Jason Marsalis vs. Warren Wolf
El vibráfono es uno de los instrumentos más espectaculares y expresivos del jazz. Hoy vamos a hablar de dos músicos que dominan el instrumento con distinta creatividad. El primero de ellos es Jason Marsalis, que ha editado una colorida y variada colección de temas con el título de A World Of Mallets (Un mundo de mazas) bajo el sello Basin Street. El otro es Warren Wolf, habitual de las formaciones de Christian McBride. Su quinto álbum como líder se titula Wolfgang (Mack Avenue, 2013)
JASON MARSALIS, In A World of Mallets
Sí, pensé que Jason me ofrecería en su nuevo disco una oportunidad para reconciliarme con el clan Marsalis después del decepcionante álbum de su hermano Brandford, con quien tengo una extraña obsesión que me impulsa siempre hacia él pensando que, por fin, en algún disco, llegará a conectar conmigo. Pero no, Brandford y su experimento de desconcertante título (Four MFs Playing Tunes o, lo que es lo mismo, Cuatro hijos de... tocando melodías) restó un punto al ranking del apellido Marsalis. Ahora le toca a Jason, el pequeño de los cuatro, recuperarlo. En su nuevo álbum, titulado ilustrativamente In A World Of Mallets (Basin Street, 2013), Jason Marsalis dibuja con su Vibes Quartet un proyecto tan amplio e inexplicable que, después de la segunda escucha, sigue sin habernos convencido de qué puntuación ponerle. Comencemos por un poco de música:
Hay swing y espíritu de hardbop en ese "Blues Can Be Abstract, Too" pero no todo el disco es así. Hay temas con mucho blues, como "Ill Bill", cierto gusto por el impresionismo cuando imita el sonido de relojes o gramolas ("My Joy"). El disco se torna terriblemente aburrido cuando hace esto, mientras que en otros temas va más allá en su ansia de experimentación. ¿Qué tipo de experimentación?, aullarán en mi oído las almas más puristas. Jason se permite introducir fraseos y cánones de música clásica en algunos temas a modo de adorno (del mismo modo que hacía Sonny Rollins con sus melodías caribeñas). "Blues For 29 Percenter's" sería un buen ejemplo de ello. Pero en otros se acerca más a la música clásica que a la síncopa o a la improvisación. Supongo que este es el letimotiv del disco, una manera de aunar formación y vocación, de aplicar las disciplinas de la música canónica occidental (Jason Marsalis estudió percusión clásica en la Universidad de Loyola), pero en mi opinión, el resultado del disco es confuso. Podríamos ilustrarlo con los títulos de los temas. El que sirve de introducción se titula "Discipline Discovers A World of Mallets" y el último "Discipline Get Lost in a World of Mallets", y así parece que anda perdido el pequeño Marsalis... No obstante, sigue pareciéndonos un instrumentista dotado, polirrítmico y reseñable.
Además de Jason Marsalis, Austin Johnson al piano, Will Goble al bajo y David Potter en la batería completan el cuarteto.
Podríamos decir que el otro músico de hoy, el dinámico Warren Wolf, sufre también de excesiva exposición al clásico cuando en el último tema de su nuevo álbum (Wolfgang) nos ofrece unas variaciones sobre el Carnaval de Venecia de Saint-Saënts... Pero, después de escuchar su disco completo, después de disfrutar de su gusto por la improvisación y el ritmo, esta peculiar coda resulta sólo una anécdota curiosa.
Pero no seamos pesimistas: el disco nos ha gustado. Si no, no aparecería en nuestro blog (normas de la casa) pero sí es cierto que como compositor Wolf es menos brillante que como músico, razón por la cual, nos gusta en su disco pero nos hace temblar cuando trabaja junto a Christian McBride...
Como casi todos los vibrafonistas, acumula influencias de todo tipo de percusionistas, desde colegas de láminas o marimbas hasta bateristas (su cuarto álbum se tituló Warren 'Chano Pozo' Wolf) y esto se nota tema a tema, cuando el disco va tomando color y se convierte en un verdadero Mundo de Mazas, como intentaba Marsalis...
Wolf no sólo consigue en sus temas ese equilibrio entre fragilidad y ritmo que sería exigible a todo vibrafonista sino que construye, a la manera de Milt Jackson, caminos en los que la melodía se va desarrollando hasta terrenos inesperados, y lo hace con lógica. Toda una lección de maestría y experiencia impropia en un músico de treinta y pocos años. Incluso cuando se funde con el piano ("Wolfgang" o mejor en "Grand Central") tiene personalidad.
Son dos cuartetos distintos los que han grabado el álbum. Wolf reúne a tres músicos jóvenes (Aaron Goldberg al piano, Kris Funn al bajo y Billy Williams Jr a la batería) para unos temas ("Sunrise" o "Grand Central) mientras que utiliza otro trío con más experiencia (Benny Green al piano, Christian McBride al bajo y Lewis Nash a la batería) para los temas con más soul, acercándose al sonido post-bop de los discos del bajista. Con este trío, Wolf y su mentor McBride acometen un homenaje a sus ídolos Milt Jackson y Ray Brown (Brown fue profesor de McBride) reproduciendo la versión que Jackson y Brown hicieron en 1969 de "Frankie & Johnny". Darryl Tookes aparece como vocalista en "Setembro" de Ivan Lins. Dos grandes combos con un líder común, un vibrafonista del que nadie hablaba hace unos años y que se ha convertido en una figura imprescindible del instrumento.
** Fotografía de Warren Wolf: Lena Adasheva.
Pero no seamos pesimistas: el disco nos ha gustado. Si no, no aparecería en nuestro blog (normas de la casa) pero sí es cierto que como compositor Wolf es menos brillante que como músico, razón por la cual, nos gusta en su disco pero nos hace temblar cuando trabaja junto a Christian McBride...
Como casi todos los vibrafonistas, acumula influencias de todo tipo de percusionistas, desde colegas de láminas o marimbas hasta bateristas (su cuarto álbum se tituló Warren 'Chano Pozo' Wolf) y esto se nota tema a tema, cuando el disco va tomando color y se convierte en un verdadero Mundo de Mazas, como intentaba Marsalis...
Wolf no sólo consigue en sus temas ese equilibrio entre fragilidad y ritmo que sería exigible a todo vibrafonista sino que construye, a la manera de Milt Jackson, caminos en los que la melodía se va desarrollando hasta terrenos inesperados, y lo hace con lógica. Toda una lección de maestría y experiencia impropia en un músico de treinta y pocos años. Incluso cuando se funde con el piano ("Wolfgang" o mejor en "Grand Central") tiene personalidad.
Son dos cuartetos distintos los que han grabado el álbum. Wolf reúne a tres músicos jóvenes (Aaron Goldberg al piano, Kris Funn al bajo y Billy Williams Jr a la batería) para unos temas ("Sunrise" o "Grand Central) mientras que utiliza otro trío con más experiencia (Benny Green al piano, Christian McBride al bajo y Lewis Nash a la batería) para los temas con más soul, acercándose al sonido post-bop de los discos del bajista. Con este trío, Wolf y su mentor McBride acometen un homenaje a sus ídolos Milt Jackson y Ray Brown (Brown fue profesor de McBride) reproduciendo la versión que Jackson y Brown hicieron en 1969 de "Frankie & Johnny". Darryl Tookes aparece como vocalista en "Setembro" de Ivan Lins. Dos grandes combos con un líder común, un vibrafonista del que nadie hablaba hace unos años y que se ha convertido en una figura imprescindible del instrumento.
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* Fotografía: Jason Marsalis on drums with the Dr. Michael White Band at Satchmo Summer Fest, New Orleans. Autor: Infrogmation (extraída de Wikipedia)** Fotografía de Warren Wolf: Lena Adasheva.