IMPROVISACIONES SOBRE UN LIBRO DE JAZZ

Ildefonso Rodríguez, El jazz en la boca (Dos Soles, 2007)


Gracias a mi amigo, Sebastián Mondéjar, jazzista, percusionista, poeta y hombre de espíritu polifacético al estilo de los renacentistas (lo cual no sé si es positivo en los tiempos que corren, tan malos para la cultura no-fácil) acabo de leer El jazz en la boca (Editorial Dos Soles, 2007), un libro de Ildefonso Rodríguez lleno de textos inclasificables (en el más positivo sentido de la palabra), donde analiza, revive, interpreta y hace lírica sobre dos cosas tan controvertidas como el jazz y la vida. 

La vida propia es, quizás, una de las peripecias más difíciles de entender para los demás y, en especial. por quien la vive. Ildefonso Rodríguez se sumerge en sus experiencias, que no son de tiempos sino de sensaciones y sentimientos, y elabora con estos ingredientes una prosa poética que es, por momentos, analítica, apasionada, escéptica o incluso ensayística, pero que es, sobre todo, emocional. Y en esto contribuye su pasión por el jazz. Músico desde siempre, saxofonista de muy diversa experiencia, escribe desde lo vivido, pero también sobre lo leído, sobre lo escrito... y sobre ese eterno diálogo de hermanas, socias o amantes entre jazz y poesía, del que hemos hablado en más de una ocasión. Literatura y jazz. El jazz en la boca como palabra, como música soplada pero también como sabor, experiencia culinaria porque, al final, los placeres se unen y se disfrutan unos a otros.


Mientras escribo esto, vuelvo a escuchar a Duke y a Johnny Hodges. A Ildefonso Rodríguez hay que leerlo con la vehemencia con que se vive la poesía y con el ritmo poético de las especias rítmicas, armónicamente exóticas del jazz. Aunque no es un diario, la sucesión de textos personales a modo de almanaque de la memoria, me devolvió sensaciones parecidas a las vividas en la lectura del Dietario voluble de Vila-Matas publicado por Anagrama un año después que el de Rodríguez. De manera similar, episodios de vida o de memoria se traladan al papel con la sensibilidad del artista-persona como experiencia musical, poética, existencial. No caben las comparaciones. La prosa de El jazz en la boca es prosa poética, escrita con la autoridad del poeta y con el criterio del músico. 
SEGUNDA TOMA
Si me pidiesen que describiera la música de aquel instrumento soñado, respondería: era como ésta que suena ahora. ¿Por qué? Porque suena, porque es.
El jazz es, sin duda, la música más inspiradora de cuantas puede uno tener en su discoteca. Ni la música clásica en los siglos que tiene de vida ha inspirado tantos textos, pinturas o películas como el jazz. El autor cita a Kafka y a Joyce cuando habla de fraseo, enlaza anécdotas de Dexter Gordon y Ben Webster, cita a los griegos para explicar la ligazón (Simploké) entre lo escrito y lo interpretado, pone a Monk al lado de Horowitz ("No comparo, analizo"), cita a Wallace Stevens para explicar lo lejos que puede llegar el silencio como expresión, y es capaz de relacionar cualquier aspecto vital con el más puro y libre ejercicio de la música. 

Recuerda (y reconstruye un momento casi vivido) con Al Cohn y Zoot Sims, y, entre ambos, Kerouac, "que dice los versos como si tocara la batería", algo que Rodríguez describe de manera categórica y apasionada:
No es posible comprender la escritura de esa generación sin relacionarla con el jazz, no sólo como música, sino como modo de vida. Las páginas torrenciales, las insignificancias, los descuidos, el dar entrada a todo lo que va llegando: automatismos de un stream of conciousness guiado por los pulsos de la improvisación. Se vive, se escribe improvisando, ése es el surrealismo norteamericano.
El libro es una experiencia transmitida, la vida sobre la experiencia del jazz y la improvisación, escrita desde la óptica del improvisador con un saxo en las manos, del lector impactado, del poeta sobre el papel en blanco y también sobre el amarillento papel de los poemas escritos donde el tiempo pierde casi su memoria. Un autor que uno lamenta no haber descubierto antes y un libro que, citando al autor, "Como el poema, no puede ser contado.".



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* Editorial Dos Soles: editorialdossoles.es/el-jazz-en-la-boca/