Glengarry Glen Ross de James Foley
Cuando está a punto de decidirse en España quién será capaz de sacarnos de la crisis (los que prometen hacerlo o los que no han podido en ocho años de gobierno), los ánimos (incluso para los que aún tenemos trabajo y nómina) están
bajos. El panorama es desalentador y las encuestas dicen que las
depresiones y enfermedades nerviosas se están multiplicando. En este estado de ánimo, rebusqué en un apartado de mi discoteca donde almaceno las bandas
sonoras (hace tiempo que todo lo demás está alfabéticamente, por motivos
de cordura) en busca de un disco lenitivo que paliara y también
reflejara, por qué no, este estado de ánimo, y me volví a encontrar
con una banda sonora llena de jazz que pertenece a una película no menos
terrorífica, Glengarry Glen Ross (James Foley, 1992) basada en la obra de David Mamet.
El terror en este film es la pérdida del puesto de trabajo. Unos agentes inmobiliarios (Al Pacino, Jack Lemmon, Ed Harris, Alan Arkin) queman sus últimos cartuchos para vender lo imposible ante la presión de un inmisericorde Alec Baldwin, un gestor que les amenaza con el despido y les pide que tengan bolas de acero. ¿Por qué traer aquí esta película? En España, el índice del desempleo amenaza con rozar los 5 millones sólo en España a pesar de que el Gobierno ha inventado su propio y autocomplaciente método para contar desempleados. Uno termina preguntándose cómo será el día a día de alguien que ha perdido su trabajo y mira hacia un mercado laboral tan devastado como el de nuestro país, a la cola de Europa en casi todo. Un día en blanco sucede a otro día en blanco. La trama de Glengarry Glen Ross, aparte de parecer desgraciada y rabiosamente actual, está complementada y espejada en la banda sonora, compuesta por James Newton Howard e interpretada por un sexteto reunido y dirigido por Wayne Shorter. La música sirve (como comentamos cuando hablábamos de Quiero vivir) para complementar e ilustrar los sentimientos de los personajes. Y lo hace de una manera impresionista e incluso tacaña, sin excederse ni imponerse a la trama.
El terror en este film es la pérdida del puesto de trabajo. Unos agentes inmobiliarios (Al Pacino, Jack Lemmon, Ed Harris, Alan Arkin) queman sus últimos cartuchos para vender lo imposible ante la presión de un inmisericorde Alec Baldwin, un gestor que les amenaza con el despido y les pide que tengan bolas de acero. ¿Por qué traer aquí esta película? En España, el índice del desempleo amenaza con rozar los 5 millones sólo en España a pesar de que el Gobierno ha inventado su propio y autocomplaciente método para contar desempleados. Uno termina preguntándose cómo será el día a día de alguien que ha perdido su trabajo y mira hacia un mercado laboral tan devastado como el de nuestro país, a la cola de Europa en casi todo. Un día en blanco sucede a otro día en blanco. La trama de Glengarry Glen Ross, aparte de parecer desgraciada y rabiosamente actual, está complementada y espejada en la banda sonora, compuesta por James Newton Howard e interpretada por un sexteto reunido y dirigido por Wayne Shorter. La música sirve (como comentamos cuando hablábamos de Quiero vivir) para complementar e ilustrar los sentimientos de los personajes. Y lo hace de una manera impresionista e incluso tacaña, sin excederse ni imponerse a la trama.
Por ejemplo, cuando un cliente de Ricky Roma (Pacino) se echa atrás desbaratando la única venta que ha conseguido, suena "You Met My Wife", un tema en el que el saxo de Wayne Shorter grita fraseos con ayuda de un eco que enfatiza la desesperación del personaje. "Don't Sell The Doctors" acompaña a las primeras ventas frustradas, un tema que entra con pies de plomo, notas sueltas del bajo, pero que avanza lacónico hacia ningún lado. Como los intentos de Levene. Son algunas muestras.
Lo mejor es la manera en la que la música acompaña a la acción. Colabora en la tensión ambiental, complementando la interpretación de los personajes sin imponerse a la imagen ni a los diálogos. A veces, suena tan de fondo que se convierte en una sensación casi imperceptible. Un acierto. Sin embargo, hay tan poca música en la película que es de agradecer que el CD incluya los temas completos y alguno que otro interpretado por Shirley Horn, Take 6, Dr. John... y otros compuestos por Ellington, Alan & Mercer, Irving Berlin, los cuales si bien no aparecen en la película completan un álbum compacto cuya escucha nos devuelve siempre a la angustiosa trama de Mamet.
Los músicos:
Wayne Shorter, saxo tenor y soprano
Mike Lang, piano
John Patitucci, bajo
Jeff Porcaro, batería
Lenny Castro, percusión
Larry Bunker, vibráfono