Antes de escucharlo, quiero destacar la portada, esa puerta que hay que abrir antes de llegar a lo esencial. Con fotografía del siempre original Rafa Pasadas y diseño de Rocío Alén, un tándem que está marcando un estilo propio en este arte que es las portadas de jazz, el álbum se nos plantea con una incógnita, con esa inquietante portada. El diseño sugiere una época en el que el jazz era más imaginativo y sin complejos.
En el interior, mucha música y una visión del trío muy evansiana (es decir, un trío donde todos encuentran espacio más que suficiente para improvisar y expresarse). Un ejemplo muy nítido sería "Smoke Bag", donde el contrabajo asume un peso brutal en la melodía y en el desarrollo del tema. Escuchen el tema. Queda clara la generosidad de Marcos Pin como compositor (que firma aquí como Malcolm Stilton, como en otros trabajos). También hay temas compuestos por Cañada y por González en el álbum, pero en todos, sin excepción, encontramos esa filosofía de trío sin clasismos, con espacio y protagonismo para todos.
En cuanto al estilo, el trío de Marcos Pin navega dentro de las fronteras del hardbop con un placer evidente. El sonido es crudo, nada edulcorado, muy directo. Como solista, Pin juega con todos sus recursos, tanto en el ritmo como en las líneas melódicas, con un amplio repertorio de acordes, solos... alternando single lines con acordes, pasándose a la segunda línea cuando es necesario (esa versatilidad útil que convierte a menudo a los guitarristas en algo más que obreros, en héroes de la clase obrera). Desde el comienzo ("Santiago") muy bop en los punteos, con un diálogo constante con el contrabajo y un trabajo brutal del baterista, hasta el poderoso final ("On the Edge"), que comienza con un frenético walking bass que más que caminar corre, todo el disco está lleno de erudición y ganas de llenar cada tema de momentos, esos momentos que descubrimos con cada nueva escucha y que convierten al jazz en algo más que música.
También hay baladas en el disco, momentos más distendidos donde la expresividad del trío se concentra en menos notas pero ofrece más intensidad, más cromatismos. En temas más lentos, que no se podrían llamar baladas (como "Ivy"), Pin afronta el desafío de expresarse sin fuegos artificiales, con ese riesgo del vacío en las baladas de guitarra. "I'm Free" es un tema en el que la guitarra parece cantar una simple canción que se complica con tonos de blues y repentinas progresiones que buscan intensidad sin romper el tempo cadencioso y casi agónico; un tema especulativo y cambiante que merece muchas escuchas. "Waltz 4" es otra cosa. Con una intrigante intro de Cañada con el arco, que luego vuelve en un puente al final, nos introduce en un tempo medio en apariencia clásico pero donde la guitarra asume un liderazgo que no es más que un largo y expresivo solo.
Solo soy un aficionado disfrutando. Si hay algún músico en la sala, que lo explique mejor, por favor.
* Web: www.marcospin.com