modernidades como Debussy, Satie o Evans, y que, en sus casi siete minutos, parece conseguir que el tiempo se detenga antes de ese pasado mañana que cita el título.
Algo parecido ocurre con "La Vez Que Me Fui", tema donde el piano crece desde la réplica hasta el solo con cada nota, primero aportando intensidad sin aumentar el ritmo ni el volumen (algo tan difícil) para luego crecer en inspiración. Casi llega uno a imaginar que es un tema a piano solo. Más allá, volviendo al protagonismo del viento (si aquí se puede hablar de algún protagonista) nos encontramos con un melancólico tema: "Sometimes los Lunes", con una romántica melodía de tintes cinematográficos, tintes que también rondan los motivos de "Lejos", una pieza de influencias ellingtonianas, con cambios de ritmo, con tanto swing como adagio, de una complejidad más cercana a la música clásica que a la Tercera Vía.
En el tema final ("El Guerrero Que Camina"), el clarinete nos muestra una melodía difícil, lenta, que se rompe con facilidad, mientras el piano pone su poesía sutil de fondo. Ustedes disculpen, pero hace rato que pasó la medianoche y este jazz moderno que habla de emociones ha imbuido mi alma de rimas... Buenas noches. Y buena suerte.