CRÓNICAS DEL FESTIVAL (II)

Día tres

Siento un escalofrío al percatarme del poco interés del público onubense por el jazz. He entrado en la sala a menos diez y sólo hay cuatro personas en el público. Supongo y acierto al pensar que la organización va a retrasar el comienzo con la esperanza de ampliar el aforo. Aprovecho para estrenar Moleskine, pero no se me ocurre qué escribir. Cuando se apagan las luces veinte minutos después, no llegamos a cuarenta personas. Estoy en la fila 7 y me siento como si estuviera en la última.

El trío comienza con un tema de tanteo. El baterista es sobrio pero sólido, y no pierde el swing en ningún momento (aunque más tarde, el único solo que hace me defraudará un tanto). De entrada, es el baterista más cálido (y más purista) que hemos oído en el festival. Creo reconocerlo y se me enciende una luz. Aunque toca algo bien distinto, es David Muñoz, al que vimos en Innersound Trio, haciendo fusión. El guitarrista, sin embargo, es inconfundible. Es el mismo trío (Rafa López, Pablo Vázquez y David Muñoz) metamorfoseado en una formación clásica de trío de órgano e interpretando exclusivamente standards de jazz. No sé si esta versatilidad me apasiona o si me defrauda por el hecho de que tengamos tan pocos músicos de jazz en Huelva. Cerraremos los ojos. Son tan buenos haciendo lo uno como lo otro. Y ya si hablamos de blues...

Pero aquí es Pablo Vázquez quien manda, detrás de los teclados, escanciando con paciencia de alquimista ese vibrato entre sacro y profano del Hammond. El segundo tema, So what, en el que su mano izquierda "revive" la introducción original de Paul Chambers, es fantástico, tanto el ambiente como los músicos, pero el público no reacciona a los solos, ni aplaude ni se excita como en otros conciertos. Poco a poco me iré dando cuenta de que es el público más frío que he visto en ningún concierto (de cualquier tipo): no aplaude ni en las codas, deja que suene la última nota en todos los temas y despues se lo piensa antes de aplaudir. En un recital de música clásica esto podría entenderse como respeto pero aquí suena extraño.

Siguen otros standards: Autum leaves, My favourite things, All blues..., tamizados por la visión particular del trío. Se agradece la re-interpretación. Summertime suena en una versión algo abstracta, casi impresionista. Me quedaría toda la noche escuchando a estos músicos. Miro la hora. Quizás es el concierto más largo del festival. Pasa de la hora y media. El grupo parece contagiarse de la frialdad del público y el último tema no es ese "último tema" que uno espera como clímax de un concierto. Invitation suena como uno de los temas más flojos de la noche, suenan aplausos fríos y se cierra el telón para un grupo que hubiera merecido mejor recibimiento y algún bis.

Mañana más.

Continuará...

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