Mientras aún espero para ver la película sobre Miles Davis, me entero, según se lee en los medios esta semana, que el oscarizado Forest Whitaker va a protagonizar y dirigir un biopic sobre Louis Armstrong. Es una buena noticia, no sólo porque FW es uno de mis actores preferidos sino porque Satchmo se merecía un homenaje de este tipo y aún no lo ha tenido. "Armstrong dejó una huella monumental en nuestras vidas y en nuestra cultura", ha dicho el actor/director. La admiración es un arma de doble filo, pero, teniendo en cuenta su seriedad profesional, es seguro que no será un pastiche como otros biopics.
La película en cuestión se va a llamar "What a wonderful world", un título inesperado por varias cuestiones. Primero, porque esa canción representa una de las épocas más flojas (jazzísticamente hablando, en la que Satchmo se rindió a los estilos populares). Segundo, porque se ha dicho que la película abordará los inicios de la carrera de Louis Armstrong en New Orleans, nada más lejos de "What a wonderful world".
Parece que el propio Whitaker va a dirigir la película, un trabajo que no se le ha dado mal en sus cuatro experimentos anteriores. Precisamente será el guionista de uno de esos trabajos ("Esperando un respiro"), Paul Bass, el encargado de llevar a cabo un guión cuya trama se va a centrar en los primeros años de Louis Armstrong en New Orleans, en cómo pasó de ser un niño pobre a un genio de la trompeta. Suena apasionante. Y, además, cuenta con el beneplácito de la fundación que lleva el nombre del músico.
Toca esperar.
La historia es que miro la foto de Forest Whitaker en 20minutos.es y veo al Bird de Clint Eastwood y, si no se me pasa el efecto, cuando estrenen la película veré a Charlie Parker tocando a la trompeta temas de Satchmo. Extraño, ¿no?