DELICADO HERBIE HANCOCK ACÚSTICO

HERBIE HANCOCK, Speak Like a Child (Blue Note, 1968)

Mientras la aguja del giradiscos desgrana tema tras tema, sigo redescubriendo uno de los mejores álbumes de Herbie Hancock, Speak Like a Child (Blue Note, 1968), ese disco enorme, redondo, que ha quedado para la Historia del Jazz como un delicado eslabón entre su glorioso Maiden Voyage (1965) y el reivindicativo The Prisoner (1969), donde ya introducía el piano eléctrico como arma de innovación, ambos con Blue Note Records.

¿Por qué hablar hoy de una "novedad" de 1968? Porque he vuelto a escuchar este disco después de muchos años en vinilo. Yo lo tenía en cassette y ahora, editado en la colección de Planeta DeAgostini con lo mejor de lo mejor de Blue Note, puedo percibir ese placer de escucharlo en vinilo, de apreciarlo con su carpeta original doble, vinilo de 180 gramos, las notas... es una delicia.


Cuando grabó Speak Like a Child, Hancock ya formaba parte de el segundo gran quinteto de Miles Davis (el que el trompetista había formado con Wayne Shorter, Ron Carter y Tony Williams), incluso había pasado del piano acústico al Fender Rhodes por exigencias de Miles (se cuenta la anécdota en el documental Miles Electric: A Different Kind of Blue) pero aquí reúne un sexteto acústico, una formación (casi típica) del hardbop donde cambia saxofones por flautas para jugar con texturas inéditas, una formación que nos permite escuchar a un pianista (y, sobre todo, a un compositor y arreglista) más allá del hardbop comercial, un artista joven con una sensibilidad extrema, capaz de ser lírico sin abandonar el ritmo en ningún momento, arriesgando sin utilizar pólvora.

Speak Like a Child y Miles in The Sky fueron lanzados casi a la par y, aunque el álbum de Hancock contenía tres temas originalmente escritos para Miles: "The Sorcerer", que dio título a un álbum, "Riot", que apareción en Nefertiti ese mismo año, y "Speak Like a Child", que Miles nunca llegó a tocar, aquí aparecen arreglados con una estética diferente, con una instrumentación claramente distinta pero, sobre todo, marcando una diferencia absoluta en el uso del color y las texturas, más interesado en las armonías que en los acordes, como se explica en las notas del disco (en declaraciones recogidas por Nat Hentoff). Hay otros tres temas en el disco, uno firmado por Ron Carter ("First Trip") y dos nuevos temas de Hancock cuyos títulos hablan también de la niñez, convirtiendo (quizás) el repertorio en un álbum conceptual. Hablo de "Goodbye to Childhood" y "Toys".



La formación a la que me he referido es una sección de viento donde están Thad Jones (fliscorno), Jerry Dodgion (flauta) y Peter Phillips (trombón bajo), mientras que, en la sección rítmica, podemos escuchar a Ron Carter en el contrabajo y a Mickey Rouker en la batería. Además, el disco tiene, como era de esperar, al perfeccionista Rudy van Gelder como ingeniero de sonido (las sesiones se grabaron en su estudio de Englewood Cliffs, en New Jersey, el 6 y el 9 de marzo de 1968) y la firma de Nat Hentoff en las notas del disco. 

Hace unas semanas hablamos de esta colección de vinilos de Planeta DeAgostini que está en los kioskos (y por suscripción) y que resulta un gustazo no solo para el oído sino para el tacto y la vista, con las carpetas originales, tal como se vendieron en su década, y un cuidado vinilo de 180 gramos, una garantía de sonido y durabilidad que solo los que hemos sentido y cuidado de nuestros vinilos (cuando eran el formato más vendido) podemos apreciar.

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