Experimentar a partir de la tradición. Esta parece ser la consigna del primer álbum como líder del saxo tenor Manolo Valls, un músico, docente y compositor valenciano con una carrera tan dilatada que abruma. Escuchado sin atención, República Cromática (Sedajazz Records, 2017) puede parecer un disco mainstream, incluso un disco fácil, pero una escucha atenta desvela en las composiciones de Valls trazas de Mingus, de Monk, sutiles referencias al blues y al free jazz, a Charles Lloyd, y algún aire coltraniano. Como en el caso de los medicamentos o de los alergenos en los productos de alimentación, esto está debidamente advertido en la etiqueta.
Formado en el Casino Musical de Godella y tras pasar por infinidad de formaciones de jazz, Valls es profesor
de saxofón, iniciación al jazz, lenguaje musical y música de cámara en el Conservatorio Profesional “Pintor Pinazo” y director de
la Big Band Casino Musical. Su cuarteto, formado en 2016, reúne a Iván Cebrián (guitarra), Oscar Cuchillo (contrabajo) y Rubén Díaz (batería); una formación que recuerda al cuarteto de Sonny Rollins, con esa versatilidad y frescura que da la guitarra al cuarteto sin piano.
Foto: Antonio Sambeat |
Manolo Valls es uno de esos tenores de fraseo inspirado. Uno no sabe si está improvisando o ha escrito la partitura con ese nivel de complejidad. Tiene frescura a pesar de dedicarse a la enseñanza (ya sabemos que tanto la rutina como un exceso de teoría debilita la inspiración) y muy buen gusto al elegir las influencias con las que dar color a su música. Del disco cabría destacar no un tema sino la homogeneidad resultante a pesar de la variedad de influencias.
Foto: Juan Ferrer |
El disco comienza con "Nerjita", animado, hardbop feliz y dinámico, repartiendo protagonismo entre el saxo y la guitarra de Iván Cebrián, un diálogo de solistas clásico que aquí funciona muy bien, aunque queda patente que el peso de los temas lo lleva el tenor, versátil y con mucho que decir: las frases del saxo en "Inside This World", por ejemplo, son tan cantabile que casi parece pop. Con un arranque de blues coltraniano, "Blues for Esteban" cumple las expectativas fluyendo como un tema de la época hardbop de Coltrane. Si hubiera que elegir uno de los solos de Iván Cebrián a la guitarra sería el de este tema, fluido, natural, complicándose a medida que crece; excelente. "Crisis" entra con un bajo rebelde, muy Mingus, pero es un bebop al estilo de Bird, menos sofisticado, menos loco, pero donde Valls va desgranando recursos de una manera incansable. La canción tradicional sueca "Viejo Estocolmo" fue convertida en estándar de jazz por Stan Getz en 1959 como "Dear Old Stockholm" y, como en el caso de Getz, aquí vuelve a sonar a bossa. Volviendo a Coltrane, éste lo grabó en 1963 y aparece como bonus track en las reediciones de Impressions (Impulse!, 1987, por ejemplo). Valls frasea "Viejo Estocolmo" como hacía Dexter, con fuerza y delicadeza al mismo tiempo. Misterioso y adictivo el solo de Oscar Cuchillo al contrabajo.
En definitiva, Manolo Valls hace un jazz cerebral, complejo pero fácil para el oyente, y lo que es más importante: con muchos recursos interesantes pero siempre anclados en la tradición.
* Web oficial: www.manolovalls.com