Habitual del Jazz at Lincoln Center y del Blue Note de Nueva York, la pianista japonesa Yoko Miwa vive en Boston, donde llegó a finales de los 90 con su formación clásica a cuestas para examinarse en Berklee y ganar una beca. Pensaba estar un año y ahora es una de las profesoras de piano más populares del centro. El álbum que acaba de aparecer, Pathways (Ocean Blue Tear Music, 2017), es su séptimo disco como líder.
Quizás el primer tema del álbum sea el más difícil de escuchar. Amparada en el formato trío, con el bajista Will Slater y el baterista (y también marido) Scott Goulding, músicos con los que lleva tocando más de una década, Miwa interpreta una composición de Marc Johnson titulado “Log O’Rhythm”. El tema, extenso (todos los temas del disco son largos; el más corto, 6:54), parece la síntesis de un gospel a trío de piano. El ritmo, que nunca acaba de romper, crea una tensión tan continua (solo se resuelve en la última frase) que permanece durante todo el disco.
Es imposible que, con esta referencia, no nos venga a la mente el trío de Bill Evans, aunque las composiciones que Miwa rescata de Marc Johnson (este “Log O’Rhythm” y "After You"), no fueran interpretadas por Evans
sino que aparecían en el disco del trío de Johnson titulado Right Brain Patrol (Polygram, 1992).
Superada la vehemente introducción, basta escuchar el segundo tema para entender que Yoko Miwa posee una digitación
veloz, con momentos muy coloridos y explosiones de velocidad sorprendentes, expresiva, precisa y, al mismo tiempo, brillante, algo muy raro y difícil de
encontrar. Las composiciones, alternando standards y temas propios, son
brillantes y lúcidas. Miwa sabe a dónde va cada tema.
Navegando por el álbum, uno encuentra distintos caminos (atendiendo al título del disco) que explorar. Mainstream pero a ratos bop, a ratos acercándose a la Tercera Vía o mostrando colores de música caribeña, con un sentido del swing y, sobre todo, del blues muy elegante, Pathways es un álbum complejo que nos sirve para conocer varias facetas de una pianista consolidada aunque para nosotros sea un descubrimiento.
En los temas originales, brilla el sonido del Yamaha con un jazz delicado y swingueante; entre los no originales, hay uno de Joni Mitchell (“Court and Spark”) y, para terminar el álbum, una versión rítmica pero nostálgica del "Dear Prudence" de The Beatles (Miwa ya versionó anteriormente "Jealous Guy" de Lennon y también "Golden Slumbers"), en la que aparece el bajista Brad Barrett y donde la pianista admite que "todo el mundo conoce las canciones de The Beatles muy bien, por lo que no quieres cambiar demasiado para no defraudar a los fans", a pesar de lo cual resulta una versión muy creativa y con mucho blues de lo que para ella es "un tema muy simple pero muy potente".
Lo mejor del álbum es la frescura con que el piano ataca ambientes tan dispares como la fragilidad o la energía. El hecho de que el trío lleve tanto tiempo funcionando juntos, tocando todas las semanas en vivo y que se haya grabado con todos los músicos juntos, sin compartimentar la sesión, da estos resultados. Aparte de la versatilidad y la agilidad de los dedos de Yoko Miwa, lo que más gusta del álbum es el interplay y, especialmente, la manera en que a menudo el piano dialoga con
el contrabajo. La comunicación y los juegos de llamada y
respuesta están presentes en todo el disco. Les dejo un par de vídeos como ejemplo. Que lo disfruten.