PARA ESCUCHAR CON CALMA

IAGO AGUADO QUARTET, Festina lente (Underpool, 2019)

Me gustan los discos de debut. Más de una vez he discutido con un músico el porqué de grabar un disco y siempre llegamos a la misma conclusión: la necesidad de contar algo nuevo o de hacerlo de una manera personal. Festina lente, el álbum de debut del guitarrista Iago Aguado es de una originalidad que dará que hablar. 

Iago Aguado es un músico valenciano formado en clásica en el Conservatorio de Torrent y en jazz en Sedajazz y en el Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona. Ha sido alumno de Ximo Tébar, Pat Martino, Nenna Freelon, Kurt Rosenwinkel..., entre otros. La escucha vale la pena.



El álbum está compuesto por temas originales escritos por Aguado y el comienzo deja patente que el compositor viene del mundo clásico. "Obertura solemne" va más allá de los que se llamó Tercera Vía o Third Stream. Toma elementos de música clásica en una pieza vocal que marca el camino. "Un instante" sigue esa estela de introspección. La conjunción de lenguajes tan cercanos y, a la vez tan distintos como el de la guitarra, el contrabajo y la guitarra pedal steel crea una atmósfera contemplativa que domina casi todas las composiciones, una filosofía lírica por momentos y abstracta en otros casos, que solo rompen los acertados solos de los músicos para recordarnos que estamos hablando de jazz y de improvisación.


El título genérico del álbum, Festina Lente es una locución latina no muy conocida que viene a significar algo así como apresúrate despacio, una contradicción (la palabra oxímoron sería más apropiada) que viene a etiquetar muy bien la música de Iago Aguado: música para improvisar sin prisas, con todo el espacio del disco por delante y sin normas que encorseten su estilo, una música inclasificable, a caballo entre el jazz moderno, el folk americano y el rock sinfónico. ¿Complicado? Hay que escucharlo. 


El disco contiene temas instrumentales y algunas canciones (la cantante Joana Gomila curiosamente no aparece acreditada en el disco salvo por una foto, al igual que el saxofonista Miguel "Pintxo" Villar), canciones de melodías lentas, de ritmo casi abstracto, muy líricas, que alcanzan una fuerza inusual. Las composiciones de Aguado obligan a los músicos a funcionar con una serenidad equiparable a una sesión mística. Además del guitarrista, están en el cuarteto David Soler (guitarra pedal steel), David Mengual (contrabajo) y Oriol Roca (batería).

De entre todas las composiciones, destacaría la sucesión de discursos de las guitarras en "Basta" o la manera en que el tiempo se detiene en "Bajo el vacío, el sentido", pero todo el álbum está lleno de momentos para valorar, de coloraturas inusuales (tanto si hablamos de jazz como de fusiones) y de ambientes originales. Todo el álbum es muy especulativo. Aguado busca su camino y va por uno difícil, no pisado aún, y quizás este sea su valor máximo, el ansia de originalidad. Para escuchar con calma y sin prejuicios.