A Charo no le gusta el jazz. Me lo dijo una noche de noviembre en Trafalgar Square. Yo estaba pletórico: Londres se preparaba para las navidades, todo era color, una rubia con zapatos descubiertos comía un helado junto a nosotros a pesar del frío que hacía y un trío improvisaba jazz-fusión frente a un cine donde anunciaban El sexto sentido (en España aún no se había ni anunciado el estreno). Entonces me dijo aquello: que no entendía el jazz. Yo, en principio, lo entendí: el guitarrista había dejado de tocar y observaba con cara de haber fumado algo cómo el bajo y el batería improvisaban al compás. El bajista no era muy diestro y su solo se fue diluyendo en beneficio del batería, que tomó el tema por banda y nos regaló un solo que duró casi un cuarto de hora (de reloj) mientras los otros dos músicos desaparecían entre la multitud. Entendí eso, que no pudiera seguir el tema o que se aburriera de estar allí de pie esperando que aquel tío se cansara, pero hasta hoy no la había perdonado.
Hasta que me regaló por mi cumpleaños la historia del jazz contada por Ken Burns, y no se puede pedir más. ¿No es para perdonarle esto y más?
Kern Burns es un cineasta blanco de Brooklyn que comenzó pagándose su primer documental, una historia sobre cómo se construyó el puente de Brooklyn, y ha basado su carrera en esto, en estudiar la historia americana a través de series documentales como Baseball, La guerra civil o La historia del congreso. Dice interesarse por lo que fue y lo que pasó, todo en pasado, e investiga el jazz como "arqueología emocional", por lo que su historia del jazz termina en 1975, con el claro mensaje de que la historia evoluciona. Vamos, sin pillarse los dedos, aunque repasa todas las épocas, todos los estilos, todos los artistas, y todo ello con una cantidad de imágenes y documentos históricos increíbles (¡irrepetibles!) que hacen de estas doce horas de vídeo un placer incomparable.
Pero lo mejor es la presencia frente a la cámara de Wynton Marsalis, quien, trompeta en mano, pone ejemplos sonoros y esclarecedores a las explicaciones del documental sobre la esencia del jazz, sus giros musicales, sus claves. Estas entrevistas, y las de otros músicos, críticos y escritores, son altamente esclarecedoras incluso para apasionados profanos como yo, que no sé leer música.
En el lado gráfico, los vídeos son increíbles, y supongo que habrán supuesto años de investigación en filmotecas y televisiones. En ocasiones, las imágenes en movimiento son sustituidas por fotografías. La fotografía en el jazz debería ser un arte en sí, siempre lo he creído, y aquí "llenan" de una manera tan fabulosa el minutaje, que uno las echa de menos cuando vuelven a los vídeos.
Resumiendo, una obra de arte imprescindible.
Terminaré con algunas frases que justifican toda esta pasión. En la introducción al primer capítulo podemos oír cosas como éstas sobre el jazz:
"Es música americana, nacida entre millones de negocios americanos, entre tener y no tener, felicidad y tristeza, pueblo y ciudad, entre negros y blancos, hombres y mujeres, entre la vieja Africa y la vieja Europa. Esto sólo podía haber pasado en un mundo totalmente nuevo. Es arte improvisado que se hace sobre la marcha, como el país que le dio la vida, recompensa la expresión del individuo, pero exige colaboración desinteresada. Siempre cambia, pero casi siempre se arraiga al blues. Tiene una rica tradición y sus propias reglas, pero se define cada noche. Trata sobre ganarse la vida y correr grandes riesgos, de perderlo todo y de encontrar el amor [...] El batería de Art Blakey solía decir: El jazz se lleva el polvo de todos los días, pero sobre todo tiene ritmo."
Wynton Marsalis, trompetista: "La música de jazz celebra la vida, la vida humana en todos sus significados, su absurdo, su ignorancia, su grandeza, su inteligencia, su sexualidad, su profundidad; trata de la vida, sobre todo, trata de la vida".
Gary Giddins, crítico: "Es el indivualismo más duro, es salir al escenario y decir: No importa cómo lo hizo otro, así lo hago yo."
Albert Murray, escritor: "Cuando ves tocar a un músico de jazz, estás viendo a un pionero, a un explorador, a un experimentador, a un científico, estás viendo todas esas cosas porque es la creatividad en persona."
Y esto sólo en la introducción. El resto lo tendréis que ver vosotros... Yo ya tengo los vídeos.
Hasta que me regaló por mi cumpleaños la historia del jazz contada por Ken Burns, y no se puede pedir más. ¿No es para perdonarle esto y más?
Kern Burns es un cineasta blanco de Brooklyn que comenzó pagándose su primer documental, una historia sobre cómo se construyó el puente de Brooklyn, y ha basado su carrera en esto, en estudiar la historia americana a través de series documentales como Baseball, La guerra civil o La historia del congreso. Dice interesarse por lo que fue y lo que pasó, todo en pasado, e investiga el jazz como "arqueología emocional", por lo que su historia del jazz termina en 1975, con el claro mensaje de que la historia evoluciona. Vamos, sin pillarse los dedos, aunque repasa todas las épocas, todos los estilos, todos los artistas, y todo ello con una cantidad de imágenes y documentos históricos increíbles (¡irrepetibles!) que hacen de estas doce horas de vídeo un placer incomparable.
Pero lo mejor es la presencia frente a la cámara de Wynton Marsalis, quien, trompeta en mano, pone ejemplos sonoros y esclarecedores a las explicaciones del documental sobre la esencia del jazz, sus giros musicales, sus claves. Estas entrevistas, y las de otros músicos, críticos y escritores, son altamente esclarecedoras incluso para apasionados profanos como yo, que no sé leer música.
En el lado gráfico, los vídeos son increíbles, y supongo que habrán supuesto años de investigación en filmotecas y televisiones. En ocasiones, las imágenes en movimiento son sustituidas por fotografías. La fotografía en el jazz debería ser un arte en sí, siempre lo he creído, y aquí "llenan" de una manera tan fabulosa el minutaje, que uno las echa de menos cuando vuelven a los vídeos.
Resumiendo, una obra de arte imprescindible.
Terminaré con algunas frases que justifican toda esta pasión. En la introducción al primer capítulo podemos oír cosas como éstas sobre el jazz:
"Es música americana, nacida entre millones de negocios americanos, entre tener y no tener, felicidad y tristeza, pueblo y ciudad, entre negros y blancos, hombres y mujeres, entre la vieja Africa y la vieja Europa. Esto sólo podía haber pasado en un mundo totalmente nuevo. Es arte improvisado que se hace sobre la marcha, como el país que le dio la vida, recompensa la expresión del individuo, pero exige colaboración desinteresada. Siempre cambia, pero casi siempre se arraiga al blues. Tiene una rica tradición y sus propias reglas, pero se define cada noche. Trata sobre ganarse la vida y correr grandes riesgos, de perderlo todo y de encontrar el amor [...] El batería de Art Blakey solía decir: El jazz se lleva el polvo de todos los días, pero sobre todo tiene ritmo."
Wynton Marsalis, trompetista: "La música de jazz celebra la vida, la vida humana en todos sus significados, su absurdo, su ignorancia, su grandeza, su inteligencia, su sexualidad, su profundidad; trata de la vida, sobre todo, trata de la vida".
Gary Giddins, crítico: "Es el indivualismo más duro, es salir al escenario y decir: No importa cómo lo hizo otro, así lo hago yo."
Albert Murray, escritor: "Cuando ves tocar a un músico de jazz, estás viendo a un pionero, a un explorador, a un experimentador, a un científico, estás viendo todas esas cosas porque es la creatividad en persona."
Y esto sólo en la introducción. El resto lo tendréis que ver vosotros... Yo ya tengo los vídeos.