TREZZ, Venga que sí (Errabal Jazz, 2023)
Agrada recibir una propuesta musical que habla por sí misma, jazz natural, sin artificios. No es que despreciemos a los arriesgados y a quienes se atreven con experimentos y nuevas fusiones, pero encontrar un disco a trío, con músicos interesados en revitalizar el jazz desde dentro, sin salirse de las fronteras, es fantástico. Los tres instrumentistas son Luismi Segurado (piano), Dario Guibert (contrabajo) y Mikel Urretagoiena (batería), un trío madrileño-salmantino-ordiziarra que retoma la tradición del trío de piano buscando nuevas perspectivas, incluyendo influencias ajenas al jazz, pero siempre volcando toda la inspiración en un sonido conocido del que el aficionado nunca se cansa porque siempre trae consigo historias nuevas.
Estos tres músicos, formados en Musikene, llevan una década tocando juntos, algo que se nota en su compenetración y en la forma en que interactúan. El colchón rítmico es perfecto, fiel, mientras que ese otro instrumento rítmico pero también armónico que es el piano derrocha notas, fraseos, síncopas. En realidad, los tres derrochan inventiva a lo largo de los ocho temas del álbum, temas compuestos por los tres músicos con ventaja para Segurado, que ha escrito la mitad de ellos.
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Pero yo me quedaría con "Ballad For Me", una extraordinaria balada compuesta por Urretagoiena, donde las líneas melódicas del piano dialogan con el contrabajo en un ejercicio excitante e íntimo que alcanza un nivel bellísimo, mientras que la percusión es sutil, perfecta. Tiene su continuación en la etérea intro de "Luz", que dura menos de un minuto y que viene acreditada como tema independiente. Porque en la estimulante "Luz" se perciben otras influencias, más rockeras en su estructura pero sin abandonar el jazz. Pero no solo del piano se alimenta la música de Trezz. Son sobresalientes los solos del contrabajo, adueñándose más de una vez de la melodía, y también la confortable base rítmica que bajo y batería despliegan, llena de recodos, cambios de ritmo, vitalidad, originalidad...
En resumen, un trío de piano que vale la pena escuchar, con un interplay fabuloso, improvisación fresca, natural, de esa que da la experiencia, jazz que suena a Ahmad Jamal y también a The Bad Plus, jazz moderno para todos los oídos.
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