"Keith Oxman ha aprendido a trabajar con un pie en el presente y otro en el futuro, al tiempo que se inclina fuertemente hacia el futuro", dice Benny Golson. Esta contundente frase del gran tenor de Filadelpia encabeza la nota de prensa que anuncia el nuevo disco de Keith Oxman, un saxofonista que aporta calidad y frescura a un tema que algunos modernos consideran conflictivo: mirar al pasado. Claro que Oxman, como bien dice Golson, no se queda ahí sino que bebe de la tradición para mirar al futuro.
Con este inconformismo musical y la calidez de su manera de frasear, Oxman practica un hardbop elegante, especulativo pero cálido con su cuarteto (Jeff Jenkins al piano, Ken Walker al bajo y Tood Reid a la batería), a los que se une el incombustible David Liebman en los saxos tenor y soprano. Admirador y estudioso, Keith Oxman admite haber repasado, escuchado y transcrito solos de Parker y Coltrane a lo largo de cuatro décadas. De alguna manera (y a otro nivel) hay mucho de Coltrane en las composiciones que Oxman ha grabado en este disco, pero esta inspiración coltraniana no es algo tan banal como unas versiones o unas transcripciones. Tiene que ver más con la inspiración y la personalidad (léase armonías, técnica, fraseo...) y para ello ha contado con una colaboración de lujo en el álbum, la de David Liebman, quien, después de más de 200 discos como líder, últimamente parece hiperactivo y omnipresente, apareciendo en muchas grabaciones que nos llegan. Liebman conoció a Coltrane y fue el punto de partida para dedicarse al jazz. Posteriormente, grabó homenajes personales a Trane como Homage To John Coltrane (Owl Records, 1987), Joy: The Music Of John Coltrane (Import, 2014), o con compañeros de lujo como Joe Lovano: Compassion: The Music Of John Coltrane (Resonance, 2017) o como Wayne Shorter en A Tribute To John Coltrane (Columbia, 1987).
Glimpses es un buen disco. Dejará satisfechos a los aficionados al jazz, aunque Coltrane es Coltrane y los reflejos son sólo eso, reflejos.