Begin Again (Palmetto Records, 2019)
Acostumbrados a su trío y a sus deliciosos álbumes a piano solo, Fred Hersch nos sorprende este año con un álbum grabado con orquesta. Begin Again no sólo es un álbum atípico en su discografía (ya fue una excepción su Pocket Orchestra, aunque lejana en intenciones) sino que, además, el setlist es un repaso "orquestado" a toda su carrera. Vince Mendoza ha hecho los arreglos y dirige la renombrada WDR Big Band. Sí, la misma que giró hace años con Maceo Parker y pasó por España.
El disco fue grabado en Colonia entre los días 28 de enero y 4 de febrero de 2019. A Vince Mendoza lo habíamos escuchado al frente de la WDR Big Band en Jazzpaña (ACT, 1993), aquel experimento de origen alemán sobre el jazz de origen español donde aparecían Michael Brecker, Al di Meola, Carles Benavent, Peter Erskine... Tiene 6 Grammys en su haber.
Mendoza consigue que, sin perder el intimismo de sus composiciones más líricas, la WDR Big Band acompañe a Hersch de una manera emocionalmente poderosa en temas como en "Out Someplace (Blues for Matthew Shepard)", donde la conjunción pianista-orquesta alcanza conmovedores niveles dramáticos. Algunos de estos temas cruzan la línea de la Third Stream (como "Pastorale", que aparecía en Solo de 2015), saltando a un lado y a otro de la línea como en un juego, jazz y barroquismos alternándose en la erudición de dos maestros como Hersch y Mendoza sin perder la poesía del original. Otros temas como "Havana" (que escuchábamos en Alive at the Vanguard, Palmetto Records, 2012), mantienen su esencia pero muestran enfoques divergentes; en este caso, haciendo convivir en la partitura el toque cubano con arreglos muy modernos y una intensidad contenida que no explota hasta el solo de saxo (Paul Heller en su tenor).
Catorce veces nominado a los Grammy, sobran las presentaciones. El peso y la versatilidad de Fred Hersch queda de nuevo patente en este disco pero, si algo tiene de particular la grabación, es el hecho de que Hersch comparta protagonismo con otros 16 músicos. Esto no era aplicable a su trío porque el trío de piano en jazz funciona como un solo instrumento si los músicos son maestros y el caso lo es: los tríos de Hersch son máquinas perfectas, relojes suizos como emoción (hablamos de Hébert y McPherson como podríamos hablar de Gress y Rainey...) y en la orquesta todo funciona de otra manera. Bien compenetrados, sí, pero con muchos protagonistas. Destacaré al trompetista Ruud Breuls por su lírica fluidez en "Rain Waltz", en contraste con la saxofonista Karolina Strassmayer, quien, en oposición, da a este tema un toque muy clásico en su solo, amparados ambos en el poder de los tutti, donde los vientos nos recuerdan tiempos donde el jazz era más potente... y popular.
Y esta es una de las cosas que más me gusta del diseño del disco y tengo que anotarlo (y reivindicarlo): en los créditos se pueden leer los nombres de los músicos que hacen cada solo en cada tema.
Uno de los cortes más excitantes del álbum es "The Big Easy", nombre que, como todo el mundo sabe, es uno de los apelativos de Nueva Orleáns. En este tema (que aparecía en el fabuloso disco a trío Live in Europe del que hablamos en su momento), la orquesta avanza a ritmo de blues con todo tipo de guiños al jazz de los primeros tiempos. Hersch derrocha blues con unos fraseos muy personales que nos traen el blues a la mente sin acabar las frases, haciendo una sublime interpretación del estilo sin caer en el tópico. Bárbaro y delicado a la vez. La WDR, por su parte, suena por momentos a las orquestaciones de Leonard Bernstein. No sé si Mendoza lo ha hecho de manera premeditada pero el resultado es altamente conmovedor, sobre todo por la percusión, los metales, el blues de Hersch en la teclas (ya lo hemos dicho) y los dos solos que coronan el tema: el de trombón a cargo de Ludwig Nuss y el de trompeta por Andy Haderer. Merece la pena escuchar cada pasaje de este "The Big Easy" para valorar que el jazz más tradicional puede ser moderno en las manos adecuadas.
______________________