ATHANASOPOULOS/PIN JAZZ QUARTET

La serenidad hecha jazz

Seguimos (re)descubriendo el buen jazz nacional. Si hace unos días hablábamos de fusión al reseñar el disco de Organic Collective, ahora hablaremos de hard bop. Tengo en mis manos dos discos del guitarrista que aparecía en Organic Collective, el lucense Marcos Pin. El primero está firmado/titulado Pin.Cirera.Legido.Martínez (Free Code Jazz Records, 2007) ya que, aparte del mencionado guitarrista, aparecen los músicos Albert Cirera al saxo, L.A.R. Legido a la batería y Xacobe Martínez Antelo al contrabajo, y es una maravilla de colección, con temas que van del hard al post-bop compuestos por los mismos músicos e interpretados con una maestría indudable.

El segundo disco es Knock before (2009), firmado como Athanasopoulos/Pin Jazz Quartet, de donde se deduce ya desde la portada que el guitarrista comparte protagonismo con el saxofonista griego Thanos Athanasopoulos, un tándem impredecible en el que ambos instrumentos/músicos se complementan con una naturalidad fabulosa. Nos vamos a centrar este disco, por eso de la novedad, porque lleva fecha de este año y porque ofrece aspectos más interesantes.

El primero de ellos es que el sonido de este combo (Paco Charlín y L.A.R. Legido completan la formación) es más compacto y lúcido. El segundo, la perspectiva de los temas, compuestos cuatro por Athanasopoulos y cuatro por Marcos Pin. En los temas de ambos se ve la intención de hacer un hard bop brillante y sin complejos, demostrando que se pueden componer temas con una estructura y una melodía propias de los años 50 (Coffeology, por poner un ejemplo) y al mismo tiempo hacer que suenen nuevos y actuales. Otro aspecto fundamental es la serenidad que se respira en las interpretaciones. Tanto en las baladas como en los tiempos medios, podemos oír buenas dosis de improvisación sin que el instrumento se vea obligado a “levantar la voz” para ello, algo muy difícil en un músico de jazz que quiere darlo todo en una grabación. Para eso hace falta tener las ideas claras.

El resultado es un disco atmosférico, de los que dan más con cada nueva escucha, de los que demuestran que el lirismo no está reñido con la improvisación, donde los matices se acumulan, ya que, mientras Marcos Pin repasa, versátil, todas las influencias que ha tenido la guitarra de jazz (y de blues) en las últimas décadas, el tenor del músico griego rinde homenaje al baladista-entre-baladistas Dexter Gordon con un dominio absoluto de su instrumento. Porque una cosa es tocar y otra tocar una balada. Para muestra, hay que escucharlo. De los cuatro temas compuestos por Athanasopoulos, tres son baladas y el último un blues (The lost car keys walk) con un tiempo medio increíblemente subyugante, de esos temas que hay que volver a escuchar nada más terminan...

Me gusta especialmente la portada, que recuerda a los diseños de Saul Bass para los carteles de Anatomy of a murder (qué gran banda sonora de Duke Ellington) o El hombre del brazo de oro (otra película con el jazz como excusa, con un Frank Sinatra dramático).

Pero el disco tiene otros alicientes, como alguna incursión de Athanasopoulos en el soprano (Miss de Pater part 2) o el último regalo, un tema extra que cierra el álbum y que es cuantitativa y estilísticamente una sorpresa, una versión alocada y fugaz (1:23) de Salt peanuts. Digo sorpresa cuantitativa porque el tema no aparece acreditado en la carátula y estilística porque rompe con el lirismo que abunda en todos los temas del álbum y salta a otra dimensión, la del bebop reconvertido en jazz-rock, soul-rock o rhythm & blues... Lo que ustedes prefieran. Hay un poco de todo en este pequeño “desliz”, en el que la guitarra suena a rock y el saxo salvaje de Athanasopoulos nos retrotrae a no sé qué tema de los Blues Brothers...

Buen disco. Hard bop con un sonido actual. De los que se escuchan una y otra vez.
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Enlaces:
Thanos Athanasopoulos: www.myspace.com/thanosathanasopoulos