HETEROMORFO

CHIP WICKHAM, Blue to Red (2020)

El saxofonista y flautista Chip Wickham presenta su nuevo disco con una estética evolucionada, llena de mensajes, tanto musicales como espirituales. En su nuevo disco, Wickham utiliza todos sus recursos improvisatorios, en permanente transgresión de géneros, inesperados, con toques funk y aditivos electrónicos que no impiden apreciar la calidad improvisadora de Wickham y sus músicos y que construyen un jazz grato y fácil de entender. 

Su nuevo Blue to Red recrea experimentos transgenéricos del jazz como los de los Coltrane (hace referencia directamente a Alice), quienes, en los cuatro años que estuvieron juntos antes de la muerte de Trane, formaron una unidad romántica y espiritual que se tradujo en un jazz de vanguardia pero también místico.  La referencia a Alice Coltrane no es gratuita. Y no solo por la colaboración de una arpista (Amanda Whiting) o porque aquí el órgano tiene también un papel de peso, sino porque el álbum destila un aire espiritual y especulativo en todo momento, muy filosófico. Porque estos planteamientos musicales llegan íntimamente unidos a pensamientos, dudas existenciales, reflexiones sobre el futuro del planeta (es decir, de nosotros) a través de una imagen poética (la de la portada) en la que especula con la posibilidad de que nuestro planeta azul se convierta en un planeta rojo, muerto, como (dicen algunas teorías) ocurrió con Marte. Este pesimismo (o mensaje aleccionador, según se mire) se traduce en un jazz heteromorfo, lleno de influencias que van del pasado más innovador (Alice Coltrane o el saxofonista Yusef Lateef) al futuro más probable, en el que electrónica e improvisación van de la mano.


Aparte de los citados, Wickham posee influencias de otros flautistas anteriores. Si en su último disco lo comparábamos con Roland Kirk, tenemos que admitir que hay una herencia de Herbie Mann en su  forma de atacar las frases.

Menos étnico y más funk que su anterior Shamal Wind (Lovemonk, 2018), su nuevo Blue to Red comienza muy ambiental, con el tema que da título al álbum. Ritmos electrónicos que subliman una bossa moderna y actualizada, con un Wickham muy contenido e impresionista con la flauta, con frases cortas y eficaces, casi dulce, si no fuera por la irrupción de la voz femenina en forma de provocadores gemidos que (sin abusar) nos traen a la memoria experimentos provocadores de finales los 60. El soul jazz, el estilo donde mejor se mueve Wickham, comienza con "Route One" sobre el ritmo de un intenso Jon Scott, con un Rhodes hipnótico (Dan ‘JD 73’ Goldman) que cobra protagonismo en "Interstellar" con un solo enorme apoyado en los envolventes arpegios de Whiting. Wickham, lírico en temas como este, muestra esa faceta que nos gusta más de él (virtuosismo, velocidad) en "Double Cross", donde toca absolutamente funk, alternando fraseos vertiginosos con el órgano, dando una lección de soul jazz moderno. 

Tras su paso por España, que tuvo una gran influencia en discos anteriores como La sombra (2017), el músico de Manchester se acompaña ahora de muy interesantes instrumentistas de la escena de jazz británica. Además de Wickham, aparecen en el álbum el citado Dan ‘JD 73’ Goldman (Nightmares On Wax) en los teclados, Amanda Whiting (Orquesta Gondwana) en el arpa, Simon ‘Sneaky’ Houghton, al contrabajo y chelo, Jon Scott a la batería y Rick Weedon en la percusión. 


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* Web oficial: www.chipwickham.com

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