Paint (Hot Cup Records, 2017)
Nos llega el último disco del prolífico grupo de Nueva York que todo el mundo conoce por la más manejable abreviatura de MOPDtK, un cuarteto que ahora aparece reducido a trío, con el bajista Moppa Elliott, el preciso baterista Kevin Shea (ambos miembros fundadores del cuarteto original) y, al piano, el versátil Ron Stabinsky, un músico igualmente productivo e imaginativo que se unió a la formación en 2014, en el disco Blue.
Paint es una ciudad de Pensilvania que sirve para dar título al álbum y, jugando con el significado del nombre y continuando la metáfora, Moppa Elliott va tomando prestados los nombres de otras ciudades del estado cuyo topónimo incluye algún color para los títulos de sus temas y así construir una colección temática, una especie de lista obsesiva, como la de algún asesino en serie, como si fueran pistas para un detective no muy avispado... "Yellowhouse", "Orangeville", "Black Horse"... hasta siete composiciones originales más una de Duke Ellington, "Blue Goose", que, fuera o no una referencia a esa ciudad de Pensilvania, ha acabado formando parte de este álbum.
En algún lugar leí que algún periodista los había apodado La banda terrorista del bebop, un título que cuadra muy bien con la estética que se presenta en este nuevo trabajo donde el grupo juega a un lado y a otro de la frontera que separa el bop del caos. Siempre experimentando y sin miedo a las etiquetas, MOPDtK se atreven, por ejemplo, a hacer un disco como Loafer's Hollow (publicado también en 2017) con composiciones originales que parecen sacadas de la Era del Swing, o, como su nuevo Paint, un álbum a primera vista mainstream con piezas de corte tan clásico que parecen traídas del pasado. Como es habitual y sus aficionados esperan, el grupo mantiene su habilidad para cruzar esa Línea del Caos en el momento oportuno para convertir cualquiera de estos temas en jazz moderno, atonal y libre hasta lo imposible. Ocurre en "Orangeville", donde el solo de piano se rompe y vuelve a recomponerse casi sin sentido, o en "Black Horse", por ejemplo, un tema de espíritu bebop en el que Stabinsky muestra una agresividad brillante en el ataque al piano, o en "Plum Run".
Por ahí se dice que el jazz moderno debe estar reñido con la belleza, el canon o la perfección, pero encontramos en este disco momentos de inestimable belleza que el grupo asume sin vergüenza: cuando Elliott toca con el arco en "Blue Goose" o el blues final "Whitehall", que tiene un comienzo delicioso y placentero que acaba cargándose de energía, o el tema para piano "Golden Hill", de una emoción casi excesiva...
En palabras de Elliott, "en lugar configurarse en un estilo o periodo histórico, MOPDtK fusiona todo el espectro del jazz y las diversas formas de música improvisada, engendrando una mezcla única e inconsútil de super-jass".
Lo cierto es que la libertad del formato de trío permite al grupo momentos de improvisación colectiva sin obligarle a excentricidades más notorias como las de sus primeros álbumes. Esto dicen que es una filosofía, no una estética. No entraré en eso. Me quedo con la energía y el inestimable interplay de estos tres músicos y su visión libre y lenitiva del bop.
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* MOPDtK en la web de Hot Cup Records: www.hotcuprecords.com
* Web de Moppa Elliott: www.moppaelliott.com