Es 28 de septiembre. Miles ha muerto otra vez. Y otra vez hemos vivido su vida al lado de Billy Eckstine, de Charlie Parker, al frente de su noneto, de su quinteto y de espaldas al público. Todas las escenas están ahí, en vinilo, en cintas, en cedés y en vídeos que nunca te cansas de ver porque nunca llegas a entender cómo lo hacía. Dos notas, todo un tema, siempre introspectivo, siempre inspirado, Miles siempre nuevo, siempre más allá.
Hoy pondré algún disco por ti, de una forma especial me pararé a escucharlo con la carátula en la mano, cerrando la puerta a las prisas que me arrastran a diario.
Aún tengo pendiente contigo conseguir la grabación de tu último concierto, pero hay tiempo de ajustar cuentas.
Qué grande eres.
In loving memory, Miles Davis.