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CRÓNICAS DEL FESTIVAL (y III)

Día cuatro

Hoy he pasado. El concierto de esta noche puede que esté bien porque sigo a Vicky Luna desde hace tiempo y me gusta su voz y porque cuando presentaba aquel programa en Canal Sur la oí cantar y podría hacer jazz con solvencia. Sin embargo, el CD que ha grabado con Ismael Sánchez (aparte de una bossa y un par de temas con aires manouche) tiene menos jazz que Sade (que, por cierto, me encanta, aunque admito que me molesta que en las tiendas lo clasifiquen como "jazz") y la cosa podría convertirse en un recital de cancioncitas de las que voy a pasar.

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Día cinco

Parece que hoy va a haber un buen aforo. Fue una pena lo del concierto de Pablo Vázquez Trío, por todos los que se perdieron el soberbio recital de buen jazz. Como viene siendo costumbre, comienza con un cuarto de hora de retraso, pero ¿quién tiene prisa?

Por fin, aparecen Candelaria. Sobre el escenario, la formación es visiblemente distinta de la del disco. Sólo hay cinco músicos. Faltan los dos percusionistas. La ausencia del africano me convence en segundos de que va a sonar distinto al CD. Pero qué energía. Éstos entran a saco, a toda marcha y con un sonido que me gusta. Parece una proyección del pasado, quizás de principios de los 70, por la estética post-hippy y por la fusión jazz / rock / funk / músicas étnicas / electrónica, que suena como aquellos combos previos al violento rupturismo de Miles. Me gusta. Desde el primer tema se aprecia la vocación de demostrar que se puede improvisar cuando se tienen ideas.


Segundo tema. El solo de saxo es bestial. Aunque con un sonido más rockero que jazzístico, este músico es un improvisador nato y (¡joder!) qué cosas es capaz de sacar de su saxo. Jamás había escuchado a nadie hacer esos sonidos. Y sus lamentos son feroces...

Juan Carlos Aracil (así se llama el aparente líder de la formación) usa tres flautas. En algunos temas, me recuerda más a Gwendal que a Herbie Mann y, en cierto momento, demuestra el poder de la síncopa con una energía desbordante que me recuerda a cierto tema de St. Germain (no recuerdo el nombre del músico porque siempre he pensado que Ludovic Navarre usaba samplers...) pero Aracil lo hace de una manera más natural y fluida, más emocional. Juega a dialogar con los demás músicos. El juego de llamada y respuesta es convincente e intenso. También continuo. Parece que Candelaria huye de los temas fáciles. No hay una estructura continua en ninguno de los temas sino que son un derroche cambiante de recursos y exhibicionismo: todos los músicos van a tener a lo largo del concierto más de una ocasión de hacer solos sin el soporte de los compañeros, a pelo. Candelaria está siendo el concierto más sorprendente del festival.

El público no es sólo más numeroso hoy, es más cálido y entendido que el del jueves.

Desde aquí no alcanzo a distinguir si el tenor ha cambiado su instrumento por un soprano curvo. O puede  que se trate de un sopranino. Tenía que haberme sentado más cerca.

Solo de bajo como introducción. Parece casi un tema completo. Otro punto para Candelaria. ¿No hay solo de batería? Lo habrá, pero antes de que llegue ya estaré convencido de que este baterista es un monstruo del jazz-rock. Enlaza perfectamente con la filosofía del teclista, que abusa de los sonidos retros improvisando en el Rhodes como si se tratara de un revival de Return to Forever: lo mejor del concierto junto con el flautista.

Pero el momento más espectacular llega ahora. El saxofonista ha vuelto a sacar el sopranino (?) y sorprende tocando los dos saxos ¡a la vez!, algo que dicen que hacía Roland Kirk pero que jamás había visto en directo.

El bis es espectacular y lo confirmo: Candelaria es el evento más sorprendente del festival. Nada tiene que ver con lo esperado, dado el currículum que la publicidad del festival había hecho correr. Estos ex-miembros de El Bicho hacen un jazz arriesgado, moderno y progresivo. Un aplauso para la organización (KST Música) porque, aunque el festival no ha contratado artistas internacionales ni figuras de renombre, ha traído una visión amplia del jazz actual, músicos con ideas y la esperanza de que un festival de jazz en Huelva es posible. Esperemos que continuará...

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Como en otras ocasiones, aprovechamos la generosidad de los amigos de Youtube que comparten con nosotros sus imágenes para dejar constancia de parte de lo que disfrutamos: