FRED HERSCH Trio, Live in Europe (Palmetto Records, 2018)
Escuchando los primeros compases del nuevo disco de Fred Hersch, me viene a la mente la duda de a cuántos pianistas habrá influido Monk... El tema es "We See" y lo sorprendente no es la influencia sino la manera en que Hersch es capaz de tocar a Monk sin imitar a Monk. El álbum se llama Live in Europe y es un documento más de la manera en que el pianista sigue investigando y creciendo con cada obra.
Lo cierto es que escuchar a Fred Hersch es un ejercicio estimulante. Hay tantas influencias, tanta erudición, tanta experiencia en cada fraseo de su teclado que siempre se necesita una escucha más. En su último disco a piano solo, Open Book (Palmetto Records, 2017), ya encontramos a un Hersch en la edad de la experiencia, con una capacidad para sublimar el jazz hasta convertirlo en algo etéreo, impreciso y, sin embargo, elocuente; en algo que hay que respirar y sentir, no entender.
Live in Europe es, según las notas del álbum, es un disco encontrado por casualidad ("found object", lo llama el propio Hersch), ya que, afirma, se grabó en un directo sin que él lo supiera. Ocurrió en Bruselas el 24 de noviembre de 2017, en Flagey Studio 4, un lugar construido en los años 30 que, antes, fue sede del Instituto de la Radio Nacional. El trío, compuesto por el baterista Eric McPherson y el contrabajista John Hébert, "estaba en una forma excelente, la acústica era perfecta, el piano era espectacular y la grabación fue de primera clase".
Contiene temas descriptivos, como "Scuttlers", un tema de ritmo roto y aparentemente aleatorio que intenta recrear el movimiento lateral de los cangrejos. El resultado es un jazz más polirrítmico que arrítmico, experimental e intrigante, pero en el que se aprecia la versatilidad de sus dedos, su velocidad y su capacidad para transmitir. En otro de los temas, titulado "Snape Maltings", hay un diálogo bellísimo entre piano y contrabajo, con la batería funcionando como un alter ego del piano. Aquí Hersch esboza unas armonías de aire mediterráneo que, en realidad, están inspiradas en el nombre de un pueblecito inglés. En "Newklypso", utiliza el apodo de Sonny Rollins (Newk) para hacer un juego de palabras y homenajear a quien llama su héroe favorito del jazz con un calipso muy al estilo de Rollins, jugando con los acordes y con la melodía, con citas y ese juego de síncopas que enlaza la música caribeña y el jazz tradicional. "The Big Easy", uno de los nombres de Nueva Orleáns, es un blues dedicado al novelista, ensayista y guionista de HBO (en la imprescindible Tremé), con un Hersch que dosifica acordes de la misma manera que arranca lamentos de las teclas. Cambios de tono aquí y allá pero siempre el bop rezumando y ese lirismo que aflora en todos sus discos.
Por destacar, destacaría la apasionada balada "Bristol Fog (for John Taylor)", donde cada nota suena sentida y donde Hébert tiene un solo de esos en los que el contrabajo parece cantar. También, el solo de McPherson en "Black Nile" (Wayne Shorter) porque tiene sentido y siempre he odiado los solos de batería que no lo tienen, algo que no se permitiría ningún otro instrumentista. Aquí sirve de potente introducción a un tema con mucho swing y lo hace de una manera natural. Y, por supuesto, destacaría la coda. El disco comienza con Monk y termina con Monk porque el bis del concierto es una versión a piano solo del inmortal "Blue Monk" tocada con una personalidad y una teatralidad abrumadoras.