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ELLINGTON Y BACH SE DAN LA MANO

MICHAEL ARBENZ Meets ANDY SHEPPARD, 
From Bach to Ellington - Live (2025)

Hace unas semanas hablábamos de música clásica y jazz cuando escuchamos las nuevas Recreations Tímbriques de Sergi Sirvent y David Viñolas, un dúo poco habitual formado por piano y batería. Hoy escuchamos otro dúo poco habitual (piano y saxofón) que se inspira en dos pilares fundamentales de la música: Bach y Duke Ellington, o como dice la nota de prensa, "la elegancia atemporal de Bach y la belleza lírica de Duke Ellington". El pianista Michael Arbenz y el saxofonista tenor Andy Sheppard juegan con este maravilloso material, buscando una insólita simbiosis entre el contrapunto barroco y la síncopa jazzística para conseguir algo nuevo y limpio, inspirado en estas influencias clásicas y siempre dentro de la tradición del jazz.  

Andy Sheppard es un saxofonista británico con una larga carrera detrás. Artista de ECM en sus últimas grabaciones como líder y también como sideman de Carla Bley y Steve Swallow, tiene 18 discos a su nombre y 60 como acompañante. Ha tocado con nombres importantes como Lee Morgan, Peter Erskine, Gil Evans...  Michael Arbenz es una figura fundamental en el panorama actual suizo. Fundador del trío VEIN (con su hermano Florian), ha tocado con Ron Carter, con Dave Liebman, Greg Osby... Este álbum podría considerarse una continuación de otros trabajos de Arbenz como Reflections of D (a tribute to Duke Ellington) (2023) y Classicism – A Point of View (2024), aunque no deja de ser singular en sí mismo, tanto por la frescura de los temas como por lo insólito de  la formación dual.


Dicen los musicólogos que Bach fue el primer improvisador de la Historia de la Música, y estos temas están llenos de improvisación gracias a unas partituras que dejan mucho espacio para la creatividad de los músicos, esto es evidente, pero además porque el álbum fue grabado en vivo en el Bird’s Eye Jazz Club de Basilea. Las texturas y complejidades de los dos compositores encuentran un camino aparentemente fácil en manos de estos dos músicos. Es cierto que asoman retazos de Bach muy evidentes que apelan al oyente despistado, pero hay que profundizar en la experimentación para disfrutar de la sofisticación de estos temas que son, sin embargo, fáciles de escuchar, quizás por la honestidad con que se han interpretado, ajena a esas rupturas salvajes y estériles en que muchas veces se autolesiona el jazz moderno.

El dúo nos introduce en esta singular grabación con una versión lírica y contenida de "Melancholia" de Ellington, con fraseos muy melódicos y contenidos al saxo y un piano sutil y brillante, algo que se repite en las baladas del Duque, como "African Flower". "Psalm" es una composición original de Michael Arbenz, en la que juega con esquemas barrocos de la "Cantata BWV 146".  Esta es la parte más excitante del álbum, contrafacts y juegos musicales donde se mezclan épocas y estéticas ¡con naturalidad!, como cuando Sheppard entona el "Preludio nº1 en Do Mayor BWV 846" de Bach y Arbenz construye sobre esta base su tema "When It Springs Into Being", para llegar a un clímax intenso en el piano que el saxo devuelve al plano lírico. Los dos últimos temas son de Ellington: "Reflections", balada que aquí suena poco jazzística pero igualmente bellísima, y "Warm Valley", que se aleja sensiblemente de la que grabó el Duque con su orquesta o en Money Jungle. En ese álbum la hacía a piano solo y Mingus y Roach entraban en el último minuto. Es curioso porque Ellington adoptaba una pose de concertista clásico, dándolo todo al piano, con recursos muy apasionados, y aquí Sheppard le da (con la ayuda de Arbenz al saxo) un toque quizás más jazzístico.

Una amalgama fascinante y que no dejará indiferente a ningún aficionado. Recomendable. 



Más info: www.arbenz.biz 

SATIE Y MOMPOU, HACIA EL JAZZ

SERGI SIRVENT & DAVID VIÑOLAS, Recreations Tímbriques de Satie a Mompou (Columna Música, 2025)

No es la primera vez que hablamos de Erik Satie ni de Federico Mompou en este blog, ni será la  última en la que pianistas de jazz (Julián Solarz fue el último que apareció por este blog "hablando" de Mompou) se acerquen a su obra, pero cada visión particular de los temas de estos compositores, cuyo impresionismo y experimentación se acercó mucho al universo jazzístico, es acogida con tanto interés como veneración. El jazz nacía mientras Satie vivía los últimos años de su carrera. ¿Le inspiró? Podríamos afirmar que Satie inspiró a Francis Poulenc, quien a su vez fue una de las influencias de Mompou, que tanto ha inspirado a músicos de jazz... 

Erik Satie
Pero hoy escuchamos algo diferente, distinto en el sentido de que no tenemos a un pianista a solas con su piano (como en los originales) ni a un combo de jazz reimaginando la estética impresionista, sino un dúo de piano y batería (compuesto por Sergi Sirvent David Viñolas), algo muy poco frecuente. Si ya en 2009 Ximo Tébar transportaba la música de Satie al lenguaje de la guitarra de jazz con una decena de músicos, aquí la solitaria conjunción de piano y batería redunda en una tímbrica inédita, con momentos experimentales dentro del impresionismo y del miniaturismo de los dos compositores versionados, permitiéndoles jugar con lo que Mompou llamó "la música menos compuesta del mundo".

El álbum comienza por Satie y termina, de una manera lógica, con dos  únicos temas de su "descendiente musical" Mompou. Desde la melancolía de "Gnossienne III" (Mompou) pasando por varias "Pieces froides" en las que la batería complementa  sutilmente la expresividad de las repeticiones, hasta el lirismo de "El llac", podemos oír un abanico de sonidos especulativos que acercan las composiciones a una sonoridad cercana al jazz contemporáneo sin subvertir la intención original. 

Foto: Xavier Esteban
Es un recorrido por distintas piezas de Satie y dos de Mompou con experimentos entre medias, como una composición original de David Viñolas titulada "Satiesmiles", que rinde homenaje a Satie sin imitarlo, con ritmos cambiantes, inestables, impresionistas, y dos temas compuestos por Sirvent ("El fet y la ficció" y el juguetón "Lirisme delirant", que son dos contrafacts de "Gnossienne II" y "Gymnopédie I", respectivamente)  donde piano y batería conversan y convergen de una manera iluminadora.

Con esta grabación, realizada el 14 de julio de 2024 en el estudio de Albert Moraleda en La Garriga (Barcelona), Sergi Sirvent y David Viñolas convierten su colaboración en una trilogía después de haber publicado anteriormente dos Recreacions Tímbriques (De Mompou a Bartók y De Mompou a Bártok vol. II) en Selffish Records. Recomendable, tanto para entendidos como para  excépticos.



* Más info: 

JAZZ CON IDENTIDAD ESPAÑOLA

SIR CHARLES +3, De aquí, vol. 2 (Koshkil Records, 2024)

Si hay un baterista que forme parte de la Historia del Jazz en España por derecho propio, ese es Carlos "sir Charles" González, un músico que ha estado en la brecha en los últimos 40 años, como líder y como acompañante de lo mejor de lo mejor. Su proyecto De aquí viene de lejos y tiene una segunda parte con un repertorio renovado, investigando de nuevo en las conexiones entre la música clásica y popular española con los diversos ritmos del jazz, haciendo converger estas músicas con distintas estéticas que van desde lo atonal a lo tradicional, del free al hardbop, consiguiendo que ambas esencias se fusionen para gozo del oyente y reivindicando así la música de identidad española del mismo modo que los músicos americanos añaden a su songbook clásicos de su propio folklore, de su propia música clásica o del repertorio de Broadway.

Desde que suena "Playera", el tema compuesto por  Pablo Sarasate y arreglado por el desaparecido Marcelo Peralta, el oyente percibe que la improvisación jazzística es posible en estos temas clásicos. Los arreglos son de Peralta en 4 de los temas, pero también de Pablo Múzquiz, de Ramiro Obedman y de Sir Charles. Convertir el repertorio clásico español en jazz contemporáneo es algo poco habitual, pero ya se lo escuchamos hace muchos años a Pedro Iturralde (en cuyo cuarteto estuvo Sir Charles) o a Olé Swing, pero estos lo hacían con un toque de humor que no es el caso. La seriedad con la que las improvisaciones han dado lugar a De aquí merecerían un estudio musicológico más profundo, pero nos vamos a limitar a comentar que la simbiosis es posible y, además, excitante: las improvisaciones jazzísticas sobre la música clásica española inspirada, a su vez, por el folklore ibérico son un trabajo perfecto y necesario para entender de dónde venimos y por qué el jazz, que nació de la mezcla cultural, se fusiona con todo tipo de músicas. 

Carlos González, por Toni Guerrero
El diseño del grupo (solo vientos, contrabajo y batería) es una elección brillante, ya que aporta una tímbrica y una fluidez que nos acercan a las armonías folkóricas (donde nunca se escucha el piano), al tiempo que transmite una excitante sensación de directo. Richie Ferrer al contrabajo es el complemento perfecto a la rítmica de Sir Charles (precisos ambos en la "Danza Ritual del Fuego" de Falla), Ramiro Obedman al saxo tenor (y flauta, con un impresionante solo en la "Danza española nº 5 "Andaluza" de Granados) y Pascual Piqueras a la trompeta completan el cuarteto y defienden el repertorio de manera magistral. Un tema original es el tema culmen del álbum: un tema escrito por Marcelo Peralta y Carlos González que es un contrafact de "Asturias" de Albéniz, a cuarteto pero con un brillante solo de batería de 2 minutos a modo de intro y otro de 3 como outro. 

Carlos "Sir Charles" González, que ya era parte de nuestra Historia del Jazz, aporta con este disco un complemento identitario iluminador y digno de estudio.




* Más info: www.nwkoshkil.com

NINE, NINE, NINE

RAÚL SAINZ DE ROZAS, 999 (Errabal Jazz, 2024)

Raúl Sainz de Rozas es uno de esos guitarristas inagotables cuya carrera viene expandiéndose de lejos. Pionero del jazz en el País Vasco desde los años 80 con grupos como Pork Pie Hat o Infussion y fundador de Funk Collective, lo escuchamos por última vez con Organizing, un cuarteto de guitarra y Hammond con saxo. Formado en guitarra clásica en el Conservatorio “Juan Crisóstomo de Arriaga” de Bilbao, estudió posteriormente con profesores de la talla de Joe Pass, Carlos Gonçalvez y Kurt Rosenwinkle. Con esta feliz dualidad, ha sido docente de guitarra clásica y de jazz en la Escuela de Música “Andrés Isasi” de Getxo y en el Conservatorio Superior “Musikene” de San Sebastián. Fruto de toda esta experiencia es su nuevo disco, titulado 999 (Nine, Nine, Nine), primero a su nombre, un ejercicio de heterogeneidad donde une estas dos sensibilidades estéticas, resultando un disco de un eclecticismo lleno de elegancia. 


Andrej Olejniczak (saxo), Juan Luis Castaño (batería), Javier Mayor (contrabajo), César Giner (bajo eléctrico) y Nika Bitchiashvili (violín) le acompañan en estas grabaciones, donde podemos escuchar estéticas muy diversas. El disco comienza, por ejemplo, con un tema a guitarra sola ("Diciembre"), a caballo entre guitarra clásica, notas de blues y buscando una estética contemplativa a lo Pat Metheny... También hay temas funk ("Mic Mic", con un fantástico solo lleno de distorsiones), dos composiciones originales que rinden homenaje a quien fue su profesor, Joe Pass ("Lord Castle", lleno de citas, y "Olga decir") o a otro maestro más moderno como es Steve Swallow (interpretando su "Falling Grace" sin acompañamiento), referencias clásicas ("Variaciones sobre Alice in Wonderland", "Vals de las nubes calladas"), ritmos brasileños ("Samba do Lidia") donde tanto sus acordes de acompañamiento como su solo sincopado justifican la escucha, malabarismos manouche ("Al Faro"), incluso free jazz: el tema que da título al álbum ("999") es un contrafact de aquel inquietante collage de The Beatles que se llamó "Revolution 9", acercando aquel tema experimental al free jazz (porque aquí sí suenan instrumentos).

Un repertorio escurridizo pero matizado con el estilo personal de Sainz de Rozas, contemporáneo sin renunciar a la tradición, sofisticado por la complejidad, buscando siempre la armonía que sorprende, el acorde inesperado, el equilibrio en la dificultad... No es un disco fácil de escuchar, en especial porque es muy heterogéneo, pero contiene tantas influencias y tanto virtuosismo que engancha.



* Más info: raulsainzderozas.es

REIMAGINANDO A MOMPOU

JULIÁN SOLARZ GRUPO, 
Resonancia, Música de Frederic Mompou (Microscopi, 2023)

El argentino Julián Solarz es pianista, percusionista, compositor y arreglista. Alumno de, entre otros, de Guillermo Klein, ha dedicado buena parte de su carrera a la investigación, en especial en las conexiones del jazz contemporáneo con el folkore, ya sea argentino o afroamericano, así como su influencia en la música académica del siglo XX. En este apartado, llega a Federico Mompou, que es, tras Erik Satie, el compositor "culto" más versionado (y de una manera más interesante) por los músicos de jazz. Lo curioso es que Satie era la principal influencia de Mompou, cuyas piezas, habitualmente breves e íntimas, beben del minimalismo impresionista del francés. 

Julián Solarz (Buenos Aires, 1977) retoma algunas piezas de Mompou buscando su conexión con el jazz (en las composiciones de Mompou hay mucho de improvisación) y encontrando la manera de orquestarlas para un sexteto de jazz. Julián Solarz ha sido compositor y arreglista de la Orquesta Sudamericana, ha participado en numerosas formaciones y ha publicado dos álbumes anteriores: "Tiempo vaivén", a dúo de piano y voz con la cantante Analía Sambuco, y "La palabra no dicha", a sexteto, donde presentaba composiciones originales y un primer acercamiento a Mompou, con el arreglo de una pieza ("Música callada, nº 6").  

En Resonancia, el piano cede el protagonismo a otros instrumentos, lo que resulta paradójico en un disco de un pianista que versiona a otro pianista. Solarz ejerce casi todo el tiempo como compositor y sabe jugar con las tímbricas del grupo para aportar una dimensión más amplia a estas piezas. Se puede escuchar desde el tema inicial ("Música callada nª 1"), que comienza con clarinete y percusión (Solarz también es percusionista y da mucho protagonista a la batería de Carlo Brandán en este disco) hasta temas donde los vientos (también Lucas Goicoechea en el saxo alto) armonizan sin abandonar las atmósferas minimalistas. La guitarra (Juan Filipelli) también tiene su propio discurso en la lírica "Música callada nª 9". Solo en algunos momentos Solarz "reclama" el protagonismo del piano (como en las músicas calladas 9 y 11, por ejemplo), pero es solo una excusa para llevar al grupo al punto adecuado. 

A pesar de la metamorfosis a sexteto, de la adaptación al lenguaje del jazz con toques de tango y música afroamericana, Julián Solarz consigue reproducir la intención intimista y meditativa de Mompou en estos temas, consiguiendo un jazz de gran belleza y de interés musicológico. Un disco contemporáneo, inteligente y recomendable. 



* Más info: www.microscopi.cat

BEETHOVEN GOES JAZZ

VEIN, Our Roots (2022)

El músico es formación, personalidad e inspiración. En un tiempo en que por aquí no existía el jazz en los conservatorios, casi todos los jazzmen se habían formado en la música clásica. Esta parece ser la historia de Michael Arbenz (piano), Thomas Lähns (contrabajo) y Florian Arbenz (batería), tres músicos suizos que forman VEIN, un trío de jazz que lleva años desarrollando un estilismo particular, al nivel del más nombrado jazz moderno europeo, influenciado por la música clásica de cámara, como el repertorio de ECM, por poner un ejemplo. 

El humor es un rasgo de inteligencia y hay mucha inteligencia y cierto uso del humor cuando un músico re-imagina temas de otros compositores, un algo de juego, como comentábamos cuando hablamos del disco de Dani Pérez. Ese humor y ese juego convierte el jazz en una música compleja, en una música seria. La prueba es la manera en que, con todo el respeto que la música clásica merece, VEIN traslada viejas melodías y armonías al lenguaje del jazz más moderno. Con el uso de rearmonizaciones, contrafacts, cambios de ritmo, síncopas inesperadas y mucha imaginación, Beethoven, Bartok, Mozart y Mussorgsky, entre otros, se convierten en repertorio de jazz. 

Fuente: Facebook

Fruto de la influencia de la música clásica, VEIN ya había publicado varios álbumes con anterioridad: The Chamber Music Effect (2016), VEIN plays Ravel (2018) y Symphonic Bop (2019). En este Our Roots, título que remite de nuevo a sus influencias, profundizan en la música del siglo XX, desde el atonalismo de Alexander Scriabin ("Luce") o Hans Werner Henze ("Betting Angel"), quien estuvo influenciado en algunos momentos por el jazz, pasando por la complejidad rítmica de Béla Bartok ("Dal"), Mussorgsky, Strawinsky... con dos paradas muy interesantes, una en Mozart, inspirada en La flauta mágica, y otra en Beethoven con una maravillosa de-construcción de su Quinta Sinfonía en un tema con un título que es un juego de palabras no exento de ese humor del que hablábamos ("This Is Beat-O-VEIN").

Aparte de las raíces que vienen y van en el disco, el ejercicio de re-imaginación es posible gracias al virtuiosismo y versatilidad de estos músicos. El contrabajo de Thomas Lähns es quizás el elemento aglutinador del trío. Su papel en el ritmo es sutil, llena los espacios en un diálogo constante con el resto del trío y aporta equilibrio y estabilidad. La parte compleja y más audible de toda esta fiesta de la imaginación está en el uso polirrítmico que hace Florian Arbenz de las baquetas. El piano suele ser siempre el protagonista del trío, pero aquí hay tal multiplicidad de lenguajes en los arreglos que sus fraseos sorprenden, unas veces con citas a las obras versionadas y otras con acordes inesperados que transportan al oyente. Y lo mejor es que hay un interplay entre los tres que hace natural lo complicado.

Hacía tiempo que no escuchaba un disco tan sofisticado en los arreglos y tan excitante a la vez.

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* Más info: https://vein.ch

IMPROVISANDO CON PROKOFIEV

STÉPHANE SPIRA / GIOVANNI MIRABASSI, 
Improkofiev (Jazzmax, 2020)


El saxofonista francés Stéphane Spira se une al pianista italiano establecido en París Giovanni Mirabassi para este álbum de jazz lírico y moderno llamado Improkofiev, donde exploran la influencia de la música clásica (en especial Prokofiev y Satie) en el jazz, en un álbum delicado pero lleno de ritmo. Este Spirabassi Quartet lo completan Steve Wood al bajo y Donald Kontomanou en la batería.

Pero no comienza el disco con Prokofiev sino con un original de Spira ("Ocean Dance") lleno de ritmo y delicadeza para sacar partido al cuarteto. Una versión de Carla Bley ("Lawns") va llevando el disco hacia un jazz meditativo (Spira está muy expresivo) e impresionista (bellísimo solo de Mirabassi) que evoluciona en ritmo (otro original de Spira llamado "After Rain") para encontrar el clímax en el clásico de Erik Satie "Gymnopédie nº 1", esa pieza que en su tiempo desafió las normas de la música clásica y que aún hoy se interpreta con ese temperamento rompedor... quizás porque sigue sin encajar perfectamente en la clásica ni en el jazz ni en la música ambiental como intentó definirla John Cage, pero es toda una delicia de escuchar y, estoy seguro, de tocar.

Todo este comienzo de danzas e impresionismo es una declaración de intenciones. El cuarteto mira a la música clásica con interés. Y nosotros lo escuchamos con oídos de jazz.


Serguei Prokofiev sigue siendo uno de los compositores de música culta más influyentes. Su ruptura con los cánones, a través de piezas disonantes como sus primeros conciertos a piano, han influido en toda la música posterior. En el jazz es un nombre más raro pero el saxofonista soprano Stepháne Spira le rinde un homenaje en la segunda parte de este álbum con una reinterpretación de su Concierto para violín nº 1, en una suite de tres movimientos que explora las posibilidades de este concierto a través de la estética del jazz.

De estos tres movimientos, "Improkofiev" es quizás el tema que mejor cataliza estas ideas a través de los patrones rítmicos del jazz. Este tema en concreto funciona como un quinteto de hardbop, ya que se suma el fliscornista Yoann Loustalot, con el que el saxo de Spira encuentra las armonías precisas para llegar a este sonido calmado pero lleno de alma. Los otros dos movimientos también son reinvenciones más que versiones. "NY Dream" y "No Strings Attached" retoman pasajes de Prokofiev aquí y allá, jugando con las armonías y con los ritmos, pero respetando la delicada estructura del concierto original, que comienza de una manera frágil y etérea y termina de la misma manera.

Algo más que un curioso experimento. Si no conocen a Prokofiev, no se quedarán sin entender ni sentir el disco pero si lo han estudiado, disfrutarán sin que para ello el cuarteto haya tenido que declarar la guerra a la musicalidad.


Esta es una versión a dúo (obligados por el confinamiento) de "Lawns":


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* Web: www.spirajazz.com

BIG BACH

BILL CUNLIFFE, BACHanalia (Metre Records , 2017)

Para mi pesar, hace poco pude constatar que esa xenofobia que los músicos (en general) muestran hacia los músicos de jazz (en particular) a veces es correspondida. Escuchar a un profesional del jazz ridiculizar la necesidad de escribir la música o el hecho de tocar una partitura tal como la escribió el compositor me puso los pelos de punta. La relación entre jazz y música clásica (o como quieran ustedes llamarla) nunca ha sido fácil, pero hay ocasiones en que una ha bebido de la otra y ambas han convivido en gloriosas rapsodias inspiradas en la música negra o en swingueantes versiones de músicos de otros siglos o en lo que se dio en llamar La Tercera Vía. Extrapolando fenómenos estéticos, casi podríamos decir que el jazz es el barroco de las músicas populares.

En su nuevo disco, titulado BACHanalia, Bill Cunliffe, compositor, pianista y arreglista ganador del Grammy, nos propone un ejercicio de  tolerancia musical, de amplitud de miras, con unos arreglos muy jazzísticos. El jazz es una música multicultural, sobra decirlo. El disco contiene ocho composiciones. dos de Bach, una de Prokofiev y otra de Manuel de Falla ("El sombrero de tres picos"). Hace 60 años que Gunter Schuller, con su álbum Music for Brass, acuñó el término Third Stream (Tercera Vía) para referirse a la fusión de jazz y música clásica. Hace 7, Bill Cunliffe compuso un concierto para trompeta y orquesta que llamó Fourth Stream... La Banda (BCM+D Records, 2010), en el que ya experimentaba con esta hibridación entre los elementos del jazz y de la música orquestal más clásica. 


Pero Cunliffe, que comenzó su carrera como pianista y arreglista de la big band de Buddy Rich y ha trabajado con gente como Frank Sinatra, Joe Henderson, Freddie Hubbard, Benny Golson James Moody, es un músico de jazz: no mezcla sino que traduce. Utiliza los elementos de estos compositores (especialmente el contrapunto y los ritmos) para trasladarlos a la estética del jazz. 
Bach has always had that pulse. The Russian stuff - Shostakovich, Prokofiev - always feels like bebop to me. (Bill Cunliffe)
El disco tiene momentos muy brillantes en los arreglos, absolutamente entretenidos y lleno de detalles. Es uno de esos discos en los que uno encuentra nuevos momentos en cada escucha. Tiene una big band en la que sobresalen invitados tan interesantes como el baterista Joe La Barbera, el trompetista Terell Strafford, el saxofonista Bob Sheppard y la vocalista Denise Donatelli, cuyos scats convierten la música de Bach ("Sleepers Wake" o, lo que es lo mismo, la "Cantata BWV 140") en una delicia de jazz suave con aires caribeños. El diálogo de la voz sin palabras con los metales es brillante, como su intervención en el "Solfegietto", que convierte este clásico de Bach en un rítmico y divertido ejercicio vocal que parece escrito expresamente para un combo de jazz con vocalista femenina. "El sombrero de tres picos" es un arreglo que explora todas las posibilidades rítmicas del tema de Falla, con una interesante percusión que mezcla ritmos tribales con palmas flamencas y resulta de lo más jazzístico, y cuyos metales recuerdan armónicamente a las suites de inspiración africana de Ellington en algunos momentos.

Hay muchas más sorpresas en el álbum, escritas con mucho sentido de lo que es el jazz clásico, inlcuso algún momento atonal en las "Variaciones Golberg" (aquí "Goldberg Contraption") y, para rematar el disco, un clásico de Cole Porter ("I Got You Under My Skin"). Una bacanal musical que no decepcionará a ningún aficionado al jazz y que, quizás, haga algún fichaje entre las filas de los aficionados a la música de cámara.  

Las "Variaciones Goldberg" según Bill Cunliffe:



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* Web oficial: www.billcunliffe.com

BAUTIZAO CON MANZANILLA

PACO RIVAS, Bautizao con manzanilla (Youkali, 2010)

Para los profanos, diré que la manzanilla es un vino blanco con denominación de origen regulada que se hace en Andalucía. A los interesados les recomendaría ir a buscarla en Sanlúcar de Barrameda. El "bautizado" del título es Paco Rivas, guitarrista ecléctico, productor y profesor. Desde que apareciera en los 80 en Jazz entre amigos de TVE con su Paco Rivas Quartet, ha tocado todos los estilos y, como suele ocurrir con los músicos de calidad y (seguramente) sin padrino, ha trabajado a la sombra de muchos otros músicos (Tomatito, Jorge Pardo, Niño Josele) y ha participado en formaciones de soul y de funk (Acoustic Soul Trio, Insolito Club).

De todo esto resulta un músico que no encaja en ninguna etiqueta. En su anterior disco, Grooves (Youkali Music, 2005) experimentaba a partir del blues y del funk con sus propias melodías. En su disco más reciente, Bautizao con manzanilla (2010) se atreve a jazzear con lo más hondo del espíritu hispano, con la copla y con Manuel de Falla. Ahí es ná.

Lo hace en formato de trío, con Antonio Miguel al contrabajo, Noah Shaye a la batería y bajo la producción de Thomas Schindowski, reclamando algo que aún no existe en España: standards propios. Si los músicos de jazz norteamericanos son capaces de tomar melodías y canciones de películas, algo que han hecho desde los años 30, hizo Miles Davis con la canción de Cenicienta o hacen casi todos los músicos actuales con los temas de The Beatles, ¿por qué no iban a buscar sus propias oportunidades los músicos españoles? 

Es cierto que carecemos de musicales autóctonos (salvo las zarzuelas) y que no tenemos canciones capaces de sobrevivir al paso de las décadas y convertirse en standards. ¿O sí las tenemos? La copla, un género musical propio y por el cual parecen no pasar los años, podría considerarse el único género capaz de crear standards. Hay canciones de copla que se siguen cantando después de cincuenta años ("A tu vera", "Tengo miedo", "Ojos verdes"). Paco Rivas se atreve a improvisar con este material.

Y con dos pelotas. Se atreve además a coger por los cuernos incluso temas de música clásica (o culta o sinfónica o como quieran ustedes llamarla) sin pararse a pensar en qué dirán los académicos o los puristas e improvisa sobre estas bases, etiquetando temas folkloristas, de copla, cultos, como temas de jazz susceptibles de improvisación y de ser versionados. Para ello, ahonda en las composiciones de Falla, de Albéniz y de  Granados con ese espíritu del jazz que proclama que no todo está escrito, que una obra de arte funciona siempre hacia adelante, o hacia adentro, o hacia afuera; en movimiento, en resumidas cuentas, como una obra viva. Como Miles Davis, reinterpreta el "Concierto de Aranjuez", pero también "La canción del fuego fatuo" de Falla y "Asturias" de Albéniz.

Esta es, más o menos bien entendida, la nueva visión que la guitarra de Paco Rivas aporta a unos clásicos que llevan toda la vida ahí, como si hubieran estado esperando que alguien, por alguna puerta lateral, los introdujera en el mundo del jazz. El resultado es brillante, seductor y con la suficiente profundidad para soportar muchas escuchas sin desvelar nunca del todo su verdadero fondo.

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* Más música en www.pacorivas.com o en Myspace: www.myspace.com/pacorivas