El regreso del bajista acústico
Después de vivir a la sombra (o al lado) de artistas como McCoy Tyner, Sting o Diana Krall, y tras protagonizar una serie de trabajos eléctricos, culminados con un triple CD en directo (Live at Tonic), el bajista Christian McBride vuelve como líder con un disco acústico que supone una vuelta de tuerca hacia sus orígenes.
En Kind of Brown (Mack Avenue, 2009) viene acompañado por su banda Inside Straight, un quinteto compuesto por el saxo alto Steve Wilson (Dave Holland Quintet, Chick Corea’s Origin), el vibrafonista Warren Wolf (qué músico más impresionante), el pianista Eric Scott Reed (Wynton Marsalis) y el baterista Carl Allen, una formación puramente hard bop. Los temas son de Christian McBride, aunque incluye un tema de Freddie Hubbard: Theme for Kareem.
El título es un juego de palabras entre Kind of blue (evidente) y el también colorido apellido del mentor de McBride, Ray Brown. También sirve para marcar una meta. El disco es una vuelta a los orígenes del bajista, y se agradece ese esfuerzo de McBride de volver a su origen acústico. El sonido del quinteto es tan compacto, tan rítmicamente irrefutable que uno tiene por momentos la impresión de estar escuchando un disco de finales de los 50 o principios de los 60, fuente de la que ha bebido a pesar de comenzar su carrera en los 90... Unos apuntes de soul jazz redondean el embrujo. ¿Estará naciendo una nueva corriente de hard bop?
Lo quiero resaltar ningún tema en especial porque el resultado del álbum es compacto y desmerecería el resto. Sólo añadiré que oyendo este disco uno se olvida de que, en un quinteto con saxo, el saxo suele ser el protagonista. Aquí la estrella es la sección rítmica. McBride y el baterista Carl Allen son el colchón rítmico ideal, inagotable, que fluye sin fisuras con un sonido perfecto y por momentos virtuoso. Reed al piano y Wolf al vibráfono son mágicos, indecentemente sincopados y subyugantes, el tipo de músicos con el que uno se queda después de haber oído todos los temas, como si el resto no hubiera tocado después de todo. Pero no es así. Este es uno de esos discos que están hechos como nos gustan: incluyendo en las melodías muchos huecos para la improvisación, y es aquí donde brilla más el quinteto, en las genialidades interpretativas, en la capacidad para improvisar sin salirse del grupo. Rainbow wheel es un buen ejemplo de esto, pero es en Stick and move, un temazo, exigente pero no pretencioso, donde los músicos se mueven como si estuviesen en una jam y donde cada uno encuentra su momento de gloria.
El efecto del disco es excitante, deja una resaca con ganas de más. Ojalá todos los discos fueran así.
En Kind of Brown (Mack Avenue, 2009) viene acompañado por su banda Inside Straight, un quinteto compuesto por el saxo alto Steve Wilson (Dave Holland Quintet, Chick Corea’s Origin), el vibrafonista Warren Wolf (qué músico más impresionante), el pianista Eric Scott Reed (Wynton Marsalis) y el baterista Carl Allen, una formación puramente hard bop. Los temas son de Christian McBride, aunque incluye un tema de Freddie Hubbard: Theme for Kareem.
El título es un juego de palabras entre Kind of blue (evidente) y el también colorido apellido del mentor de McBride, Ray Brown. También sirve para marcar una meta. El disco es una vuelta a los orígenes del bajista, y se agradece ese esfuerzo de McBride de volver a su origen acústico. El sonido del quinteto es tan compacto, tan rítmicamente irrefutable que uno tiene por momentos la impresión de estar escuchando un disco de finales de los 50 o principios de los 60, fuente de la que ha bebido a pesar de comenzar su carrera en los 90... Unos apuntes de soul jazz redondean el embrujo. ¿Estará naciendo una nueva corriente de hard bop?
Lo quiero resaltar ningún tema en especial porque el resultado del álbum es compacto y desmerecería el resto. Sólo añadiré que oyendo este disco uno se olvida de que, en un quinteto con saxo, el saxo suele ser el protagonista. Aquí la estrella es la sección rítmica. McBride y el baterista Carl Allen son el colchón rítmico ideal, inagotable, que fluye sin fisuras con un sonido perfecto y por momentos virtuoso. Reed al piano y Wolf al vibráfono son mágicos, indecentemente sincopados y subyugantes, el tipo de músicos con el que uno se queda después de haber oído todos los temas, como si el resto no hubiera tocado después de todo. Pero no es así. Este es uno de esos discos que están hechos como nos gustan: incluyendo en las melodías muchos huecos para la improvisación, y es aquí donde brilla más el quinteto, en las genialidades interpretativas, en la capacidad para improvisar sin salirse del grupo. Rainbow wheel es un buen ejemplo de esto, pero es en Stick and move, un temazo, exigente pero no pretencioso, donde los músicos se mueven como si estuviesen en una jam y donde cada uno encuentra su momento de gloria.
El efecto del disco es excitante, deja una resaca con ganas de más. Ojalá todos los discos fueran así.
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Foto de Ron Hudson: Christian McBride tocando con Ray Brown.
Christian McBride en wikipedia.