La palabra es hot. Hot jazz heredado del amor por Nueva Orleáns y por sus bandas callejeras; hot en el sentido salvaje, rabioso y divertido del asunto. La banda sevillana Tamal Hot Band recupera estas sonoridades en un álbum que suena natural, con alguna balada y algún momento que suena bop pero, en líneas generales, un revival sincero y honesto magnifícamente instrumentado.
Parece que la idea del álbum surgió en la misma NOLA, cuando dos de los miembros del grupo (Matías Comino y Pablo Cabra) visitaban la ciudad con O Sister! (de cuyo nuevo disco hablaremos pronto). Se trajeron el ambiente de las calles, de los bares y de las bandas y crearon Tamal Hot Band junto a Nacho Botonero (clarinete, corneta y bombardino), Matheus Prado (contrabajo) y Antonio Albanés (saxo tenor), personal que contó también con invitados en ciertos temas: el saxo soprano Bernardo Parrilla y las voces de Paula Padilla y Marcos Padilla (“Basin Street Blues”) y Cinthya C. Lucas (“New Orleans”).
Fotografía de Guille García |
El disco comienza con "Phoenix Bird Blues", compuesto, como casi todos los temas, por el guitarrista Matías Comino. Tras el festivo comienzo, con metales y maderas muy en la línea de las brass bands de Nueva Orleáns, hay un solo muy de raíz, a cargo de Nacho Botonero a la corneta, al que sigue el solo de saxo (Antonio Albanés), otro de guitarra (Comino) y una explosión de ritmo y vientos que nos traslada (en espíritu) a la mismísima orilla del Mississippi. El tema que sigue es "Soleil Swing", con un sonido algo más europeo, más manouche pero igualmente festivo. Ya lo habíamos escuchado a otra formación de Comino (Très Bien!). Aquí las cuerdas son las protagonistas. "Basin Street Blues" es un clásico y sobran las explicaciones. Paula y Marcos Padilla cantan sentidamente y los vientos aportan un aire mezcla de blues y cabaret que es, en definitiva, una de las fusiones que dieron origen al jazz. Cantado a tempo medio, tiene un final explosivo, con exhibición de batería y banjo y una banda que parece arrancada de los Roaring Twenties.
El disco está lleno de temas marcadamente hot que funcionan como una gran brass band con sólo cinco miembros y un instrumentista invitado. Hay dos excepciones, la balada "Nano" y el tema "La Gran Ciudad", con elegantes toques bebop. La coda del álbum es el pegadizo "New Orleans", un tema explosivo, con un ritmo trepidante y solos que se suceden con naturalidad contagiosa. Recomendable para nostálgicos y para los que aún no crean que el jazz es una música divertida y bailable.
Les dejo con un vídeo resumen con fragmentos de la presentación del disco en CICUS (Sevilla).