Si uno la descubre, como yo, en Well you needn’t (2005) puede pensar que es una cantante de jazz muy particular. Sus versiones de standards como el del título o Why don’t you do right experimentan más allá de lo que deberían ser las cualidades vocales de una solista, pero sorprenden más que provocan rechazo. Sólo cuando "ataca" (lo digo en todas las acepciones de la palabra) clásicos off-jazz como Voodoo chile, uno se da cuenta de que no está ante una cantante de jazz. Primero lo dije de Norah Jones y después de Corinne Bailey-Rae: no hacen jazz. ¿Tan faltos estamos de estrellas para que incluyan a éstas?
Ahora han caído en mis manos dos discos más de Mina Agossi, para mi desconcierto: Carroussel (2004) y un disco en directo llamado Mina Agossi Trio, que probablemente no sea oficial.
El álbum en directo es una carta blanca para improvisar sobre sí misma. Canciones sin acompañamiento instrumental, trance, excesos, un cóctel sólo digerible porque los músicos (la sección rítmica tiene momentos fabulosos) que la acompañan justifican el esfuerzo de escuchar algo que queremos que suene a jazz. Repito que sólo la intención de la cantante de reinterpretar standards nos acerca a ello, por mucho que cante a Billie Holiday chasqueando los dedos y repitiendo “Jazz... jazz...”.
A Carroussel le viene de perlas el nombre. Es un continuo rondar por los márgenes del jazz buscando la velocidad suficiente para que la fuerza centrífuga nos haga salir despedidos. Mina Agossi lo consigue. En temas como 3rd stone from the sun se le va la olla demasiado pronto y en Identity se sale finalmente por la tangente convirtiendo un (posible) blues en una paranoia que no sólo se queda fuera del jazz sino fuera de lo que yo llamo música. Hay momentos muy buenos, sin embargo, donde su personalidad inusual encuentra el punto de fusión con el jazz y gusta, como en No conversion, pero en general se muestra con su propio estilo indecisa, como en Undecided, algo pop aunque muy en su línea. Carroussel es esto: un disco sólo para fans, un álbum que empieza siendo un disco de jazz con una sección rítmica bien compensada y un trompetista versátil y expresivo, para terminar convirtiéndose en ese disco de Sinèad O’Connor que nunca quisimos escuchar hasta el final.
__________________________
Foto de David Sinclair, sacada de una página de The Guardian.